El pasado jueves 10 de septiembre se llevó a cabo la decimotercera edición, segunda de manera virtual, de “Tardes de la Crítica” de la Escuela de Crítica e Historia del Arte de la Facultad de Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD.
El protagonista de la tarde fue el polifacético y gran músico Pengbian Sang Ben. Bajista, compositor, arreglista, productor, director musical, catedrático y poseedor de una envidiable trayectoria musical, que lo hace uno de los músicos más completos de nuestra nación.
Pengbian, quien desde el mismo momento en que le expliqué de qué se trataba el evento y se le extendió la invitación, hizo espacio en su apretada agenda y aceptó, regalándonos un encuentro inolvidable. Con la humildad que le caracteriza, a pesar de una vida profesional llena de éxitos, contestó cada pregunta que se le formuló, sin importar que algunas fueran repetidas y una que otra fuera de lugar, sin perder la serenidad y la sonrisa en su rostro.
Nos habló parte de su vida musical como estudiante y como profesional, de los instrumentos con los cuales comenzó y con el que terminó, su paso por la universidad con la ingeniería electromecánica y la licenciatura en educación, el dilema de irse o quedarse en el país por cuestiones personales, su vida aquí, en Boston donde estudió y las ciudades del nordeste de Estados Unidos donde tocaba merengue para ganar dinero. Su papel como compositor y arreglista, también en el mundo de la publicidad, su experiencia en el cine, de su vida en su estudio de grabación, como músico de estudio o como ingeniero de grabación o de mezcla, oficio al que llegó pese a no ser de formación y también de su experiencia como profesor y catedrático de música, tanto en Santiago, como en Santo Domingo.
No se quedó Retro Jazz, grupo del cual es fundador, productor y director musical, ya que con sus propias palabras dijo que comenzó siendo el arreglista, pero ya todo es una colaboración de cada uno de los integrantes. Del nacimiento y desarrollo de la agrupación, de sus tres producciones discográficas y hasta adelantó alguno de sus futuros proyectos.
Pero a mí, en lo particular, llamó mi atención cuando habló de cómo llegó a la música y quiénes fueron los responsables de enseñarle lo más importante y que aún guarda hasta el día de hoy, el amor por la música y la disciplina que se debe tener para estudiarla. Mencionó el nombre de cada profesor que tuvo en su ciudad natal, Santiago de las Caballeros, y en Santo Domingo, así cómo, por quién dio el paso a la música popular y quién lo motivó a continuar sus estudios en el exterior del país.
De cómo sus hermanos mayores, ya que es el benjamín, sin proponérselo, lo introdujeron al mundo de la música, cuando llegó a su casa una guitarra de uno de ellos y posteriormente algunas de sus hermanas tomaron clases de piano y contando con el apoyo de cada uno de los ocho y el de sus padres, pudo irse a los Estados Unidos a concluir los estudios musicales.
La grandeza de un hombre no solo se mide por sus éxitos y logros en el plano profesional, lo importante es la parte humana de cada individuo, parte esencial que nos allana el camino de la vida.
Pengbian nos regaló a todos una feliz tarde en este tiempo de pandemia y sin querer queriendo, como diría el Chavo del 8, además de hablarnos de su trayectoria profesional, nos mostró el gran ser humano que es, un chino dominicano que tocaba merengue en Boston y zonas aledañas, quien con la ayuda de sus padres y sus ocho hermanos, pudo realizar su sueño de estudiar y prepararse, pero antes estudió Educación en la Universidad Católica Madre y Maestra, sin que se lo impusieran, para no romper el sueño de su papá.