Cuando se defiende una verdad, siempre se antepone la visión del que la sostiene, hace del dicho una realidad ante sus ojos y así le interesa presentarla. Por otro lado, cuando se asegura con vehemencia algo en que se cree, se pretende que los demás se adhieran a esa forma de pensamiento. Estos juegos de la mente que se dan en el día a día, bailan con las ilusiones, los miedos, mitos y condicionantes. Esta mezcla de sensaciones hace que nuestro comportamiento muchas veces pueda ser rehén del tan usado concepto de la “percepción”, la cual está fundamentada en las experiencias ajenas (reiteradas) que son interiorizadas por nosotros mismos. No es verdad que la percepción es la realidad, pero es altamente influyente en el accionar de las personas.
En el campo de la acción política pasa exactamente lo mismo, los mensajes y acciones que se envían desde el ejercicio público tienen siempre un receptor que recibe información primaria y la procesa, pero serán las experiencias y visiones contadas por otros, lo que comenzará a crear una “verdad” en su interior. Es el “juego de contrastar” que la propia mente hace, piense en su día a día y así es que actuamos.
Hasta aquí parecería que todo está bien, lo interesante sería poder analizar desde la sociedad como la construcción de un mensaje desde lo público puede impactar en el desenvolvimiento diario y en su propio comportamiento individual. En nuestros países, existen Instituciones clave que pueden ser determinantes en la creación de percepciones que deterioran la calidad de vida. Muchas veces estas entidades, por desconocimiento, lo hacen sin medir las consecuencias y sin el valor de la asertividad. Cuando existen responsabilidades públicas debe primar el sentido del interés general, preservar siempre la tranquilidad y transmitir mensajes que construyan. En política no todo se vale!
Pongamos el caso de la Violencia y todo ese miedo que genera en las familias. Ejemplo: un País donde notablemente los índices de criminalidad han aumentado y en consecuencia la violencia se nota y se manifiesta de diferentes maneras. La población está preocupada y en las encuestas de opinión siempre aparece como una de las tres principales preocupaciones. ¿Como usted piensa que se debe actuar desde lo público?
Todo mundo contestaría: Pues llevando un mensaje de tranquilidad, evitando la exposición indiscriminada de imágenes violentas y el mensaje que se está trabajando desde la responsabilidad estatal para resolver problemas…..Perfecto, ese es el ideal…pero no es así ¿Qué pasa realmente?
A continuación tenemos algunos hechos que nos permiten analizar el por qué del incremento de la percepción negativa, la generación de incertidumbre y miedo en el tema de la Violencia:
1.- La mayoría de los medios de comunicación (imágenes) reproducen violencia y crean la imagen de que las cosas están en extremo mal. Existe una repetición constante, donde el muerto y su sangre son expuestos de tal manera que el imaginario colectivo lo mata cien (100) veces. ¿Qué autoridad pública permitió que estas imágenes fueran tomadas?….Responsabilidad compartida.
2.-El desanimo de la población incrementa cuando los fenómenos de Violencia impactan en su vida. A la par, son testigos que dentro de estas realidades participan activamente las Instituciones que están creadas para hacer todo lo contrario. El mensaje que se envía es que nadie está seguro, que todo puede pasar. Las Instituciones por inercia pierden parte de su credibilidad y esto no es bueno para nadie.
3.- Delitos sin penas: El cáncer de la impunidad está matando lentamente las esperanzas de los/as ciudadanos. Demasiadas faltas sin culpables. El sistema de justicia no funciona, parecería que se premia la inconducta. El mensaje para las nuevas generaciones es: Si haces algo malo, no te pasará nada. En México esta ha sido la plataforma desde donde la Violencia y el crimen han ocupado los espacios públicos que eran propiedad de los mexicanos.
Estos tres factores tienen una raíz común y para nada está en la sociedad como muchos servidores públicos irresponsables argumentan. Si observan tiene un denominador: Ejercicio publico con ausencia de capacidades y falta de consecuencias.
Volvamos al cuestionamiento inicial: ¿Entonces de quién es la responsabilidad primaria sobre la creación de percepciones negativas?
Tendríamos que irnos a la fuente, ver desde donde se sirve esa información que la sociedad procesa a su manera. Lo que si es necesario, es no dejar que la percepción influya tanto en nuestra realidad, solo así podremos crear una verdad, lo mas apegada al concepto de la veracidad. Es difícil si, porque la mente juega, pero no es imposible. Solo es cuestión de repensar las cosas y no actuar siempre por las experiencias ajenas, la percepción entonces será negativa cuando nosotros dejamos que influya de esa manera. Pensar, pensar, es repensar….puede ser una de las claves.