I.- Las actuaciones son tomadas en cuenta
1.- En el medio donde vivimos están presentes personas de diferentes etnias; de opuesto pensamiento religioso y distinta formación familiar y educativa. Además, una composición clasista muy diversa con la que estamos llamados a compartir, coincidir, o dejar de juntarnos. En el mismo territorio cohabitamos segmentos que nos mantenemos mezclados, aunque cada quien tiene la opción de conservarse separado, alejado del conglomerado si así es su deseo y decisión.
2.- En un montón de gente cada individuo tiene su forma de actuar dependiendo de su educación; su proceder le permitirá ser merecedor del bien decir por su actuar acrisolado, o despreciable por ser indigno. Al compartir con los demás, cada quien sabe a lo que se circunscribe al comportarse correctamente, o salirse de las normas del buen vivir.
3.- En la sociedad, el accionar del ser humano está regido por normas, principios, reglas que marcan las pautas; indican la línea a seguir; la directriz que señala la trayectoria que al transitarla sin violarla demostramos ser merecedores de consideración.
4.- Si no ajustamos nuestros actos a los principios aceptados como correctos y válidos por la mayoría de los miembros de la comunidad, al quebrantarlos, desobedecerlos, vulnerarlos, desoírlos o de cualquier forma hacer caso omiso a los mismos, en lugar de distinción nos hacemos merecedores de desconsideración.
5.- En su proceder los miembros de la comunidad no pasan desapercibidos. Lejos de ser ignorados son tomados en cuenta y por la suma de sus realizaciones llegan a hacer posible la percepción, el juicio con respecto a la conducta exhibida.
6.- Las buenas actuaciones, lo mismo que las nefastas, producen sus efectos, traen sus consecuencias. El resultado, la secuela de la buena o mala conducta se ve reflejada en la persona que ha operado, y más concretamente en el merecimiento o el desprestigio que tiene en su medio.
7.- La persona que interviene correctamente, su actuación le será de mucha significación en toda la evolución de su vida, hasta llegar a tener el respeto de la sociedad y ser modelo para sus descendientes. Su forma de actuar ayer la va a endosar a aquellos a quienes sirva de orientación en el futuro.
8.- El padre o la madre que ha llevado una vida apegada a la decencia, reúne condiciones para ejercer labor de adiestramiento; difundir en el hogar lo que ha sido su práctica de vida. En el mañana sus hijas e hijos no darán traspiés ni tropezones, porque han tenido como guía a quien se mueve por la línea sin desliz ni desacierto.
9.- Para cualquier ser humano desarrollarse y llevar a cabo una vida de actuaciones correctas, es un logro que le acompaña como la sombra al cuerpo; se convierte en algo muy importante de su acervo moral; parte de su patrimonio con un valor ideal, que con el transcurso del tiempo al ser capturado por las futuras generaciones se convierte en material de valor tangible.
10.- Una vez la conducta del ciudadano o la ciudadana es bien estimada por las personas sanas de la comunidad, la misma debe ser respetada, y gozar de toda la consideración al igual que su titular, el poseedor, el que se ha hecho de ella merecedor.
II.- La sociedad se fortalece con la buena formación de sus integrantes
11.- Los padres deben hacen comprender a sus descendientes que es de singular importancia el hecho de mantener un buen comportamiento en el medio donde viven, porque de sus actuaciones va a depender el lugar a ocupar en el mañana, la trascendencia de cómo será valorada su persona. La dignidad se logra actuando con calidad; demostrando nobleza que es la que da al individuo certera determinación de un ser humano con crédito para servir de buen ejemplo.
12.- Es aleccionador infundir en los niños y en las niñas que es de bien para el futuro de su vida apropiarse de las ideas que van a servirles de guía en sus buenas actuaciones. En la medida que las personas se adiestran para accionar correctamente, contribuyen a formarse y poseer una manera de ser que caracteriza su personalidad con condiciones de alto concepto. El beneplácito, la buena aceptación del ciudadano por su comunidad solamente la puede obtener satisfactoriamente cuando ha sido fruto de su existencia meritoria, encomiable.
13.- La sociedad se fortalece en la medida que sus miembros se preocupan por ser poseedores de una sólida formación educativa, la que con el tiempo hace posible los conocimientos para desenvolverse correctamente en el medio social. Aquel que se integra a la sociedad bien formado aporta, probando así que es un ente instruido, contrario al ignorante que nada proporciona a la colectividad.
14.- El hombre o la mujer que alcanza una adecuada instrucción cumplirá fielmente con sus deberes cívicos por el modo de comportarse y obrar con seriedad y compostura, exhibiendo así responsabilidad de civilidad ante los demás. El cumplidor demuestra ser formal, lo que le acredita estar dominado por la sensatez y ser de actuaciones reflexivas, equilibradas.
15.- La realidad está demostrando que en el ambiente dominicano no abunda la persona con la capacidad necesaria para con elegante proceder hacer sentir complacido a aquellos con quienes comparte, porque agradar, contentar está en el alma de aquellos que son inclinados a la compasión, a la ternura con exquisita delicadeza. La persona sensible la conocemos actuando, dejando ver lo fino de sus sentidos, algo que no está en aquel que con su accionar solo sirve para generar sentimientos de dolor e infortunios.
16.- En la medida que la sociedad humana prepara bien a sus integrantes, hace posible contar con aquellos que van a servir de ejemplo ennoblecedor, y que no son otros que los que engrandecen, glorifican y honran por sus decorosas actuaciones. La falta de dignidad en muchos de los nuestros ha contribuido a la degradación que hoy observamos, y que nos coloca en una situación humillante que nos envilece como pueblo civilizado.
17.- Si los grupos dominantes en el orden económico, político y social, no se interesan por formar niñas y niños con fina y correcta educación, no podemos esperar contar en el mañana con ciudadanos y ciudadanas de agradable trato; por el contrario, vamos a seguir compartiendo con la persona ácida llena de enredos y dificultosa; complicada y embrollada, propensa al chismoteo, a comportarse enrevesado de cuerpo y alma. La escasa o mala formación educativa genera personas difícil de entender, de temperamento complejo.
III.- Un orden social injusto daña al ser humano
18.- Un ordenamiento social injusto, con taras sociales de toda índole, y con un sistema educativo que no reúne las más mínimas condiciones para formar adecuadamente a personas integras ética y moralmente, va a contar con una comunidad de individuos de carácter no franco. La sencillez, el proceder espontáneo es fruto de una instrucción orientada a desarrollar ideológicamente a grupos sociales que en el trato mutuo se comporten sin altanería, libres de fanfarronería y arrogancia.
19.- Las personas finas en sus actuaciones manifiestan toda una serie de conductas que en el curso de su existencia las condicionan a comportarse de una u otra forma. Lo que en su proceder revelan amplios segmentos de la sociedad dominicana es el resultado de haberse formado en un ambiente propenso a condicionar al individuo a ser exaltado; a permanecer enojado; lleno de indignación, cargado de rabia y atraído por la saña. Allí donde predominan las injusticias, está presente el arrebato, no la calma; la vesania, no la cordura. Las rígidas estructuras conforman a seres humanos inclinados a la dureza, no al trato refinado.
20.-La forma como actúa una gran parte de los integrantes de la sociedad dominicana es la consecuencia, el efecto, la derivación de la formación que hemos recibido, combinada con el ambiente donde nos hemos desarrollado. Criminalidad, violencia, odio y otras taras están presentes en un medio adecuado para que surjan fenómenos nocivos. De igual manera, una persona con tendencia a la realización de acciones repugnante solo existe allí donde no se ha educado en la grandeza de ánimo, en la nobleza, en la magnanimidad. La educación general, la formación integral del individuo hace posible contar con una colectividad libre de vicios.
22.- Para que la sociedad dominicana cuente en su seno con grupos dedicados a llevar a cabo crimines espeluznantes, salvajes, tenía que haber desarrollado personas sin conciencia, despiadadas, sin alma, que han hecho de los robos con violencia, los asaltos y otros actos delincuenciales atroces una habitualidad. Acostumbrarse a actuar con maldad no surge de un momento a otro, y la frecuencia como ocurren aquí hechos abominables prueba que estamos viviendo en una sociedad averiada y con personas dañadas.
23.- Hemos sido testigos de la forma como nuestro país ha ido cambiando de viable a difícil de vivir, y donde la calidad de vida se hace insufrible. El ambiente en el cual vivimos constituye un viacrucis, un padecimiento prolongado, para lo que no está condicionada la especie humana. Si como país civilizado creíamos haber superado el atavismo histórico que nos ligaba a la barbarie, con el proceder de algunos de nuestros paisanos hemos retrocedido, volviendo a etapas superadas, reculando a lo que creíamos un nunca más.
24.- Sin pretender construir con los dominicanos y las dominicanas de hoy, el ambiente bucólico del campo y el amor, por lo menos debemos esforzarnos para sentar las bases para la formación de un ser humano inclinado a elevarse por encima de la realidad que vivimos, a fin de engrandecernos como comunidad de personas de proceder correcto, de actuaciones ajustadas a la decencia, el honor y el decoro, con un estilo nuevo de proceder; manera distinta de comportarse; actuar acorde con una ética y una moral que sirvan para prevenir como debe ser la vida del hombre y la mujer que adivinamos, el ciudadano y la ciudadana que pronosticamos han de llegar.
25.- Constituye una necesidad de primer orden relevar la base material que sirve de sostén al vigente orden social que es el que genera los vicios que han hecho de muchos de los nuestros entes sociales que no ajustan sus actos a normas de buen vivir, con inconductas que revelan la degradación que está haciendo el ambiente difícil para convivir.
26.- Corresponde a los mejores hombres y mujeres del país, comenzar con decisión, firmeza, laboriosidad y entusiasmo, a sentar las bases sobre las cuales debemos levantar un nuevo modelo económico y social, para así contar con un material humano poseedor de una concepción de la vida, el mundo, la ética y la moral que ponga por delante el correcto proceder con relaciones humanas armoniosas, libres de perversidades.