El hombre ya pasó la primera juventud. Como todos ha tenido su temporada de esplendor. Días en que se sentía contento consigo mismo. Meses de mirarse al espejo, tomar postura de atención, sonar las botas y hacer el saludo por el quel Coronel le dio 500 pesos.
Todavía cree que puede volver a engancharse a la guardia. Un amigo, que se alistó con él y que ya es teniente, lo entretiene con te voy ayudá cada vez que lo ve en el colmadón. Por eso todavía se para en posición de atención. Por eso usa gafas negras y botas negras por afuera de los pantalones. No tiene que usar uniforme para ser seguridad de la Banca, pero él diseño uno totalmente negro, y en lugar de quepis se pone una gorra negra de las águilas cibæñas.
Si pasa un suceso en la calle, él se acerca al molote y habla con voz de jefe hasta que aparece un vivo que le pregunta si es militar. Entonces, él musita algo que se pierde en el Cosmos y se marcha mirando para el suelo pateando una lata o una piedra o una envoltura de skimice. Antes decía que sí, que era guardia. Un lunes un carro público en la Benito por poco se lleva una menor ombligo afuera y él insultó al carro público con el autoritario escudo de militar, pero apareció un capitán y por poquito cae preso.
—¿Por qué te sacaron de la guardia?
—No me sacaron, me dieron de baja… Bueno, a mi me gutaba mucho una muchacha que vivía por Santa Bárbara, y ella parece que taba en mí también porque me decía: "Tú sí te ve bien con ese uniforme Joselo", cada ve que yo me iba pa San Isidro, entonce, un vierne decidí pedile amore el sábado, y como uno no podía sacá el fusil de la base yo lo desarmé y me lo llevé en una mochila pal barrio…
Dos hombres en un Honda 70 se paran frente a la Banca. El hombre deja de hablar, actitud de alerta. Los dos hombres en un Honda 70 arrancan, cumplida la tarea cósmica de poner nerviosos a los ciudadanos al ser tomados por atracadores.
—Y entonces, ¿que pasó con el fusil y muchacha?
—Bueno, quel sábado yo paso por su casa, en la equina de la Isabela Católica y General Cabral, ahí donde hay una bomba ila adentro e una casa…
—¿Una bomba de gasolina?
—Claro ¿y qué tú creía?
—Seguí seguí…
—Bueno que yo llego a su casa con el fusil armao, y ante de pedile amore, pa hacé lujo, tiré como 14 tiro parriba…
—¿Tiraste 14 tiros para arriba a lo loco?
—¿Cómo a lo loco? Yo lo tiré parriba del barrio de Santa Bárbara, no era apuntando a nadie, bueno, entonce se armó un juidero, dique que un guardia había desertao con una ametralladora, eso llegó hata Barahona ese rumor, entonce se apareció un patrulla mita, tú sabe, con marino y guardia y policía, y me llevaron pa la Secretaría, 12 día preso, depué de invetiga que eso tiro no se le pegaron a nadie, me dieron de baja, por comportamiento sicótico creo que decía, y a mí nunca me ha dao sicote, por cierto, en la invetigación dijeron que fueron 44 tiro, pero yo solo tiré como 14 , lo sotro de seguro lo tiraron má gente haciendo coro pa que vean que ello también tenían pitola.
—¿Y eso es lo que te gusta, la guardia?
—Muchacho, yo le trabajo hata de grati, que ahí se pica, a mí na má me tienen que da una pitola y un uniforme pa yo podé da galleta en la calle, y trancá ladrone, la otra noche…
Permítame ahora, amable lector, escribir un chin sobre la joven ciudadana que sale en youtube tirando tiros parriba a lo loco, en medio de un mini tapón, creado por ella misma, poniendo en peligro no solo su vida, sino la de taxista, pasajero, amigos, transeúntes, perros viralatas sordos, gente soñando en su cama, etcetera.
Primero, la sensación viendo el video de que mientras taban tirando tiros, la vida continuaba como si nada, sin corre corre, el mismo taxista seguía voceándoles a los de la pistola que se muevan. Imagino que ese embotamiento hacia situaciones violentas solo lo produce la asiduidad, pasa tantas veces.
Segundo y último, la indignación que parece haber producido que a la joven la hayan metido presa, que eso de tirar tiros parriba a lo loco pasa tantas veces al día (mencionan barrios pobres), que los tiros parriba se quedan en las nubes, que fue por ser mujer, que hay políticos ladronazos y no caen presos.
Entiendo que en medio del tsunami de vagabundería que arrasa a la Justicia dominicana, con 'NoHaLugares' favoreciendo a felibautita como moscas alrededor de un animal muerto, con jueces cogiendo dinero para dejar libres a criminales políticos o devolver propiedades a narcos, pensemos que a ella sí, que no es nadie, van a meter presa. Pero para mí aquel que tiene mucha hambre de justicia, y espera un pollo horneado, se come un pastelito. ¿Que por ser mujer? Las armas blancas y de fuego borran el sexo de quien las porta, que no era fumándose una yerbita debajo de una mata de mango que taba esa joven, que era tirando tiros parriba a lo loco y en un audio al otro día se oye muertærisa. En cuanto a que los tantos otros que tiran tiros parriba a lo loco no caen presos, bueno, tienen que, si son guapos, salir a grabar a alguien que te tirando tiros parriba a loco (ojalá sea felibautita o miguelvarga o ambos) y subirlo a youtube tagueando a la policía. Recordar que debe vérsele la cara, o placa, o que alguien meta la pata y vocee el nombre del pistolero. Una nariz de Cleopatra más, apuesto a que si la dejan libre también se indignaran y la calumniaran 'eso fue porque era hija de papimami o querida de un poderoso'. Es como un vulgar refrán, si se la meten presa gritan y si se la sacan lloran.
Para despedirme, amable lector, y deseándole un divertido fin de semana, traduzco literatim fábula inédita encontrada en microfilm antiguo en una iglesia griega de Harlem, cuya autoría algunos eruditos, como Philoctete Lee (mi gago profesor chino de Griego), dicen es de Esopo.
El Granjero y los tantos zorros
Un granjero puso tantas trampas alrededor de un gallinero, el cual él había últimamente llenado con un gallo manilo y muchas gallinitas ponedoras, en orden de atrapar los tantos zorros que venían a devorar a su gallo, gallinitas, pollos, pollitos, polluelos y huevos. Cuando él regresó a mirar sus trampas encontró un joven zorro atrapado, quien le rogó lo dejara ir, le dijo, 'No deberías castigarme: solo soy uno de tantos, tus gallinas seguirán siendo devoradas por los otros tantos que faltan'. Pero el granjeró replicó, 'Es cierto que solo eres uno de tantos: pero eres uno'.