La cita latina verba volant scripta manent que en castellano generalmente se traduce como lo escrito, escrito está y a las palabras se las lleva el viento, tiene además la connotación de que jamás debemos confiar en lo expresado de manera verbal siendo la mejor garantía de verosimilitud lo que aparece recogido por escrito en cualquier tipo de publicación. Lo confiable no es lo oral sino lo literal.
Ahora bien, una cosa es que lo textual corrobore un argumento, un alegato y otra bien distinta es que lo indicado en un documento sea cierto o irrefutable, y quienes con frecuencia deben revisar libros o publicaciones diversas saben la perplejidad que nos asalta ante autores acreditados que sobre un mismo tema sostienen opiniones diferentes, así como también tener que rebatir personas que defienden sus posicionamientos esgrimiendo testimonios escritos.
Recientemente un colega me afirmaba a rajatabla que el denominado árbol o palmera del viajero – Ravenala madascagariensis – la cual es muy común en los jardines de muchas casas dominicanas pertenecía a la familia de las Musáceas – que incluye al plátano, guineo, rulo etc. – y como prueba de su aserción me mostró un diccionario Pequeño Larousse ilustrado que en verdad confirmaba su observación ( en la edición 2002 está en la pag.98, y la del 2011 en la pag.99).
Como profesional de la Agronomía sabía que esta africana y ornamental especie vegetal, a pesar de su apariencia externa no era ni una palmera ni tampoco una Musácea pues su familia botánica correcta es la STRELITZIACEAE, la misma que comprende la llamada Ave del Paraíso. Le expresé que estaba equivocado al igual que el Diccionario en cuestión, debiendo presentarle una enciclopedia especializada para su final convencimiento. Lo textual tiene un gran poder de persuasión.
Antes y luego de mi reactivación como profesor de Fisiología Vegetal después de 22 años de jubilación y como parte de la información básica que deben recibir los estudiantes de las carreras de Agronomía y Biología, siempre les pregunto la razón por lo cual todos los años la fecha del Viernes Santo cambia, es movible, y por lo general ignoran la misma procediendo entonces a explicarles esa mutabilidad de interés tanto agrícola como pecuario.
Les indico que son los denominados cómputos eclesiásticos los que justifican esas variaciones ya que los mismos establecen lo siguiente: luego del equinoccio de la Primavera, o sea el 21 de marzo, debemos ubicar en un calendario el día de la próxima luna llena pues el domingo subsiguiente a ese día es matemáticamente el Domingo de Resurrección y por lo tanto el viernes anterior a este será Viernes Santo.
Les instruyo además señalándoles que 60 días justos después del Domingo de Resurrección será jueves y que el mismo es siempre Jueves Corpus – feriado en el país –fechas religiosas con escasa trascendencia mística en los laicos terrenos de la Universidad estatal, pero que el estudiantado toma en consideración para sus vacaciones, largos fines de semana y en ocasiones para organizar el período de exámenes o los cursos de verano.
Grande fue mi sorpresa cuando a finales del pasado mes de marzo los estudiantes de Biología, tomando por alegación o bandera de lucha para desmentir mi explicación concerniente a la movilidad del Viernes Santo, se presentaron a clases con un calendario de INDUBAN correspondiente al año en curso donde se indicaba que la próxima luna llena después del 21 de marzo era el 7 de abril (todos los lectores pueden atestiguarlo si lo desean).
Ellos con mucha razón y basándose en lo advertido por los cómputos eclesiásticos me expresaron, que por ser el día 7 luna llena, el domingo 9 de abril sería el Domingo de Resurrección y por ende el 7 sería Viernes Santo. En oposición a éstas predicciones y contra todo pronóstico, en este 2017 el Domingo de Resurrección fue el día 16 de Abril y por consiguiente el viernes retropróximo es decir el día 14 fue el Viernes Santo.
Ante su impugnación y evidencia calendarial quedé convertido en una estatua de piedra, no creía lo que veía en el calendario al ser esta una publicación tradicional consultada a menudo por la población dominicana para bautizar a sus hijos, recordar fiestas de guardar, preparar siembras y podar árboles entre otras utilidades. En un principio pensé estar equivocado debiendo en consecuencia revisar de nuevo los cálculos estatuídos por los referidos cómputos que representaban el soporte de mis aseveraciones.
Desde luego éstos seguían invariables, inmutables, recurriendo entonces a dos fuentes que podrían arrojarme luz al respecto: una fue la versión 2017 del legendario Almanaque Bristol con 138 años de antigüedad, y la otra la “Guía del cielo 2017” editada en España por PROCIVEL, S. L. adquirida en enero del año en curso al retornar de mis vacaciones navideñas en Madrid y Canarias. Ambas publicaciones hicieron que mi tranquilidad espiritual y mi respetabilidad como profesor se sintieran aliviadas.
Tanto en uno como en la otra y desmintiendo lo enunciado por el calendario de INDUBAN, la fecha de la próxima luna llena después del equinoccio primaveral del 2017 es el martes día 11 de abril – no el 7 como augura el referido calendario – y naturalmente, según los cómputos, el Domingo de Resurrección será el 16 de abril y el Viernes Santo el 14 como en efecto sabemos todos los que disfrutaron de las llamadas ahora vacaciones primaverales.
Les facilité las dos publicaciones a los alumnos de Biología quienes al leerlas no solamente retomaron su confianza en las enseñanzas de su profesor de Fisiología Vegetal, sino que a partir de ese momento pusieron en entredicho las indicaciones astronómicas, el santoral y hasta las relativas a las festividades religiosas contenidas en el calendario que en toda la geografía nacional ha sustituido al otrora impreso por la Compañía Anónima Tabacalera de grata recordación para los oriundos de Santiago.
Al reparar esa inexactitud intenté en varias oportunidades comunicarme por teléfono con el Departamento que en Industrias Banilejas tiene por misión la distribución de sus calendarios resultando imposible hablar con un responsable. Llamé entonces a Impresos Industriales del Caribe compañía encargada de su edición donde alguien muy amable me advirtió que ellos nada tenían que ver ni con el arte ni los datos astronómicos del mismo, los cuales eran de la incumbencia de la publicitaria contratada por INDUBAN.
Con la que está cayendo sobre la caficultura dominicana – problema de la roya, abandono de los cafetales, la broca, bajos precios en los mercados internacionales, importación del grano para satisfacer la demanda local etc. – es muy difícil que los ejecutivos o técnicos de esta empresa le concedan importancia a un señalamiento sin ninguna incidencia en los hábitos de consumo de la población, ni tampoco en los lineamientos estratégicos de sus intercambios comerciales.
Sí queremos destacar, que de acuerdo al calendario de esta industria cafetalera la luna llena del próximo mes de junio es el lunes día 5 pero según Bristol y “Guía del cielo 2017” es el viernes día 9. Este dato puede parecer intrascendente pero reviste no poco interés para los pescadores de mar – el día de luna llena debido a la gran claridad la captura de peces disminuye – y para médicos y curanderos al saber que en esta fase lunar las heridas sangran más siendo muy arriesgadas las cirugías.