RECUERDO los primeros días de la Independencia, inmediatamente después de la fundación del Estado de Israel. Había un júbilo espontáneo, todos estábamos en las calles, la celebración era real.

Eso fue hace mucho tiempo. Este año el Día de la Independencia, el pasado martes, no fue un asunto muy feliz. La fiesta fue débil, incluso triste. Los veteranos sentían que "ya no es nuestro estado", que "ellos" nos han robado a Israel "."Ellos", los derechistas.

Una de las razones puede ser que ya no hay unidad real. La sociedad israelí se ha desmoronado en una serie de sub-sociedades, que tienen cada vez menos en común.

Están los Ashkenazim (judíos de origen europeo), los Mizrahim (los judíos orientales, de los países árabes y de Irán, a menudo llamados erróneamente Sephardim); los "rusos" (de la antigua Unión Soviética, que viven una vida separada propia), los Haredim (los judíos temerosos de Dios, ultra-ortodoxos, no sionistas), los nacional-religiosos (incluidos los colonos en los territorios ocupados y los elementos fascistas) y, por supuesto, la minoría palestino-árabe, que constituyen más del 20 % de la población, y que existen fuera de casi todo.

Últimamente, algunos de los Mizrahim han desarrollado un odio casi patológico de los Ashkenazim, al sentirse despreciados y discriminados.

Así que todas las ceremonias rutinarias del Día de la Independencia fueron observadas como estaba previsto, sin mucho entusiasmo y sin nada nuevo. Los fuegos artificiales, el vuelo de la Fuerza Aérea, el concurso sobre la Biblia, las antorchas oficiales encendidas por destacados ciudadanos (incluido un líder de los colonos quien sobresale en la expulsión de los árabes de Jerusalén).

El Presidente del Knesset (parlamento) dijo en su discurso que "no todos los izquierdistas son traidores". Interesante. ¿Cuántos lo son?

La mayoría de las ceremonias fueron sólo ocasiones para mostrar al rey, Benjamín Netanyahu, una y otra vez en la televisión. Su reina, Sarah’le, Sarita, también consiguió la medida de exposición que ella exige. ¡Pobre del editor de televisión que no le dé a Sarah’le lo que se le debe!

¿Cuál es su mérito? Bueno, se casó con Netanyahu cuando era aeromoza de aerolíneas y él era sólo un joven diplomático, dos veces divorciado.

A MI no me gustan las fiestas oficialmente decretadas ni los días oficiales de duelo.

Cuando los nazis llegaron al poder en Alemania, yo tenía 9 años. Tuve la impresión de que casi cada próximo día se había convertido en una fiesta nacional, conmemorando una victoria alemana en una guerra olvidada o algún evento nazi.

En esas ocasiones, todos los muchachos (no había niñas) de mi escuela secundaria se reunían en el aula, escuchaban discursos patrióticos, lazaban el brazo derecho y cantaban los dos himnos: el nacional y el nazi.

En esta ocasión particular era la batalla de Belgrado del siglo XVII, en la cual el príncipe austríaco Eugene batió a los turcos. Yo era el alumno más joven en el curso más bajo, y el único judío en la escuela. Me paré como todos, pero no levanté el brazo ni canté la canción nazi. Mi corazón estaba a punto de salirse.

El maestro de mi clase, un sacerdote católico, me protegió. Unas semanas más tarde, nos encaminábamos a Palestina.

Desde ese día, no me gustan las celebraciones establecidas oficialmente.

EN ISRAEL somos benditos, tal vez más que cualquier nación del mundo, con días oficiales de regocijo y de duelo, algunos nacionales y otros religiosos, sin ninguna diferencia clara entre ellos.

Por mi cuenta hay 15 en el año judío-israelí, pero puede que haya omitido uno o dos. Son:

Año Nuevo: una fiesta religiosa. Surgió hace mucho tiempo en una sociedad agrícola. En Palestina, el otoño es el momento del despertar de la naturaleza, como la primavera en Europa.

Yom Kippur: el día más sagrado del judaísmo, cuando Dios finalmente decide tu destino para el próximo año.

Succot: la fiesta de las chozas, conmemorando los 40 años de vagar en el desierto después de la huida de Egipto. En el desierto no había casas.

Shmini Atseret: el octavo día de Succot, cuando Dios nos dio los Diez Mandamientos.

Hanukkah: la fiesta de las luces, conmemorando… ¿qué? Para los nacionalistas, la victoria de los macabeos sobre los "griegos" (en realidad sirios). Para los religiosos, todo se trata de un milagro, cuando Dios hizo arder una lámpara durante ocho días en el Templo con aceite suficiente solo para un día. Ahora, los judíos encienden velas durante ocho días.

15º día del mes Shvat:"el cumpleaños de los árboles", honrando todas las plantas en nuestro país.

Purim:- un día alegre, como los carnavales en otros lugares, cuando el antisemita Hamán en Persia estaba a punto de matar a todos los judíos, pero la reina Esther, una muchacha judía que consiguió casarse con el rey borracho Asuero, lo convenció para que cambiara el decreto y permitiera a los judíos matar a todos sus enemigos, especialmente a Hamán y a sus hijos.

Passover (Pascua): la fiesta que conmemora el Éxodo de Egipto, cuando a los judíos se les prohíbe comer pan verdadero y se les ordena comer matzot, una especie de pan sin levadura.

Segunda Pascua: el último día de la fiesta. Los días intermedios son semi-vacaciones.

Día del Holocausto: día de duelo por los millones de judíos asesinados por los nazis con gases, disparos, hambre y enfermedades. Prácticamente todos los judíos asquenazíes tenían parientes entre los que perecieron. Y puesto que muy pocos Mizrahim estaban entre las víctimas, esto da lugar a muchos celos.

Día del Recuerdo: en conmemoración de los caídos en las guerras del Israel moderno. Ascienden a alrededor de 23 mil, pero este año el público se sorprendió al saber que este número también incluye a todos los soldados que murieron en accidentes de tráfico o por enfermedad.

Día de la Independencia: comienza inmediatamente después del Día del Recuerdo.

Lag B’Omer: una antigua fiesta agrícola, anunciando el verano, pero vinculada en la mitología judía a varios acontecimientos históricos diferentes, como la última rebelión contra Roma, que puso fin al estado judío en Palestina. Los niños encienden fogatas por todo el país.

Shvuot: la fiesta de la cosecha, también la fiesta de la Torá.

El Día 9 del mes Av: El día en que el Templo de Jerusalén fue destruido dos veces, primero por los babilonios y, siglos después, por los romanos. Es un día de duelo.

En la mayoría de estos días, todo en Israel está cerrado. Algunos observan aún más días conmemorando calamidades del pasado.

¿CUÁL ES la razón de esta proliferación de días de alegría y de luto?

Durante muchos siglos, los judíos fueron una comunidad étnico-religiosa, sin una patria territorial. No eran una excepción. En tiempos bizantinos y otomanos, las comunidades se organizaron de esa manera. Una muchacha judía en Antioquia (la actual Siria) podría casarse con un niño judío en Alejandría (Egipto), pero no con el chico católico de la casa de al lado. Las comunidades eran en gran parte autónomas, gobernadas por funcionarios religiosos. .

Esas comunidades desaparecieron hace mucho tiempo. La gente adoptó nuevas formas de organización humana. Pero los judíos se aferraban a sus hábitos ancestrales. Todas estas ceremonias y días sagrados eran necesarios para mantenerlos juntos. Los judíos en Riga leyeron la Haggada de la Pascua exactamente de la misma manera y al mismo tiempo que los judíos en Ciudad del Cabo.

Hace unos 250 años, las comunidades humanas se convirtieron en naciones. Cuando estas naciones se convirtieron en la norma, los judíos eran cada vez más "anormales" y odiados. Los fundadores del sionismo decidieron que los judíos también debían convertirse en una nación.

¿Cómo convertir una comunidad religiosa en una nación moderna? Todos los rabinos importantes de entonces maldijeron al sionismo y a su fundador, el periodista vienés y dramaturgo Theodor Herzl. Para superar esta resistencia y atraer a los judíos a Palestina, Herzl y sus discípulos adoptaron los días santos religiosos y vertieron en ellos un nuevo contenido nacionalista.

Estas son, pues, las fiestas judío-israelíes: una mezcolanza de la religión antigua y del nacionalismo moderno, muchas de las cuales incluyen a ambos.

Al comienzo del sionismo moderno, tal proliferación de días santos pudo haber sido necesaria para mantener la nueva sociedad unida. ¿Y ahora?

¿QUÉ TIENE de malo eso?

Lo malo es que estos días santos crean una continuidad sin fin de adoctrinamiento, de lavado de cerebro. Cada niño absorbe la historia nacional casi desde el nacimiento. Los padres se encargan de eso. En el kindergarten, estas ideas están profundamente implantadas en sus mentes; en la escuela, el adoctrinamiento se profundiza de fiesta a fiesta y de año en año. El resultado final es una comunidad totalmente absorbida en sí misma, mitad religiosa y medio ultra nacionalista, aislada de todas las demás naciones, carente de valores universales.

Expresiones como "todo el mundo está en contra de nosotros" o "todos quieren destruirnos" o "todos los Goyim son lo mismo" se escuchan muy a menudo. La gran mayoría de los israelíes de todos los colores creen en ellas en lo más profundo de sus corazones.

Tal vez sea cierto que no existe un judío israelí realmente secular. Tomemos un espécimen secular, cave en su conciencia, y encontrará los rastros de todos estos días santos. Muy pocos escapan.

Tal vez lo más característico sea la transición que tuvimos el lunes por la noche de la semana pasada. El “Memorial Day” por el soldado caído se convirtió en Día de la Independencia, sin nada entre ellos.

Alegría extrema después del duelo extremo, casi fusionándose. Una obra maestra de la manipulación emocional.

Si queremos convertir a Israel en una nación normal, toda esta profusión de días sagrados debe reducirse a unos pocos días normales.