La República Dominicana se ha destacado en el mundo por el manejo adecuado de la pandemia y el exitoso proceso de Vacunacion, llevado de manera ágil y ordenada. La cantidad de infectados, la letalidad y el número de vacunados, se encuentran todos dentro de índices y parámetros que se ponen de ejemplo a nivel internacional. Un gran logro del gobierno.
Por esa razón, el sorpresivo anunció de la Vicepresidenta Raquel Peña, de que se pondría una tercera dosis de una vacuna diferente a las que ya hubieran completado el proceso de Vacunacion, dejó a la gente patidifusa. La verdad es que el mencionado aviso, lo consideramos apresurado, improcedente y carente de base científica; ya que en el momento que se produjo, no existía en ningún sitio resultados de estudios que avalaran lo dicho por la Lic Peña. Situación que se mantiene igual al día de hoy y que las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud, en un comunicado hecho público recientemente ratifica, aconsejando a las autoridades esperar el resultado de los estudios y continuar vacunando a la población hasta que se complete el número requerido.
A pesar de todo esto, el gobierno insiste en su propósito de inocular una tercera dosis, aunque aclara que ésto será voluntario; parece que seremos el primer país en hacerlo sin tener aún evidencias científicas sobre su conveniencia y sin haber terminado de vacunar a su población. Esa urgencia sólo puede indicar, que ellos saben algo que la ciudadanía no conoce y no lo quieren revelar.
Mientras tanto, lo único que se ha logrado con la controversia es: inquietar a la población, hacer dudar aún más a los renuentes a vacunarse, poner a pensar a los ya vacunados que lo que le pusieron no sirve y provocar un avispero en las redes sociales. Para comunicar algo de esa importancia, es necesario tener claro la estrategia a utilizar midiendo repercusiones y consecuencias; parece que en este caso eso no se hizo.
Otro asunto que tiene entre manos el gobierno, es el de las frecuentes intervenciones del ex Presidente Hipólito Mejía, destacado miembro del PRM, y líder de una facción que en este momento tiene una alta cuota del poder. Este opina sobre casi todo y critica duramente a funcionarios de la actual administración, poniendo en una situación difícil al Presidente de la República, con comentarios inoportunos y fuera de lugar. Alguien dijo que los ex Presidentes son como los jarrones chinos, "grandes, valiosos e incómodos, pues nadie sabe dónde ponerlos". Don Hipólito se está pareciendo mucho a uno de estos jarrones.
Entiendo que los expresidentes, más aún cuando pertenecen al partido que ejerce el poder, deben comportarse con discreción y mesura, manejando los asuntos de Estado a nivel presidencial y no con declaraciones públicas controversiales que en nada ayudan al que se supone sea también su gobierno. El afán de protagonismo, sobre todo de alguien que ha tratado de volver a la Presidencia más de una vez, nada positivo aporta y puede dar lugar a malas interpretaciones.