El parón en la entrega de vacunas a la UE ha propiciado el estallido de un escándalo mundial. Pfizer, primero, Astra-Zeneca después, han retrasado la entrega de las vacunas a las que se han comprometido, causando con ello graves perjuicios a los planes de vacunación en casi todos los Estados miembros de la Unión Europea e indirectamente a casi todos los del mundo.
Pfizer anunció que necesitaba introducir cambios en su proceso de producción en su fábrica de Bélgica para poder aumentar la producción de vacunas. Astra-Zeneca, que recibió unos 300 millones para investigar la vacuna, ahora señala que no puede entregar las vacunas previstas en los plazos estipulados. La Comisión de la UE negocia a "cara de perro" con los abogados de la empresa, la obligación contractual de la entrega de los millones de vacunas previstos.
Ante la falta de transparencia de los contratos firmados para la opinión pública europea y mundial, cunde la sospecha de que el motivo principal tiene que ver con el afán de lucro, con la maximización de las ganancias para los propietarios y accionistas de la compañía farmacéutica.
El precio pactado con la UE por vacuna es más bajo, mucho más, que el que ha pagado Israel ( el país con un mayor porcentaje de población vacunado), los EE.UU., y otros países árabes exportadores de petróleo. Se trata a todas luces de sacar ganancias y ese es el principio ´que los mueve. Claro ellos no son ni han sido nunca sociedades filantrópicas.
Esa es la lección que se puede sacar de este hecho, no por sabida debe dejar de repetirse siempre. Repetir los principios esenciales, ahí reside el éxito doctrinal demostrado pluri secularmente por la Iglesia Católica. Lo que mueve a producir, a investigar, a invertir, en este sistema capitalista y más aún en su modalidad actual de "capitalismo puro", es el lucro. Y ellos no van a desaprovechar la ocasión de "forrarse", de dar un pelotazo, de triplicar beneficios, si les es posible.
Por tanto, vacunas sí, pero al mejor postor. Poco importa lo que diga el Papa Francisco, haya explicado Karl Marx en su insuperable análisis del modo de producción capitalista o dicte el sentido humanitario más elemental.
El Primer Ministro del Reino Unido, Ben Johnson, ha declarado que no permitirá que de la fábrica radicada en su territorio salgan vacunas para la UE, supongo que hasta que no se cubran las necesidades de su mercado interno, es decir, que tengan vacunas suficientes para vacunar a más del 70% de la población que crearía la inmunidad de rebaño, que él siempre propugnó, se vacunaran o no. Recordémoslo.
Si la UE, la tercera o segunda potencia económica del globo terrestre, junto con China y USA, no se muestra capaz de doblarle el brazo a los Laboratorios Astra-Zeneca y no logra que Pfizer, cumpla con sus compromisos de suplir de vacunas en la cantidad y tiempo previsto, se habrá demostrado al mundo lo que nos espera en adelante con la soberanía total del mundo por los grupos capitalistas monopolistas, imponiendo sus intereses a los Estados, inclusive a los más ricos y los más poderosos.
Tendremos cada vez más de lo mismo, más aún, de lo que estamos contemplando ya: desigualdad creciente, concentración de la riqueza en cada vez menos personas y falta absoluta de escrúpulos. La moral del "show me the money" y lo demás son pamplinas. Un mundo regido por la moral y las reglas de juego de los canallas y los delincuentes.
Lo bueno de esto-hay que sacar siempre lecciones de los acontecimientos para orientar las luchas sociales y diría éticas-, es que a través de las grandes empresas farmacéuticas, el capitalismo neoliberal ha hablado duro y fuerte y ha mostrado su faz, su rostro sin antifaces, sin mascarillas. Sin palabrerías "humanista", de "defensa de libertades" y “cosmopolitismo” abstractos.
La esencia de la escuela austríaca de economía de los Hayek y de los Friedman y comparsas, está a la vista de todo el que tenga ojos para ver y oídos para escuchar: ganar dinero rápido, aumentar los beneficios, es lo único verdaderamente importante. Sí para ello tienen que perecer los más débiles, los más pobres, eso forma parte de las leyes de la "naturaleza y de la sociedad". ¡El que no pueda vivir que se muera! "Greed is good!" ¡La codicia es buena!
La salida sólo puede venir porque se dicte, al menos por la UE, el fin del derecho exclusivo de propiedad de la fórmula de la vacuna y que su producción sea libre. De esa manera laboratorios de la India, de los Estados Miembros de la UE, de América Latina e incluso de África, que tengan capacidad de producirla, puedan hacerlo y así se salvarán millones de vidas.
Ante la disyuntiva de derecho absoluto a la propiedad de las fórmulas para explotarlas solo teniendo en cuenta el lucro desmedido (porque la rentabilidad y el beneficio está ya más que asegurado para los laboratorios), o, abolición específica de ese derecho para las vacunas del Covid-19, debe imponerse el derecho a la vida, sobre el lucro capitalista.
Si el capitalismo quiere imponer su barbarie, la única salida es la defensa del interés de la colectividad, de la Humanidad, sobre el derecho al saqueo capitalista y al genocidio de millones de personas de todo el mundo, sin distinción de clase social, de religiones, de color de la piel, de género y de nacionalidades.