Hace un tiempo el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), había expresado tanto a la prensa nacional como internacional, que el ataque al consulado dominicano de Anse-a-Pitre era un hecho grave que podría volver a ocurrir, y recomendó retirar el personal diplomático dominicano de ese consulado y exigir al gobierno haitiano que establezca responsabilidades y también llevar el caso a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Vimos cómo la respuesta de nuestra cancillería fue hasta cierto punto tímida y poco enérgica a un hecho que no tiene precedentes en la historia diplomática del hemisferio.  Ahora la historia vuelve a repetirse con otro hecho más grave: la agresión a un consulado general, nada más y nada menos que en la capital de la República de Haití, lo que demuestra que estos hechos lejos de solucionarse, ocurren de nuevo ante la irresponsabilidad olímpica del gobierno haitiano.

Ante esta última agresión, la cancillería haitiana  afirmó que “uno de los individuos que quitaron una bandera de ese país para sustituirla por la de Haití ya estaba allí antes de la marcha, y que la enseña dominicana fue quemada por “individuos incontrolables”. Y que además el agravio fue realizado “por un pequeño grupo de personas malintencionadas que eludieron a los organizadores de la marcha pacífica”.

Como se podrá notar, esta no es una respuesta adecuada.  Más bien es irresponsable, porque  el gobierno haitiano debió tomar medidas inmediatas y concretas, como son por ejemplo, abrir una investigación y establecer responsabilidades  así como enviar protección inmediata al Consulado General dominicano en Puerto Príncipe.

Además, como si todo esto fuera poco, el canciller haitiano Duly Brutus, dijo que el incidente en que fue muerto un nacional haitiano recientemente fue un “acto de xenofobia” sin antes cerciorarse de una investigación oficial, lo que demuestra que desde hace mucho, los esfuerzos de las autoridades haitianas en etiquetar este país como “xenófobo” está dentro de sus objetivos.

.El gobierno dominicano llamó esta semana a consulta a su embajador en Haití y envió una nota de protesta a las autoridades haitianas por los ataques lanzados el miércoles al consulado de República Dominicana durante una manifestación en Puerto Príncipe, y por las acusaciones de racismo y xenofobia contra este país supuestamente en perjuicio de inmigrantes haitianos, pero no es suficiente.

No obstante,  único organismo regional que se ha pronunciado al respecto es el Parlamento Centroamericano (Parlacen) que manifestó hoy su solidaridad con República Dominicana por la “injustificable” e “insólita agresión” que sufrió el pasado miércoles su representación consular en Puerto Príncipe, Haití, y consideró en un comunicado de prensa que el gobierno de Haití tiene la “obligación” de “garantizar la seguridad física y el respeto a las representaciones” diplomáticas de otros países.

Recomendamos  acciones diplomáticas más eficaces y agresivas.  Debemos llevar estos hechos ante escenarios internacionales como la OEA y  otros organismos regionales ya que el gobierno haitiano no ha realizado acciones concretas para la solución del problema, más  bien luce evasivo y con respuestas ambiguas.