Una de las características sociales dominantes en las sociedades sub desarrolladas, es que prefiere lo inmediato y lo coyuntural para resolver sus problemas institucionales.

Tal parece que esa actitud en todos los estratos sociales es la más comoda: es mejor y menos tedioso que ajustarnos a una agenda determinada a largo plazo.

Es por esa razón que nuestros problemas sociopolíticos y económicos parecen eternos. Damos vueltas constantemente al igual que una noria sin avances notables.

Ejemplos hay de sobra: cientos de leyes coyunturales que cuando las aprobamos sabemos de antemano que no la cumpliremos. Tenemos leyes que asignan montos determinados del presupuesto de la nación vigentes desde hace más de diez años.

Verbigracia, la ley que asigna un dos por ciento al Poder Judicial, la que otorga un porcentaje a los municipios. Legislaciones hechas como trajes a la medida para resolver problemas coyunturales.

Ahora que estamos en diálogo con el sector médico, no dudamos que se les asigne un cinco por ciento sin pensar siquiera si se va a cumplir.

En el país se crean comisiones, se suscriben pactos, se legisla, y la situación del país sigue igual. Ustedes, amados lectores, se preguntarán por qué.

La respuesta puede encontrarse en la forma común de las sociedades sub desarrolladas prefieren abordar sus problemas: prefieren abordar lo inmediato combinado con una fascinación por los aparentes resultados inmediatos.

En otra palabra existe cierta "pereza" social de pensar y planificar para largos períodos. Es tan así que existe un famoso refrán dominicano que expresa de seguir un rumbo determinado sin complicaciones porque "la carga se arregla en el camino".

Institucionalizar nuestra sociedad requiere de planificación y respeto por los compromisos contraídos. Dejar la eterna urgencia y el sentido coyuntural que siempre nos ocupa.

Hay varios problemas que parecen cíclicos en República Dominicana. Pensar cuál es el rumbo adecuado para la nación necesita procesos de reflexión y análisis.