Al dar término a su último gobierno, Leonel Fernández dejó en el tintero una licitación para que el sector privado construyese plantas de electricidad, pero su sucesor, Danilo Medina, le pidió que detuviese ese proyecto pues, como resultado de una reunión con el presidente Lula da Silva de Brasil, sería el Estado quien las construiría, con financiamiento brasileño  y a través de Odebrecht. Con el reciente anuncio de que nuestro Ministerio de Hacienda contrató a una empresa norteamericana para organizar una licitación para que el Estado venda “alrededor” del 50% de las acciones de las Catalinas, se vuelve a la posición anterior de que la generación le toque al sector privado, pero tan solo después de un doloroso viacrucis. Con el escándalo de Odebrecht el financiamiento brasileño y parte del europeo nunca apareció y el Estado dominicano fue el que tuvo que poner el dinero. La obra se atrasó y Odebrecht reclama un sobreprecio que está en litigio internacional.

Es correcto que esas acciones sean vendidas a una empresa internacional. Nuestras experiencias con CORDE, el CEA y las tres distribuidoras de electricidad, con sus enormes pérdidas muestran que el Estado dominicano es un pésimo administrador y que allí ha predominado la corrupción y la influencia política. Pero antes el Estado tendrá que resolver problemas administrativos. Tiene que formar una compañía dueña de las dos Catalinas y traspasar allí toda la inversión realizada en el proyecto. Los estados financieros de esa nueva empresa tienen que ser certificados por auditores internacionales. Hay que determinar quién tendrá el control de su operación pues con un 50% de su capital vendido al sector privado no habría una definición al respecto. Probablemente se aplicarían las fórmulas bajo las cuales AES y Ege Haina administran Itabo y Haina desde 1998, siendo codueños con el Estado. Sería poco atractivo asumir una posición minoritaria en una empresa administrada por “compañeritos” quienes decidirían, por ejemplo, a quién comprarle el carbón. También habría que determinar la fórmula bajo la cual las Catalinas venderían su energía a las Edes. Como felizmente ya no existe el Acuerdo de Madrid, se supone que se aplicará la fórmula de los PPA.

Originalmente se determinó que el Estado nombraría a un administrador técnico de las plantas en lo que se venden las acciones. Eso no se ha hecho. Esas plantas deberían operar durante varios meses para que los potenciales compradores comprueben su capacidad y eficacia. No deben de participar en la licitación empresas que ya son dueñas en el país de plantas de generación.

Una vez vendidas las acciones, el dinero que reciba el Estado no debe de malgastarse en la campaña electoral del 2020, año del tradicional “desguañangue”, sino aplicarse a reducir una deuda externa incurrida para financiar el proyecto.

Las tres distribuidoras llevan años, a pesar de que el presidente Medina en su primer discurso a la nación dijo que lo iba a resolver, incurriendo en pérdidas (al igual que la CDEEE no cuentan con estados financieros auditados) y esas pérdidas son sufragadas por el Ministerio de Hacienda, el cual se atrasa durante meses en otorgar el subsidio a las Edes, lo que hace que las generadoras tengan altas cuentas por cobrar. Los adquirientes de las acciones de las Catalinas insistirán en algún tipo de garantía sobre ese asunto. Aunque los costos de generación del sistema se reducirán una vez operen las Catalinas, mientras el 30% de la generación de ese sistema no se cobre, Hacienda tendrá que mantener el subsidio, a no ser que el Estado permita un aumento en el precio de la luz, algo muy improbable, pues la “justificación” de las plantas estatales fue precisamente que iban a reducir el precio al consumidor. Que se logre reducir ese costo de la luz dependerá mayormente de los precios internacionales de los combustibles y no tanto del cambio hacia carbón.

En retrospectiva, ¿no hubiese sido mucho más lógico dedicar los millones que se han gastado en las Catalinas en lograr que las tres Edes pudiesen cobrar todas sus ventas (en vez del 70% actual) y así contar con un sistema eléctrico saneado, dejando al sector privado la inversión en generación, como va a ocurrir ahora?