Amable lector, la burka es una prenda de vestir femenina y musulmán basada en el casco del cuidador de abejas pero cuyo uso no es evitar que la cara de la mujer sea picada por bichos, sino que sea tocada por el sol, por la luna, por la brisa, por la lluvia, y percibida por una que otra mirada masculina. Algún veldugo del Islam, tal vez mal dotado, más celoso que un policía dominicano borracho, basado en alguna interpretación bárbara de alguna barbaridad balbuceada por algún bárbaro barbú aburrío alguna noche bárbara en algún desierto bárbaro, decidió que la mujer debe ser escondida todo el tiempo, sin importar si es bella o fea.

Juampi Andrade

Si la mujer es bella, claro, esa freca, caminando con eso sojazos abiertos, pestañeando, además, con esas pestañas tan largas, provocando hasta a los chivos. ¿Ustedes han visto lo sojazos de la conejita de Bambi? El conejito los confundió con pétalos y, claro, adiós odisea con Bambi, en la que también andaba un mofeta. "Oh", se preguntó el conejito estrenando el sarcasmo, "¿me quedo con esta maminejita, entre estas gardenias, o sigo caminando sin GPS en este monte con Bambi y con este mofeta?, el que, por cierto, tiene muchos malos hábitos, eructa, ronca, y se tira peos verdes".

Si la mujer es fea, seguro que además tiene bigote.

Permítame ahora, amable lector, una pequeña digresión bachatera. Cuando mi cerebro caribeño (acostumbrado a ver a las mujeres con burka solo en National Geographic y Discovery Channel, es decir, como seres de otro planeta) empezó (gracias a tener contactos aquí en NY con ellas en carne y hueso) a asociar a las mujeres que usan burkas con el amor de pareja, inmediatamente me hizo soñar la breve historia, estribillo de bachata incluido, del hombre que busca al amor de su vida, que no ha visto, pero que sí en la noche unánime, cuando los corazones estaban entreteniendo a junio, parados bajo la luna de ámbar, ella usaba una burka única en su clase:

Ando bucando una burka
No me digan que ta pa Aganitán
Ando bucando una burka
Ni en Siria, Bagdá o Irán
Ando bucando una burka
Tampoco que te pa Haití
Ando bucando una burka
Por favor dime que ta pa Queen…

La primera vez que pensé en meterme a musulmán fue después de salir la primera vez con mi mujer, oficialmente prometidos, ya firmado el acuerdo de borrar nuestro Tinder, agradeciéndole, mudamente, su discreto celestinaje. Todos los hombres, y una rubia igualita a Chloë Sevigny, le giraron. Y ella, esa freca, decía frecuras como, "No, I don’t want your number. No, I am engaged", queriendo decir seguramente lo contrario. Camino a Grand Central le expresé mi interés de… buscar la felicidad total del espíritu y del cuerpo… que solo es encontrada cuando uno… se une a alguna institución dirigida por hombres mal dotados, abstemios, celosos y austeros: El Islam.

—¿Los musulmanes pueden comer chicharrón?— me preguntó en Inglés, Dios mío, esa freca.

Como estoy seguro que ella no va a querer ponerse la burka por moda (no la puedo obligar, además de ser el 2015 como confirmó Trudeau, ella es muchísimo más alta que yo) y comprendiendo en los huesos húmeros, en la tibia y el peroné que no es verdad que este que está aquí se va a meter a clases de karate (una vez fui a una clase gratis de Tae Kwon Do que impartía un judoka en el liceo de Bonao y en la primera sombra que hicimos ese abusador me dio un yaguazo en la rodilla izquierda que todavía al sol de hoy no me permite tener sexo parao porque me da mucha cañera) para poder enfrentar a los hombres propasaos, mejor me metí a walmart.com y encargué una Uzi, llega en dos semanas.

Llegué a esta decisión el domingo en la tarde, mi mujer y yo íbamos caminando muy quitaditos de bulla por Dyckman, yo le iba traduciendo Dos Gardenias Para Ti with them I want to say I want you I adore you my life, ella me abrazó, me cargó un chin para poder darme un besito en la boca, y uno de tres dominicanos que estaban palomeando en la esquina, sin ninguna consideración hacia nuestro inolvidable momento romántico, voceó: "MIERDA MUJERÓN, ¿TA CRIANDO A ESE NIÑO?"