Creo que el Ministerio de Cultura no acepta críticas, porque todas las ve como acciones no amistosas. Y tienen razón porque mucha gente como yo, odiamos que administración tras administración se repitan errores como por ejemplo no aceptar críticas y encima que no llamen a quien disienta a un cara a cara para resolver lo que haya que resolver.

Pasa un año y el MiC no puede mostrar algo diferente y diverso a lo que hacían los anteriores incumbentes. No hay reciclaje. No hay respeto por quien aporta a la nación, se le ve como alguien a quien hay con bloquear. De entrada hacen con quienes estamos afuera, sin cargos, nos hacen lo mismo que les hacían a ellos. Tengo testimonios.

No hay por tanto ninguna transparencia, no la hubo en el año del “país cultural” que acaba de pasar. No la hay porque en mi caso nunca me han dado respuestas a nuestras propuestas, como tengo testimonio documental. Por el contrario, uno lleva propuestas y se las apropian, luego las hacen y luego irrespetan a los artistas con actitudes vergonzosas.

Pongo un caso. Yo llevé una propuesta para un festival de cortos en torno a la feria del libro, fui recibido y nuestra propuesta se le dio entrada. Luego se hizo un festival de cortos. Hubo participación aceptable, pero lo fuerte es que a la hora en que terminé este artículo, ninguno de los jóvenes ganadores ha recibido sus respectivos premios, van 3 meses y 10 días que esperan.

La transparencia, la eficacia del gobierno, pasa primero por el lado de disponer personas idóneas en los cargos públicos, honorables, decorosos, respetuosos de la gente.

Mi recomendación es que se rompa el esquema y se creen consejos de la cultura y que cada acción sea ventilada todos los días del año, que se hable todo y que se resuelva todo diariamente.

Que haya atención ciudadana y seguimiento de una industria que mueve en el país sobre los 800 millones de dólares anuales.