Una propuesta que debe ser asumida en toda su magnitud es la expuesta por el veterano periodista Director del Diario El Día Doctor Rafael Molina Morillo, orientada a que las llamadas "portadas falsas" y los "publirreportajes" que se publican en los medios, tengan una tipografía diferente al del soporte publicitario correspondiente.
Esta práctica de naturaleza comercial forma parte de los cambios y las políticas innovadoras puestos en moda a principios de los noventa, con la vigencia de la apertura económica y el manejo de las estrategias de publicidad y relaciones públicas de los grandes anunciantes del país.
La propuesta es una clara manifestación de respeto a los lectores quienes pudieran ser inducidos a pensar que todo el contenido publicitario así expuesto, es refrendado o necesariamente asumido por la dirección del medio en cuestión.
Si bien es de todos sabido que la publicidad es la fuente de sustentabilidad y sostenibilidad financiera de los medios de comunicación, sean estos de nueva o tradicional naturaleza, lo cierto es que por sobre todas las cosas deben cuidar su imagen como base de autentica objetividad, credibilidad e independencia.
En ese sentido, el propio anunciante seria beneficiario de un soporte publicitario con más altos índices de aceptación en el público, que redunde a favor del propósito ulterior de posicionar su imagen ante el mercado real o potencial que se persigue.
El planteamiento fue presentado en el transcurso del encuentro "Comercialización de Contenidos: Retos para la función social de los medios de comunicación" celebrado esta semana en los salones de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).