Al final y comienzo de cada período de tiempo hay una oportunidad para pasar balance y hacer un nuevo plan de organización de vida. Se fue el 2015 y llega el 2016 es tiempo de ser más fructíferos sin dañar a otros. Quiero compartirles mi reflexión correspondiente, titulada “vergüenza nacional” frase que mejor nos define como sociedad frente al resultado negativo del año transcurrido.
Es más que sabido nuestro sufrido atraso institucional, desde el origen mismo de nuestra república en el año 1844, pero, durante ese período, no creo que se haya dado una burla mayor de parte de los políticos y gobernantes, que la actual, por quienes están defecando sobre el pueblo dominicano y cobrándole por ello.
Solo pienso en las reveladoras líneas de nuestro himno nacional, las cuales sin duda alguna están inconclusas y urgentes de cumplirse. Ayer, esclavos de un yugo extranjero (españoles, franceses, haitianos, norteamericanos y otros), hoy, esclavos del yugo de mafias representadas por los políticos y gobernantes.
Invito a deliberar sobre estas líneas que expresa nuestro himno: “Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servil”. También me llama citar a Duarte: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones.” Otra cita del patricio y es en la cual a todos ustedes les toca jugar un papel importante: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria.”
Pueblo dominicano, ¿hasta cuando seguiremos siendo la vergüenza del continente? Hoy por hoy, tenemos las peores cifras en resultados negativos en cuanto a servicios básicos y calidad de vida para la sociedad. Paradójicamente somos la economía que más ha crecido en 60 años y no hemos logrado superar ni tan solo una necesidad básica con calidad, seguimos vergonzosamente aguantando los abusos y burlas de los poderosos que usurpan la soberanía del pueblo que trabaja honestamente.
- Siento vergüenza de que los dominicanos hayan perdido el orgullo patrio y el amor por nuestros patriotas fundadores. Pues cada vez menos se respetan los símbolos patrios, baluartes de nuestra identidad.
- Siento vergüenza de que los haitianos sean una potencia diplomática que viven aplastándonos en la política internacional y en los organismos internacionales.
- Siento vergüenza de que somos el país con peores resultados en la inversión de nuestro presupuesto.
- Siento vergüenza de la poca sensibilidad humana que tienen nuestros gobernantes, descuidando los sectores más vulnerables de la sociedad: enfermos catastróficos, discapacitados, niños, jóvenes, madres solteras y ancianos.
- Siento vergüenza de que somos el país que tiene el corrupto más destacado del mundo y suelto.
- Siento vergüenza de la corrupción pública y privada; del despilfarro, del incumplimiento de las leyes sin consecuencias, porque la justicia no funciona y en un país sin justicia, todo puede suceder.
- Siento vergüenza de que nuestra diáspora representada por más de tres millones de dominicanos que viven en el extranjero y aportan más o menos cuatro mil millones de dólares cada año por envío de remesas, conocedores de calidad de servicios básicos y resultados de buena inversión de los impuestos en esos países avanzados; no hacen nada para rescatar la nación y despertar la conciencia de sus familiares y beneficiarios en República dominicana.
- Siento vergüenza de que somos el país con más víctimas prevenibles por irresponsabilidad médica y de los sectores de la salud.
- Siento vergüenza de que cada año el Estado pierde US$420 millones de dólares por desastres naturales, que también pueden ser prevenibles.
- Siento vergüenza de que somos el país que menos patenta aporta a la ciencia.
- Siento vergüenza de que somos el país con peor evaluación en la educación en todos los niveles; básica, intermedia y universitaria.
- Siento vergüenza de que somos el país donde menos importa exhibir los siete pecados capitales citados por Gandhi: “la riqueza sin trabajo, el placer sin conciencia, el conocimiento sin carácter, el comercio sin moralidad, la ciencia sin humanismo, la religión sin sacrificio y la política sin principios.”
- Siento vergüenza de que somos el país donde menos se valora la meritocracia y la planificación, siendo los reyes de la improvisación y el desorden.
- Siento vergüenza de que somos el país más feliz del continente, pues, con la crisis en todos los servicios básicos, solo siendo sinvergüenza se puede estar feliz. No hay espacio para muchas más vergüenzas por citar.
Los culpables de la desvergüenza e irresponsabilidad dominicana, son evidentes, en primer lugar la mafia morada con sus aliados, le sigue la sumisa e indiferente oposición, las iglesias, los comunicadores e intelectuales sicarios de la palabra, los empresarios y los sectores organizados conscientes de la sociedad. Pues, jamás culparía a un pueblo esclavo, indolente y servil que no merece libertad ni estado democrático de derecho, como bien cita nuestro himno y manda la Constitución. Feliz indignación en este 2016 y recuerden, no hay que esperar elecciones ni cambio de gobierno para exigir nuestros derechos y transparencia ética en la administración pública.