Hace unos días, los altos jerarcas de la Iglesia Católica del país, salieron juntos en un foto de los diarios con sus sotanas negras, birretes y fajas rojas, solidarizándose con el género femenino y apoyándolo en sus luchas reivindicativas, su dignidad y esas cosas tan lindas que se dicen en estos casos Es curioso que este acto de respaldo a las mujeres, cuando estos santos señores las marginan prohibiéndoles ser sacerdotisas, obispas o papisas, el uso de preservativos, y el derecho a abortar. Tremendo ejercicio de hipocresía religiosa, que por cierto, no es el único de esa extendida confesión.
Oderbrecht está dispuesta a pagar el doble de lo que sobornó, unos 184 millones de dólares, para expiar sus culpas y, si se puede, seguir haciendo obras por el territorio nacional, como si no hubiera pasado nada de nada. El daño económico -sin contar las posibles sobrevaluaciones de sus infraestructuras- no es nada comparado con el daño moral hecho a la inmensa mayoría de los ciudadanos que ya tenemos la percepción, por demás real, de un gobierno con una larga trayectoria de alta corrupción, y de unos funcionarios, incluido el Presidente, que parecen querer lavarse las manos a lo Pilatos.
Esta mala fama ahora esparcida por muchas otros países, dañando aún más nuestra débil imagen en el exterior. La dignidad, como dice el anuncio de una tarjeta de crédito, no tiene precio. A Oderbrecht deberían expulsarla de manera vergonzosa como lo hacen con los malos policías, degradándola y deshonrándola frente a todos, pues se lo merece, y si la dejan seguir trabajando aquí tenemos que recordar el sabio dicho campesino: ¨Perro huevero, aunque le quemen el hocico… y con tantos ejemplares de esta clase que tenemos en la política criolla…
La ¨Marcha Verde¨ contra la corrupción ha sido todo un éxito, millares de personas vestidas de color hierba del campo mostraron públicamente su repudio a la cogicoa nacional, un cáncer que no nos deja desarrollarnos, y que representa un pésimo ejemplo y una inversión de los valores sociales del dominicano, que aún y a pesar de todos los ejemplos negativos, son muchos. Esperemos que el éxito traspase a los responsables de combatirla, especialmente los funcionarios designados para esos fines que lucen una inoperancia total a favor de la impunidad, y los jueces responsables de los tan dudosos ¨no ha lugar¨ o ¨no ha suficiencia de pruebas¨ frente a casos más que certerpos de robos o sobornos al erario público . Estos y aquellos deberían haber encabezado la manifestación arrastrando cadenas y azotándose las espaldas como los penitentes en Semana Santa para purgar sus pecados
Tantas vainas juntas, sin duda, son una gran vaina.