Todos los 17 de abril  los campesinos y campesinas del mundo salen a las calles a presentar sus demandas y exponerles a los Estados sordos e irracionales sobre la necesidad de parar la dominación y formas extremas de acumulación que ha llevado a la ruina a los productores de alimentos del planeta. En este día se recuerda la matanza de 19 campesinos masacrados en Dorado Brasil. La Vía Campesina y la Coordinadora  Latinoamericana de Organizaciones del campo lo declaran como el Día Internacional de las Luchas Campesinas contra el acaparamiento y por la recuperación de la tierra y el territorio.

Las familias campesinas salen para reivindicar el derecho de los campesinos a tierra, agua, educación y a una vida digna en el campo. Hoy sabemos que la agricultura industrial es un fracaso. Las tecnologías que se vendieron como panaceas para erradicar el hambre no han dado la talla. Los suelos se están perdiendo por la salinización y la contaminación de los agroquímicos. Los productores y productoras de alimentos están en completa soledad enfrentando el hambre, la destrucción de los bosques, la pérdida de las semillas, los suelos, la contaminación y privatización de las aguas, entre otros.

Según la FAO 2011, hay más de 900 millones de personas hambrientas en el mundo. Y esta situación va empeorando dada la falta de iniciativas y políticas concretas de los Estados neoliberales que ponen como prioridad el monocultivo, los transgénicos y agrocombustibles.   Tenemos una hambruna y los campesinos y campesinas no tiene tierras, ni recursos. El capital transnacional y los agronegocios se fortalecen mientras la gente se muere de hambre.  La clave del negocio capitalista es acaparar la tierra y los recursos, ya por vía de las áreas protegidas o priorizando las importaciones en los grandes mercados capitalistas.

La propuesta campesina es apoyar una agricultura familiar sostenible sin usos de agroquímicos, ni dependencia del gran capital. Entienden que son los únicos que pueden reducir la crisis alimentaria. Ya está sobre la mesa de los organismos internacionales que tratan sobre política agroalimentaria que una gran parte de los países pobres no van a cumplir los objetivos de desarrollo del milenio para el 2015, el cual priorizó como uno de sus puntos básicos la disminución del  hambre. Ya por eso, la alarma se ha disparado en todos los rincones del planeta. Y la respuesta del mundo campesino es decirle no a las políticas alimentarias que en los últimos cuarenta años han desarticulado el campo, privatizado la semilla, el agua y expulsado a los campesinos y campesinas a las ciudades.

Esta política sólo favorece a los países ricos, pues las tierras acaparadas por unos pocos capitalistas y multinacionales producen biomasa y agrocombustibles que abastecen mercados competitivos. Hoy está claro que la liberalización de los mercados acrecentó el hambre y expulsó a los campesinos y campesinas de sus tierras.

En República Dominicana, las instituciones como el Ministerio de Agricultura y el Banco Agrícola han demostrado ineptitud para resolver el problema alimentario. La experiencia de los campesinos dominicanos en las últimas décadas es desastrosa. Como bien lo expresa la Articulación Nacional Campesina, los productores del campo dominicano están "… en condiciones de pobreza crítica debido a la falta de tierra, financiamiento a la producción, falta de incentivo y mercado, falta de rentabilidad, pocas oportunidades de empleos y falta de servicios públicos". A pesar de que los pequeños y pequeñas productoras producen el 87 % del total de alimento que demanda la población.

Los pequeños productores y productoras de alimento de República Dominicana han desplegado  acciones en 17 provincias del país. El 12 de abril salieron a la calle conmemorando el día Internacional de las luchas campesinas y desplegaron un manifiesto en el que demanda lo siguiente:

Contrarrestar la destrucción de la propiedad  y la agricultura campesina enfocándose en la necesidad de la soberanía alimentaria.Impulsar con firmeza una verdadera reforma agraria integral, que de acceso a tierra, crédito y oportunidades de bienestar a campesinos y campesinas, como requisito fundamental para trasformar el modelo de agricultura imperante  haciendo cumplir los derechos humanos de las comunidades rurales.Demanda que se garantice a las campesinas y campesinos el acceso y el control sobre los recursos naturales y productivos, las semillas, el agua, los bosques, el crédito, la investigación, la asistencia técnica y los mercados, de modo tal que puedan vivir con dignidad.

Exigen y reclaman contratos de arrendamiento de los terrenos del Consejo Estatal del azúcar (CEA), para que se le entregue a esta Articulación Nacional Campesina, un mínimo de 100 mil tareas de tierra en diferentes puntos del país para dedicarlas a la producción de alimentos sanos sin manipulación genética, para apoyar el proceso de desarrollo rural y la autosuficiencia alimentaria del país.Demandan políticas públicas que apoyen la agricultura campesina en República Dominicana, implementando una reforma agraria genuina e integral que termine con el acaparamiento y el desalojo de las tierras que deben estar en manos de quienes verdaderamente la trabajan y la ponen a parir.

Exigen que se apoye a los sistemas campesinos que producen semillas criollas y rechazan las leyes de introducción de semillas transgénicas que van en contra del campesinado y destruyen y contaminan los ecosistemas.Exigen que se aprueba ya el anteproyecto de ley de Reforma Agraria Integral que tiene engavetado tres años sin respuestas y sin medidas que frenen a los grandes terratenientes del país ni al Consejo Estatal del Azúcar que dilapida las tierras y la vende a particulares, capitalistas de las multinacionales del sector turístico y grandes empresarios de agrocombustibles.

Piden que se reorienten los sistemas de aprovisionamiento público de alimentos (escuelas, hospitales, plazas agropecuarias, etc.). Para dar prioridad a la producción campesina y precios justos.Exigen que se apoye la comercialización directa entre productores/as y consumidores/as de los productos ecológicos, a través de los mercados campesinos, uniendo cooperativas urbanas y rurales.Y le dicen fuera a Monsanto, Bayer, Dupont, y empresas productoras de monocultivos, transgénicos y agrocombustibles que desnaturalizan la agricultura y la cultura de producir alimentos en República Dominicana.

Requieren que el Estado dominicano acabe con las subvenciones a los agroquímicos y elimine los plaguicidas tóxicos y los transgénicos, por lo que demandamos respeto a los modos campesinos que sostienen, cuidan y fomentan la biodiversidad en este país. Base para implementar la soberanía alimentaria.

En fin, la Articulación Nacional Campesina pide que se repolitice la producción de alimentos en República Dominicana y que se discuta e implemente acciones concretas para defender la agricultura a pequeña escala, la agroecología y la producción local. Hoy más que nunca necesitamos un modelo de agricultura que incluya a la gente.