Siempre me ha llamado la atención que el pensamiento predominante de mucha gente con relación al uso de las áreas protegidas y de parques nacionales, es la no utilización de las mismas, y mientras más interés muestran hacia los temas de medio ambiente, más radical se torna ese pensamiento. Al igual,  piensan que mientras menor es la intervención del hombre en la naturaleza, es mejor, y que ella misma tiene mecanismos para reparar y restaurar los daños sufridos por la propia naturaleza, aunque sea a muy largo plazo.

En la actualidad esto no es cierto del todo. La ciencia y tecnología han avanzado y a través de técnicas y manejos especializados de estas áreas se pueden restaurar en muy corto plazo, y así continuar siendo el socio ecosistema de los seres humanos y mantener el desarrollo sostenible.

Se ha demostrado que la biodiversidad de especies constituye la base para procesos de restauración ecológica en áreas degradadas. Con el objetivo de determinar las especies de árboles y arbustos potenciales para esta restauración se desarrolla un estudio que abarca el inventario de estos en la flora de las áreas interesadas. La metodología seguida parte de la caracterización de la flora a través de una exhaustiva búsqueda bibliográfica, para lo cual los datos deben ser agrupados y procesados a través de consultas y estudios.

De estas investigaciones se ha detereminado que normalmente, como resultado más relevante, se presenta la alta biodiversidad de las áreas que incluyen  plantas endémicas y su tolerancia a la acidez de los suelos y la baja fertilidad, y aquellas con características de poder invasor medio y alto.  Se determinó que de las especies estudiadas deben proponerse las plantas con potencialidades para la restauración ecológica en las áreas de estudio y fomentar su cuidado y protección. Este fomento y cuidado debe hacerlo el hombre.

En paises desarrollados, y no tan desarrollados, se permite el uso de áreas protegidas bajo normas y especificaciones que deben ser cumplidas.  Se diseñan estrategias de conservación y restauración, así como de supervisión y consecuencias, que disminuyen los riesgos de daños a estas áreas, y si los hubiere, la implementación de estas políticas claras permite su reparación.

Hemos querido seleccionar a Perú y Costa Rica como ejemplos, aunque también tenemos al Salvador con el manejo de  Islas Galápagos, ya que tienen áreas protegidas importantes de uso directo e indirecto, que comprenden a los Parques Nacionales, los Santuarios Nacionales y los Santuarios Históricos, donde están permitidas la investigación científica, así como las actividades turísticas, educativas y culturales.

Las áreas naturales protegidas (ANP) en el Perú de uso directo comprenden a las Reservas Nacionales y Paisajísticas, los Bosques de Protección, los Refugios de Vida Silvestre, las Reservas Comunales y a los Cotos de Caza. Estas ANP deben garantizar la protección de la biodiversidad y, además, permitir alternativas de desarrollo sostenible y sustentable que se traduzca en mejoras de la calidad de vida de las poblaciones locales.  Estas ANP fomentan el aprovechamiento de los recursos naturales, prioritariamente por las poblaciones locales, bajo los lineamientos de un plan de manejo.

En Costa Rica, que es similar a nosotros, exiten parques nacionales donde tienen hoteles y otras facilidades turísticas importantes. Además de la recreación, sirven para el estudio y observación científico-cultural. Igualmente en Estados Unidos vemos el caso del Parque Yellowstone, altamente conocido por ser área protegida, sin embargo puede ser visitado, igualmente con hoteles y estacionamientos para casas móviles hasta con instalaciones proveedores de energía eléctrica para estos vehículos. En otras palabras, las áreas protegidas son atractivos turísticos muy bien aprovechables.

El Parque Nacional Manuel Antonio, en Costa Rica, es un área de conservación natural localizada en la costa pacífica central. Fue seleccionado  en 2011 entre la lista de los 12 parques más bellos del mundo.  Fue establecido el 15 de noviembre de 1972 con una extensión de 1,983 ha en la parte terrestre y 55,000 ha en la parte marina, dedicados a la conservación, investigación y turismo ecológico. Este parque cuenta con uno de los paisajes más impresionantes de Costa Rica y del mundo, cuenta con varias ensenadas con múltiples playas de arenas blancas y exuberantes follajes en medio de grandes montañas y bosques que llegan hasta las playas, se encuentra en la zona de vida bosque húmedo tropical. Tiene una gran biodiversidad terrestre y marina con maravillosos arrecifes coralinos.

Por su excelente clima y belleza escénica es visitado por una gran cantidad de turismo nacional e internacional, para lo cual está en la actualidad desarrollando una infraestructura adecuada, con énfasis en la armonía con la naturaleza, de calidad pero sintonizada con ésta para reducir el impacto visual y bajo estrictas normas de protección ambiental.

En las cercanías del Parque, zona de amortiguamiento, abunda todo tipo de comercio con facilidades a todo nivel para el turismo, incluyendo comida típica regional e internacional, así como hospedaje para todos los gustos y condiciones económicas .

Como puede verse, en Costa Rica también existe la combinación de áreas protegidas con desarrollo sostenible del turismo ecológico, así como la educación ambiental, histórica y cultural.

Desde mi punto de vista es algo sencillo. En nuestro país no existe un plan de manejo de las áreas protegidas como en Perú, Costa Rica o Estados Unidos, de uso indirecto y uso directo. Y si existe este plan, es el  secreto  mejor guardado del mundo, que yo sepa nadie lo conoce.

Proponemos que el Parque Nacional Cotubanamá ( Parque Nacional del Este ) sea el conejillo de indias de estos avances científicos y tecnológicos. Que se convierta en el laboratorio para tomar nuestras propias experiencias y trasladarlas a Bahía de las Aguilas y otras áreas en desarrollo.

Proponemos que se conforme un Patronato integrado por Medio Ambiente, Turismo, Sector Privado ( propietarios ) y los Municipios de Bayahibe y Boca de Yuma, el cual sea el responsable del diseño de un plan de ordenamiento territorial que permita el desarrollo de las costas para fines turísticos, creando un programa de conservación y restauración de flora, fauna y arrecifes, así como políticas definidas para las visitas a los sitios de interés histórico-cultural. Que las áreas para el desarrollo turístico puedan ser ampliadas para la construcción de nuevas habitaciones, y los recursos naturales puedan ser explotados para beneficio de estas comunidades y del país. Que copiemos este modelo de Costa Rica que ha sido muy exitoso, y el Parque tenga un manejo científico con las nuevas tecnologías que ahora existen.

Podemos asegurar que utilizando las áreas protegidas con un manejo científico, el Parque estará en mejores condiciones y será de mucho más provecho de que hasta ahora ha sido.

Estamos convencidos que el país ha madurado lo suficiente para aceptar este modelo de desarrollo sin perjuicio de los ecosistemas. Usemos las áreas protegidas, que será un buen ejemplo de hacer lo que nunca se ha hecho.