Porque:.. El gran problema no es de colores, es  la ausencia de principios.

Los engaños, los errores y las

Mentiras, son como grandes navíos

Llamativos, cuyos cascos están podridos,

Carcomidos y, quienes se embarcan

En ellos, están condenados al

Naufragio

Buda.-

Los sueños idílicos se desvanecen cuando chocan con la cruel realidad. Hoy, solo somos viles esclavos que nos creemos libres porque los amos nos sueltan de vez en cuando un poco más de las cadenas con las que nos mantienen sometidos a sus caprichos y ambiciones. Y es, que nos hemos politizado de tal manera, que ya es prácticamente imposible emitir una opinión sin que todo se desvíe hacia la política partidista, principalmente. Y como si fuera un fuego alimentado con gasolina, se levantan de inmediato los denuestos y todo tipo de descalificación, por una simple o real tendencia en favor o en contra de un partido político. ¡Qué desgracia! ¿qué peste será la que habrá menguado nuestro bien pensar?

Nos hablan de tolerancia pero, ¿Cuál? Nos inducen a opinar, pero bajo qué criterio, si solo los elegidos son poseedores de la verdad, si solo un grupo enquistado en uno que otro comité son los que “razonan” y tienen el derecho de pregonar lo que en su endemoniada e indelicada cabeza consideran que es lo correcto, mientras todo lo que vaya en contra de eso, son simplemente percepciones erradas. Deberíamos agregar, que para sustentar este proceder, están dispuestos a emplear cualquier método, sin importar su moralidad, sensatez o falta de la misma.

Solo ellos son y sólo ellos serán, es su política, es su accionar, y es que al parecer, Aristóteles, desde aquellos lejanos días predijo lo que hoy sucedería, cuando sentenció que; “La corrupción aborrece del vacío”. ¡Que viva la Cancillería! ¡Que vivan las botellas que defienden las asociaciones de profesionales, como la de los maestros!¡Que viva el comité aquel, por ser protagonista creador y defensor de la gran mayoría de estas “indelicadezas”! Sí, que vivan todas estas desvergüenzas, porque sin lugar a dudas o con pocas, esta y solo esta es su razón de ser! Y es que han demostrado que esta casta se considera por encima del bien y del mal, como escribió Nietzsche. Todo es, si ellos lo dicen, lo demás, lo que piensen o digan  los demás, simplemente, no es.

Quizás sea que estamos ejecutando los decretos del destino o la historia, y estemos en ese mirar hacia el mar encabritado y las olas bravías que  tratan de hundir la frágil balsa, que al no poder hacerlo, se estrellan con fuerzas inauditas contra los arrecifes a sabiendas que será su último acto; ¿serán estas las que nos darán la inspiración para dejar el hastío y la frustración de no poder lograr el ambiente político que nos merecemos y seguir padeciendo el oprobio de los monarcas insensibles que solo velan por sus propios intereses? ¿Quizás?

Sí, es posible que al igual que las olas, y la historia es testigo, llegado el momento, a sabiendas de que verán de cerca la peor opresión por sus justos reclamos, el pueblo prefiera perecer ante las hordas del tirano cruel, a permanecer por más tiempo sumiso y callado frente al hostigamiento físico, moral e institucional que ha sido sometido.

Se clama a los Dioses o para muchos, al único Dios, en busca de que se compadezca del martirio atroz que durante largo tiempo ha padecido pero, su corazón –si es que lo tiene-, se niega a conceder piedad, quedando solo el camino de defenderse por sí mismo. ¿Verde? Quizás sea solo el asomo, la profecía de lo que ha de venir como acción redentora y salvadora de esta desgraciada situación en la cual, supuestamente, más que vivir… ¡Sobrevivimos! Y, sobre todo, no vengan con esa oratoria provecta de conspiraciones o vainas parecidas, porque esto se llama… ¡Hastiados de lo mismo! ¡Sí señor!