Los tiroteos masivos en los Estados Unidos son uno de los principales problemas que la sociedad experimenta y cuyas raíces son profundas. En los primeros meses del año, varios ataques han sido perpetrados en diferentes Estados. Robert Aaron Long, es el norteamericano que mató a ocho personas en diferentes spas de Atlanta.
Mientras que, varias personas fueron heridas de bala en California, Oregon, Dallas y Filadelphia. Ahora las desafortunadas víctimas son diez, cuyas vidas fueron apagadas en un supermercado en Boulder, Colorado. Esta situación, convertida en una constante, tiene sus orígenes en varios aspectos fundamentales.
En la constitución Norteamericana, que establece en su Enmienda II, del 15 de diciembre de 1791, “el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. Dicha pieza legislativa se remonta a la época en que los EE.UU vivió un periodo de inestabilidad, impulsando a los legisladores a que adoptaran el uso indiscriminado de armas por motivos de “seguridad”.
Esto seguido de la falta de regulaciones federales que puedan restringir las facilidades con la que se pueden comprar armas. Pero también, la ausencia de un sistema de validación de antecedentes o “Background Check”. Este no es más que un proceso de recolección de datos de una persona, para determinar el historial criminal, mental, de uso de sustancias controladas o bajo prescripción médica de que decida comprar armas.
Todo esto para certificar si esta persona puede o no portar un arma. Pero nada de esto podrá ser posible, sin la cultura del lobismo y la fuerte incidencia de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, (NRA), entidad que desde el 1871 ha financiado campanas política de ambos partidos, y cuyo trabajo se basa en bloquear cualquier tipo de iniciativa parlamentaria tendente a regular su fuerte incidencia, imponiendo trabas que impidan la modificación de la Enmienda II.
Sin las regulaciones congresuales necesarias, para que se cree un sistema de verificación de antecedentes, será muy difícil que las estadísticas para reducir la gran cantidad de personas que muere en tiroteos en masa. Para ello, hace falta que ambos partidos Demócrata y Republicano, lleguen a un consenso con esta finalidad. Cosa que es difícil, especialmente bajo las circunstancias actuales; donde la nación experimenta una profunda división y tanto el ex presidente Donald Trump como sus millones de seguidores se oponen a cualquier medida que cree regulaciones a las armas.
Mientras no se endurezcan las medidas, más vidas seguirán en manos de toda persona que, por el motivo que sea, tomará un rifle de asalto y se irá a un lugar donde se concentren las personas y acabará con sus vidas.
Y mientras no se le pongan freno a la NRA, esta organización mantendrá la gran popularidad que tiene, sobre todo en los votantes, por medio de una efectiva capacidad de movilización social, donde está su principal apoyo. Mientras en este país no exista un sistema de validación de antecedentes o background check, como mecanismo preventivo, la oleada de tiroteos no va a desaparecer y las víctimas seguirán en aumento.
Y sin las iniciativas congresuales pertinentes que promuevan medidas legislativas sobre la fabricación, comercialización y venta de armas tampoco. Ojalá que quienes controlan ambas cámaras, ejerzan la presión necesaria, para que conjuntamente con esfuerzos por parte del Ejecutivo esta nación no continúe contando más muertos como consecuencia de los tiroteos en masa.