Vandalismo, de acuerdo al significado del concepto, se refiere a una acción destructiva particularmente de la propiedad pública; vándalos eran hordas bárbaras que a su paso en la antigua territoriedad de lo que hoy es Europa, terminaron apoderándose y formando nuevos pueblos y sembrando su cultura. Entre esos vándalos o bárbaros en su condición de extraño a los territorios ocupados (de donde se derivó extranjero), se identifican los godos, visigodos, sajones, galos, iberos, celtas y así Europa fue invadida por estos primeros habitantes. Se quedaron y construyeron aldeas, culturas y finalmente ciudades y normas de convivencias. Europa fue en principio barbara, vale decir vándala, y así comenzó la historia.

Fueron los griegos que diferenciaron con su obvio talento en inteligencia sistemática los que tildaron a los pueblos extraños a su cultura, por no hablar su lengua griega o el latín, considerandolos " bárbaros" por aquellos hablar una lengua extraña a su manera culta de comunicación. Un empresario ha usado la palabra vándalo para denostar, coincidiendo con las autoridades políticas oficiales, a los promotores del Paro por 24 horas en 14 provincias del Cibao.

Fue una protesta por el alza de los combustibles y la carencia de diálogo por parte del Gobierno con el sector transporte; la misma fue de un éxito rotundo, pues paralizo todas las actividades comerciales y de transporte público, como una real manifestación de rechazo a medidas impopulares ejecutadas por el Gobierno. Ninguna protesta social o política se hace con fines vandálicos, asumen ese calificativo los que temerosos de no poder contener sus consecuencias sociales y que las mismas se les pueda ir de las manos al Gobierno y conspire contra status quo y el control de sus vitales intereses.

El vándalismo prospera como reacción de los pueblos cuando se desconocen sus derechos indispensables, cuando se suprime la equidad social a sectores que claman por justicia para todos. Cuando esas condiciones vitales se niegan a los grupos, entonces viene la reacción violenta y más si los empujan reprimiendo con gases y tiros donde hay muertos y heridos, tal como nos presentan los videos frecuentemente ante reclamos pacíficos de la población; la policía actual tiene que modernizarse, equiparse, usar herramientas y técnicas de orden y sometimiento a violadores de la ley, pero no usarse como gendarme político, nos estamos acostumbrando a enfrentar a bombazos toda manifestación públicra aunque sea de mujeres pacíficas. Es una locura, que en vez de frenar la resistencia a males sociales, estimula a la desobediencia.

Antaño eran comunistas los protestantes, ayer terroristas y hoy vándalos; vaya a ver usted quién es más vándalo, señor empresario, si los que resentidos y anulados de toda oportunidad: las masas pobres y llena de miseria, o los que en su alto status social castigan a los trabajadores formales e informales, empleados o desempleados con míseros sueldos de menos de seis mil pesos mensuales, y que les niegan el derecho a una atención médica de calidad y sin entrega de medicamentos en el sistema de Seguridad Social.

Más aún, les regatean en el Código de Trabajo el derecho a preaviso y los tres meses de licencias a las parturientas. Así como también, son más vándalos, los que reciben las infraestructuras públicas para su administración privada y la obtención de sus beneficios, presupuestos de construcción sacados de nuestros impuestos.

Ni mencionar las exoneraciones en combustibles, maquinarias y vehículos en sector turístico, minero e industrial. El vandalismo anda por doquier, pero tiene marca mayor en el poderoso. Las dictaduras emergen y se consolidan donde ciertos empresarios abusan de su egoísmo y dan las espaldas a los problemas sociales de la gente y se despachan con discursos que parecen más políticos, que de gente inversionista.