La región es el espacio supranacional de articulación de las personas a través de la producción y el intercambio comercial. Desde el punto de vista de la regionalización, el ordenamiento territorial aporta sustancialmente a la organización espacial del territorio y a la mejora del sistema de plani­ficación nacional.

La tradición dominicana ha fijado socialmente una división del país en tres grandes regiones naturales: Cibao o Norte, Este y Sur. A esta se añade la capital de la República como territorio independiente de estas tres regiones, a pesar de ubicarse al Sur. Esta división es la que cuenta en el imaginario social, aunque administrativamente el país ha sido subdividido en varias regiones. Esta subdivisión se ha caracterizado por la existencia de una gran dispersión, de manera que cada ministerio de la Administración Pública Central ha contado con una organización territorial diferente.

La desconcentración administrativa ha sido caótica y no direccionada desde una autoridad superior. Cada ministerio asumió de manera “autóno­ma” un modelo de división regional en correspondencia con sus posibilida­des operativas. En el cuadro de más abajo se pueden observar las disparidades existentes en número de regiones entre el Ministerio de Educación (MINERED), el Instituto Nacional de Recursos hidráulicos (INDRHI), Ministerio de Estado de Salud y Asistencia Social, el Ministerio de Estado de Agricultura (SEA), el Ministerio de Obras Públicas, Ministerio de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales Deportes. Además de las distorsiones indicadas en el cuadro, hay diferencias pronunciadas en los esquemas de regionalización de la Suprema Corte de Justicia, el Instituto Nacional de Agua y Alcantarillado (INAPA), el Institu­to Agrario Dominicano (IAD), el Ministerio de Defensa, Etc.

En el año 2004 hubo un intento de revertir estos esquemas, mediante la promulgación del Decreto 710-04. El Decreto estable­ció la división del país en 10 regiones. Esta es la división regional que está vigente en la actualidad, pero no ha sido asumida por la totalidad de las instituciones públicas. Para que todas las entidades del Estado operen bajo un mismo esquema desde el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD), con participación de diversos sectores públicos y sociales se ha redactado un proyecto de ley denominado de Regiones Únicas de Planificación, con el cual se establecerían las estructuras instituciona­les, los esquemas de gestión administrativa y el mandato de coordinación entre los niveles regionales, provinciales y municipales, para facilitar el esfuerzo conjunto de las agencias del gobierno central, los gobiernos locales, los grupos económicos, la sociedad civil y la ciudadanía en sentido general. En el proyecto de ley, que está en comisión bicameral del Congreso Nacional, la regionalización incorpora cinco regiones: Cibao Noroeste, Cibao Nordeste, Cibao Suroeste, Sur Central y Este.Estos esquemas de regionalización provocan serias limitaciones para poner a operar de modo racional el Sistema Nacional de Planificación e Inversión Pública y la coordinación interinstitucional que es clave para superar disparidades territoriales. También, crean condiciones que afectan de modo directo el alcance de objetivos y resultados a corto-mediano plazo y la eficiencia administrativa en el manejo de los fondos públicos, lo cual dificulta la gobernabilidad democrática para la puesta en marcha de los instrumentos de participación en los diseños de las políticas públicas a través de los consejos de desarrollo en sus diferentes escalas: regional, provincial y municipal. Con este menú de regiones se afectan considerablemente los sistemas de seguimiento a productos, resultados e indicadores. Sobre todo, la sistematización colectiva de los entregables por parte de los diferentes ministerios, porque la capilaridad del conjunto está ausente. Es un esquema de autonomías ministeriales que no produce cohesión.

El proyecto de ley apunta a racionalizar la planificación nacional, muy importante para mejor ordenar la producción agropecuaria y el fomento del equilibrio del medio ambiente, la cultura, la salud, la educación, el empleo, el empoderamiento económico, las capacidades humanas, darle impulso a los centros de mayor desarrollo económico y las ciudades y municipios periféricos.  Aun con la heterogeneidad que podría haber entre las diferentes provin­cias que conforman las actuales regiones habría que utilizar, hipotéticamen­te, porque hay que estudiar a más profundidad, las siguientes situaciones que estarían presentes en República Dominicana:

  • Un centro económicamente fuerte con periferias con potencialidad económica, son los casos de Santiago, Distrito Nacional y provincia Santo Domingo. Muchas potencialidades se observan en Puerto Plata, San Francisco, La Vega, San Cristóbal, Etc.
  • Un centro económicamente fuerte con casos de periferias con fortale­zas y con periferias con pocas oportunidades de desarrollo económico, es la situación de la ciudad de La Romana, San Pedro e Higüey, con fortalezas y sus periferias con indicadores de pobreza muy alto.
  • Un centro con potencial económico con periferias con potencialidad económica; como Mao, San Juan de la Maguana, Etc.
  • Un centro económicamente débil con periferias económicamente débi­les. Fundamentalmente las provincias fronterizas.

Hay que aprender de las experiencias de regionalización en América Latina. El análisis comparativo nos lleva a concluir que en República Dominicana hay una macro regionalización o mega regionalización. En estudio realizado en el año 2012, el autor de este artículo encontró que comparativamente República Domi­nicana es de los países en el mundo que más regiones tiene por Km2. Los países más grandes del planeta tierra son Rusia, Canadá y China. El primero tiene 11 regiones, el segundo 4 y el tercero también 4 regiones autónomas. El único país en el hemisferio americano que tiene más regiones que República Dominicana es Chile, el cual cuenta con 16. Chile es el país más largo y más estrecho del mundo, y sus autoridades regionales se eligen por el voto popular.

República Dominicana cuenta con 4,844.20 Km2 por región. Por su lado, Brasil registra 1,691,302 Km2 por región, Cuba cuantifica 36,953.33 Km2 y Guatemala un total de 13,611.25 Km2. En el cuadro No. 2 se pueden observar otros países con muchas diferencias demográficas y geográficas con relación a República Dominicana, pero también hay otros de América Latina con algunas similitudes. Los países que más se aproximan al número de regiones en relación con República Dominicana (con 48,670 Km2) son Argentina y Venezuela, cada una con 9 regiones. No obstante, Argentina tiene un tamaño de más de 3.7 millones de Km2 y Venezuela más de 900 mil Km2. República Dominicana es el país de América Latina que menos cantidad de Km2 por regiones tiene (4,867). Brasil tiene un promedio de 1,691,302Km2 por región. El Salvador es el país que más se acerca a República Dominica con un total de 5,260 Km2, y solo tiene 3 regiones. Si el Congreso Nacional aprueba la Ley de Regiones Únicas de Planificación, como ha sido presentada con 5 regiones, la relación Km2 por regiones pasaría a 9,734 Km2, únicamente por encima de El Salvador.

Un esquema de regionalización que aporta a la eficiencia y eficacia del desarrollo debe asegurar la concentración de capacidades económicas, sociales e institucionales en una proporción de centros económicos que sirvan de motor inspirador para el desarrollo de la periferia. Cuando se estructuran geográficamente 10 regiones en 48,442 Km2, como es el caso dominicano, es probable que haya una dispersión de esas capacidades y para alcanzar los objetivos del impulso de los centros económicos de re­ferencia territorial se necesitaría un lapso mucho mayor que cuando la estructuración se hace con menos estructuras administrativas o regiones. El objetivo de la descentralización económica o desconcentración admi­nistrativa estaría afectado por la atomización.

A la luz de lo anterior es recomendable acelerar el conocimiento y aprobación de la ley de Regiones Únicas de Planificación. Cuando se plantea el concepto Únicas, es para que todo el tejido público se articule administrativamente y que varios centros urbanos y periferias económicas sean motores del desarrollo de sí mismo y de las escalas territoriales inferiores. En este contexto hay que llevar el municipio a la parti­cipación de las decisiones económicas de la región y de esta a las decisiones económicas globales. Este esquema integraría el desarrollo local como resul­tado de oportunidades globales. Esto significaría actuar localmente y pensar globalmente, o actuar y pensar globalmente.

Si hay desarrollo regional hay desarrollo local. El desarrollo local es re­sultado del desarrollo regional y no al revés. Pero esto es factible cuando el municipio, la localidad o los micro-territorios son parte de la división social y económica de la región, de lo contrario se estaría produciendo un centra­lismo económico o traslado del modelo centralista del Gran Santo Domingo, que es donde está el asiento del jefe del Poder Ejecutivo.

En el 2004 de regionalizó por decreto. En 17 años no ha sido posible poner a operar un sistema único de regionalización. El tiempo de espera de una Ley de Regiones Únicas de Planificación es más que suficiente. Los legisladores y legisladores tienen en sus manos la decisión de romper con las distorsiones de la planificación del desarrollo territorial de las regiones. Con la aprobación gana el Congreso, gana la planificación de la Administración Central, ganan los sectores productivos, gana la sociedad civil y ganan los ciudadanos y ciudadanas.