Cada día miles de policías son víctimas de abusos, maltratos físicos y sicológicos, pero esta situación le preocupa a muy pocos. Lo más grave es que los jefes victimarios nunca han sido castigados por abusadores del poder y violadores de derechos. Cada año un promedio de 200 policías mueren en el desempeño de su labor, colocándose en el servicio público de mayor riesgo y el peor pagado del país y de América Latina.
Recientemente se han puesto de moda las denuncias a través de las redes sociales y siempre resulta ser doble víctima el denunciante abusado, pues lo botan y humillan sin justicia ni protección alguna. Situación que deja claro la falta de una instancia que proteja y defienda la dignidad y derechos de los policías; así como, un sistema de justicia justo y eficiente.
Este espacio o función le corresponde llenarlo a un sindicato de policías dominicanos, como lo tienen la mayoría de policías del mundo; conociendo la importancia del mismo, se ha convenido el nacimiento del Movimiento Pro Dignidad y Derechos de los Policías, Activos y Retirados, futura Asociación de Policías Dominicanos, APODOM, que también incluirá a militares, bomberos y guardianes privados o vigilantes.
Ahora se da otro caso muy paradójico e inexplicable: Cancelan Sargento Abel María Brisita Cepin PN, por firmar el Libro Verde, lo que validamos como, un acto cívico-patriótico y muestra de transparencia ética, y, rechazo a la corrupción y la impunidad. Corrupción e impunidad son los principales obstáculos al desarrollo integral y sano del Estado dominicano.
Esta cancelación es una medida injusta e inconstitucional, que manda un mensaje muy oscuro y preocupante a todo los policías y a la sociedad en general: Evidentemente los directivos de la policía en la cabeza de su Director General, y de la misma manera se puede entender que los jefes de estos, el presidente y su gabinete que lo protegen y permiten, están del lado de la corrupción y la impunidad. Si este Sindicato o Asociación de Policías estuviese constituido, habríamos evitado esta arbitrariedad y abuso de poder en perjuicio del ex Sargento Brisita, y en solidaridad, todos los policía firmaríamos el libro, bueno aún están a tiempo.
Este caso del ex Sargento Brisita Cepin, hizo nacer la idea coincidente junto a un policía del que debo guardarlo en anonimato, de un Libro Gris Pro Dignidad y Derechos para los Policías, y comenzar en solidaridad, defendiendo la injusticia al Sargento Brisita Cepin.
Varios abogados: Melvin Velázquez Then, Odalis Ferreras, Rigoberto Rosario, Jorge de Js Rumaldo, John Garrido, entre otros expertos en derecho policial y constitucional presentaran un amparo a favor del Ex Sargento Brisita Cepin, tomando en cuenta las violaciones del debido proceso y otros derechos consagrados en la Constitución, Código Procesal, Ley 590-16 que aún no tiene un reglamento disciplinario, entre otras leyes y acuerdos internacionales.
La encuesta Gallup-Hoy muestra este mes de febrero que la delincuencia es el principal problema de la República Dominicana, de igual manera Latinobarómetro certifica que durante el año 2016, la inseguridad fue la mayor preocupación en los habitantes de 18 países medidos en los que se incluye el Estado Dominicano.
La seguridad es un derecho insatisfecho y el tema central en esto momentos para la sociedad dominicana. Está claro que la seguridad es la primera demanda de todos los que habitan en el país, siendo así, entonces, todos los esfuerzo de los diferentes sectores de la sociedad, de los poderes del Estado y la mayoría de recursos del país y la atención de ellos debe estar enfocada sin titubeo ni engaños a satisfacer este derecho insatisfecho, garantizarle seguridad para la población en general.
Queda más que claro que si queremos logar esa seguridad tan anhelada, debemos con urgencia valorar en su justa dimensión a los policías, que son el recurso más importante para gestionar y satisfacer el apremiante derecho de vivir con seguridad y paz. Los esfuerzos que erróneamente se han hecho, y que de seguir en esa línea, es pérdida de tiempo, si no nos enfocamos en el recurso humano, en el policía, tampoco esperemos resultado a este tan peligroso problema que desvela la violencia en todas sus manifestaciones.
Tenemos 15 años en los medios de comunicación expresando la importancia de la seguridad para garantizar la paz y un ambiente de tranquilidad en el país, entendiendo que cada día nuestra sociedad vive con más miedo. Y, una sociedad insegura, una sociedad atemorizada no puede concentrarse en los estudios y se deteriora la salud. Sin salud ni paz, es imposible desarrollar una población, después del derecho a la vida, a la alimentación y a una vivienda, la seguridad es el derecho más importante y los policías son los responsables de salvaguardar la vida y todos los demás derechos, que lamentablemente son negados por las autoridades responsables y quienes dirigen los diferentes poderes del Estado dominicano.
Son indiferente la mayoría de las autoridades, de los medios de comunicación y porque no, la misma sociedad, somos muy pocos los que consideramos seres humanos a los policías y somos aún menos, los que estamos consiente de que los policías son los servidores públicos que trabajan con mayor riesgo, pero paradójicamente por el contrario las autoridades, la población y muy especialmente los medios de comunicación viven crucificando cual Pilato a Jesucristo a la institución policial y a todos los policías, cuando algunos comenten hechos contrario a la ley y a su esencia de salvaguardar la vida y propiedades de la sociedad dominicana, pagan justos por pecadores.
Para nada ocultaremos las manzanas podridas que hay dentro de la institución y mucho menos los defendemos, pero el enfoque institucional debe colocarse en las cosas positivas y en los hombres de bien de la institución, cuando comencemos a valorar en su justa dimensión, primero la importación de la institución policial para garantizar la paz y libre ejercicio de derechos y libertades de todos los habitantes de la República Dominicana y de igual manera, que el recurso humano o el policía es el activo más importante para lograr la seguridad pública, entonces, solo entonces, las cosas comenzaran a cambiar.
Quien tiene una empresa y maltrata sus recursos humanos difícilmente progresará y no tendrá estándares de calidad en el producto que de ella salga. Es lo mismo para la seguridad pública. La seguridad pública recae sobre los hombres y mujeres que la componen la Policía Nacional, si esos policías están hambrientos, maltratados, despreciados, excluidos, estigmatizados, aborrecidos, desacreditados por sus jefes, por la población y los medios, se aumentará la brecha de resentimientos entre policías y ciudadanos, se alejará la calidad o la eficiencia de la seguridad pública.
Cuando un niño crece viendo a su padre maltratando su madre los estudios dicen que la mayoría de estos niños serán en el mañana agresores de sus parejas, porque fue lo que aprendieron, eso está pasando con los policías hace 81 años, han mantenido un entrenamiento para la guerra o la dictadura, desde el momento que ingresan al entrenamiento los maltratan, abusan, reprimen para adoctrinarlos y hacerlos obedientes a sus superiores, ignominia que sigue pasando hoy. En esta parte de la victimización y esclavitud moderna que vive el policía día a día desde el mismo inicio de sus carrera hasta que la culmina; pocos lo vemos.
Si los medios, las autoridades, una gran parte de la población y las personas ilustradas, todos ellos, se comprometieran a promover un trato humano, un trato civilizado, profesional sin resentimientos por los grandes odios que han dejado las dictaduras y los gobiernos anti democráticos que hemos tenido, ayudaría a ir moldeando, cambiando las acciones en positivo de la Policía Nacional en eficiencia y compromiso de salvaguarda de la gente y sus propiedades.
El trabajo policial es el de mayor riesgo de los servicios públicos y el peor pagado. Si la seguridad es la primera demanda de la sociedad, los recursos humanos responsables de hacer el trabajo deben tener la justa valoración y necesidades básicas satisfechas. Para nadie es entendible que el país de mayor crecimiento económico de la región pague menos de una cuarta parte del salario que paga Haití a sus Policías que es el país más pobre. Un Policía haitiano gana $US550 dólares y un Policía dominicano solo $US130 dólares. Y aun con el sazonado aumento que se anuncia no llegara a $US200 dólares. ¡Qué vergüenza!
Por todas estas razones es que urge un Libro Gris Pro Dignidad y Derechos para los Policías Activos y Retirados.
Dios les bendiga siempre Pueblo Dominicana.