Lo cierto es que los acontecimientos que le ocurrieron a Mike Tyson estaban escritos en algunas crónicas periodísticas pero todos esperábamos una profundización de estos eventos.

Es quizás por eso que hoy un biógrafo ha hechado mano de todas estas historias y ha realizado un compendio importante de la vida de un boxeador que hizo época con una fulminante pegada que llevaba al contrario a la paz de la lona en unos pocos segundos. Intentaré en esta nota hablar un poco de Tyson y su approach vital ante una serie de sucesos que vinieron a determinar su complicada existencia.

Puede usted imaginar que la esposa suya lo llame para pedirle el divorcio y en un momento cumbre y desesperado usted le conteste que tiene la poco sublime enfermedad del Sida, lo cual no era cierto? Eso le sucede a Mike Tyson -en una noche cualquiera- lo que demuestra que a veces la realidad copia a la ficción: a veces puede parecer una película de Tarantino o, ciertamente, un cuento de Jack London. Te persigue -en las cuerdas- con sus uppercuts.

Una historia desesperada e hilarante en la vida del boxeador es aquel momento dramático en que se le pierde un maletín que contenía la cantidad de un millón de dólares, -suma nada despreciable-, maletín que fue encontrado luego por uno de sus fieles ayudantes. Otra historia nos narra su agitada vida sexual en la cárcel donde era visitado -como un Casanova posmoderno- por una serie de decididas visitas. Qué habrá hecho Tyson en la cárcel que no sepamos y que debamos saber dado que se trata de un personaje impredecible o, al menos, muy sui generis?

Es duro pensar que estas historias no son falsas. Lo que sí sabemos es que muchas están revestidas de un halo de misterio que solo algunos podrán descifrar. El caso de Tyson, quien reconoce haber estado drogado durante sus mas encumbradas peleas, atiborrado de rabia contra Don King que -según el- le hizo mucho daño (no lo ponga en duda), es un indicador de que algunos personajes viven vidas estrafalarias, dignas de ser llevadas a Hollywood.

Asimismo, entiéndase que el caso de Don King es interesante y requiere no de un libro, sino de varios. Su fortuna -según Forbes- asciende a los 280 millones de dólares, habiendo sido promotor de Muhamed Alí, George Foreman, Larry Holmes, entre muchos otros. Con esta repercusión en la disciplina de los guantes, King vino a establecer nuevas fórmulas en el marketing de los deportes. Sin embargo, no se olvide que el promotor fue -en su momento- hallado culpable de homicidio (dos veces), en una ocasión a un empleado al que golpeó hasta la muerte por deberle dinero. Está claro que se apropiaba del dinero de sus boxeadores como lo demuestran las demandas interpuestas por boxeadores de la talla de Alí, Mike Tyson, Roy Jones Jr, Wilfredo Gómez, Sugar Ray Leonard, George Foreman, Julio César Chávez y Wilfredo Benítez.

Se explica que Don King "creaba para sus boxeadores-estrella una atmósfera de excesos: mujeres, juego, lujo, alcohol, ostentación y demás costumbres poco aptas para un deportista de élite." Alexis Arguello terminó en los suburbios de Managua, sólo y en bancarrota, sumido en una enorme depresión que lo condujo al suicidio en el 2009. En el caso de Julio César Chávez recuerde que este interpuso una demanda acusando a King de hurto de grandes sumas de dinero de las bolsas de sus combates, además de "inducirlo a la noche y los excesos, lo que derivó en una fuerte adicción a la cocaína".

En el caso de Mike Tyson -quien es el protagonista esencial de esta nota- se narra en su biografía la historia en que Brad Pitt estaba con la mujer del boxeador, -Robin Givens-  y este los encontró.  Al ser descubierto, Pitt solo atinaba a decir al duro y fulminante púgil: "no me golpees, no me golpees, no me golpees".

Atengámonos -como lectores de Rosseau- a "las confesiones" del libro: lo cierto es que Tyson (El terror del Garden) quería encontrar a Don King para noquearlo, a tanto llegaba su odio y frustración. Pero no solo a Don King sino a cualquiera -y de ahí su rabia- para que las autoridades lo atraparan y ser encarcelado de nuevo. De retorno en la cárcel, con toda la calma del mundo, podía dar rienda sueltas a sus adicciones, a sus vicios y a sus placeres.

En este submundo del boxeo, adornado de leyendas y luminarias, todo ocurre de manera tan grandilocuente y esperpéntica? Podemos decir que la violencia de Tyson, una violencia peligrosa contenida en los puños de su alma -y a punto de explotar- tendría culpables en los que manejaron su carrera repleta de drogas, contradicciones y dolorosas lecciones?

Pero de Tyson, el ser humano, que hay?

La última noticia suya es un comercial de televisión donde -de manera reinvidicativa y sinceramente amistosa- le devuelve a Evander Hollyfield la oreja destrozada que le arrancó de una mordida en 1997. En el anuncio aparecen otras estrellas como Dennis Rodman y Bret Favre, ex jugador de fútbol de los Greenbay Packers y los Vikings de Minnesota, todo esto legitimado por Foot-Locker y Nike. Ahora el temido boxeador se encuentra en rehabilitación en companía de su mujer Kiki y a sus 47 años parece ser un testimonio de la época y del box.

"Ahora lo único que quiero, y lo quiero desesperadamente, es sentirme bien. Quiero que el dolor cicatrice y voy a hacer todo lo posible por conseguirlo", sostiene el excampeon de los pesos pesados, noqueado por los duros golpes de la fama y de la vida, pero ahora recuperándose y saliendo de las cuerdas.

Asimismo, si queremos acercarnos a la vida del boxeador, ahora en apreciable estabilidad emocional, solo tenemos que comprar vía Amazon, la biografía "Undisputed Truth" donde se narran todas estos dramas de un hombre que, en la cumbre de su fama, llega a la bancarrota después de haber ganado mas de 300 millones de dólares.

El libro ha sido escrito por Larry Sloman y es una crónica pormenorizada de la vida del boxeador con la intención no solo de sacar dinero sino de dejar alguna moraleja. Ha servido para la película de igual nombre dirigida por Spike Lee, con un toque de comedia y producción de Kiki Tyson, Jhon Kilik y James Nederlander en HBO.