El pasado domingo 28 de agosto, a poco menos de 9 meses del domingo 20 de mayo de 2012, se produjo la proclamación oficial de Danilo Medina como candidato presidencial del PLD para las elecciones que serán ese día. Un acto extraordinario, que para el PLD, desde los años en que era una logia de 10,000 miembros, con el profesor Juan Bosch a la cabeza, se ha convertido en algo ordinario, por la disciplina y capacidad de organización que todavía exhibe el partido que se propuso desde su fundación, la liberación dominicana.

Un antes y un después, se dice por ahí, y es verdad, estoy de acuerdo, porque es que este acontecimiento es la última excusa que le queda al PLD y a la candidatura de Danilo Medina para explicar por qué la misma está rezagada, por qué todavía no arranca, por qué todavía no remonta los casi 15 puntos porcentuales que le lleva el candidato del PRD, Hipólito Mejía, en las preferencias electorales. Es un antes y un después, porque ahora, que ya el candidato es oficial, y que tiene su jefe de campaña, entonces "ahora es" que comienza la campaña, "ahora es" que la candidatura "va palante". Pero además, es un antes y un después, porque si en los próximos meses, más tardar octubre, se presenta otra medición electoral seria y esta candidatura no avanza, entonces podríamos decir, que antes estaba la duda, pero después estará muy claro que todavía no es tiempo de Danilo y peor aún, que quizás ese tiempo nunca llegará.

No está mal, es más, lo considero genial, excelente, el lema de la campaña de Danilo Medina, "Continuar lo que está bien, Corregir lo que está mal, Hacer lo que nunca se hizo".  En esa expresión debe enfocarse la campaña, espero que Francisco Javier, como jefe de campaña, o a algunos asesores internacionales que traiga el PLD, no se les ocurra cambiarla. Ese lema le permite a Danilo Medina hacer la campaña, que quizás le permita remontar y ganar, sino en una primera, en una segunda vuelta. ¿Pero por qué y cómo? Porque ese lema le permitirá enfocar la campaña en lo que debe enfocarse, que es encender la luz, no criticar la oscuridad, que es hablar de su programa de gobierno, cómo lo hará, con quien lo hará, por qué será diferente y en cuales aspectos a este gobierno, en vez de enfocarse en denigrar, en destruir la reputación de su principal contendor, que por el momento es Hipólito Mejía.

Mi humildísima recomendación al PLD y a Danilo Medina, como un simple ciudadano dominicano, que todavía no ha ascendido a las altas cumbres de la opinión pública dominicana y global, que todavía está perdido en las brumas del anonimato, es que esta vez, enfoquen la campaña en ellos, no en el otro, como sucedió en el año 2000, que no cometan el mismo error.

Cada mensaje que me llega, por medio a una red social, como Twitter o Facebook, cada mensaje que recibo en mi correo electrónico, tratando de ridiculizar a Hipólito Mejía, lo que está haciendo es recordándome que existe, que piense en él, me lo están posicionando en el subconsciente. Pero peor aún, cada vez que Danilo Medina o un vocero de su campaña habla de Hipólito y quiere todavía vincular los problemas nacionales actuales a lo que sucedió en el 2003, no sólo me lo está vendiendo con los recursos de campaña de esa candidatura, con los caros espacios de televisión y radio, sino que lo está convirtiendo en una víctima, que podría convencer a muchos de votar por él. Enfocar una campaña en desacreditar el adversario, ni siquiera a Guillermo Moreno, que no es responsable de lo que está sucediendo, que no ha gobernado, le dará resultados positivos.

Definir qué es lo que está bien en este gobierno, que si somos sensatos, debemos reconocer que se ha hecho mucho; reconocer lo que está mal, sería una insensatez no admitir infinidad de prácticas inadecuadas que deben descontinuarse si se quiere reducir la alta percepción de corrupción que existe; definir qué es lo que nunca se ha hecho, cómo se hará y con cuales recursos. Eso es lo que tiene que hacer el PLD ya. El otro camino conduce a una derrota que Danilo Medina no puede permitirse.