Por las redes sociales circuló hace ya tiempo, una enjundiosa crítica de los esfuerzos del gobierno de entonces para imponer nuevos impuestos a la población, sin tocar el excesivo gasto público, que su autor, Miguel Ángel Severino Rodríguez, tituló con acierto “Reforma fiscal en Re menor”. Este original encabezado me hizo mucha gracia. Y aunque en el texto no se hacía ninguna otra mención de la nota musical, quedaba desde un principio en claro el significado que quiso dársele al escrito.
Hasta mediados del siglo XIX, se consideraba que toda composición en Re menor, por su tonalidad oscura, contenía un sentimiento de tristeza, pero muchas de las grandes obras clásicas, como por ejemplo la Novena Sinfonía de Beethoven, así como el Réquiem y otras composiciones de Mozart, y algunas de Bach, están escritas en la escala menor. Otras muchas escritas con posterioridad, especialmente en el llamado período clásico, mezclan las dos escalas, iniciando con la menor y terminando en la mayor, que imprime un sentimiento muy distinto, sin la tonalidad oscura de la primera.
Es obvio que el experto en el tema tributario, al emplear la expresión musical en escala menor, nos mostraba desde un principio, en el mismo título, el sentimiento de tristeza que la reforma fiscal propuesta por el gobierno dejaba en una población temerosa de sus graves efectos en la economía nacional y en sus condiciones de vida. Y como es probable que una nueva reforma pueda en algún momento ser discutida y aprobada por un Congreso más comprometido con las directrices del partidarismo que con los intereses de las comunidades que representan, la profunda sensación de tristeza que ya embarga se asemeja a la más oscura de las composiciones de tonalidades menores.
No queda claro todavía si la triste tonalidad de la escala menor de Re será la tonalidad de una próxima reforma fiscal.