Muchos amigos y compatriotas de mas de treinta años me han pedido que retorne al que fue mi partido de siempre, el Partido Reformista Social Cristiano, y que les acompañe en esta difícil jornada que se le avecina ahora que un líder fundamental del reformismo como Amable Aristy pasó a presidir otra organización política.

Confieso que tengo sentimientos encontrados para con mis amigos reformistas, pues compartimos largos años de duras batallas políticas, pero la emoción no me puede cegar y ver que el reformismo de hoy no es en el que milite por mas de 30 años. Ha abandonado las políticas que fueron siempre los pilares de la organización, ya no se oyen pronunciamientos reformistas contra el endeudamiento externo, al contrario, sus legisladores han sido cómplices aprobando el festival de prestamos sometidos por las administraciones peledeistas.

No opinan sobre los problemas que enfrenta la Republica por la migración haitiana pues ese tema ya no esta dentro de sus preocupaciones, como tampoco lo esta el campo y los agricultores, ni la vivienda digna para los pobres, políticas estas que fueron la esencia del reformismo de Joaquín Balaguer.

La mejor muestra de lo que le interesa al reformismo de hoy la acaban de dar al dar su voto aprobatorio a la Ley de Partidos sometida por el PLD a su antojo y conveniencia, el único interés de la bancada reformista era mantener intacto sus ingresos a través del financiamiento que otorga el Estado a los partidos que superen el 5% de la votación, como si este porcentaje fuera fácil de conseguir en un partido cuyo candidato presidencial es excluyente e íntimamente ligado al gobierno morado, aunque dicen que sus bonos están en baja con el presidente de los peledeistas, que parece preparar la repetición de su estrategia para liquidar lo que queda del reformismo sonsacando dirigentes importantes.

Si el reformismo quiere sobrevivir debe alejarse del gobierno y del PLD, hacerle oposición constructiva y tratar de rescatar parte de su votación, en base a las políticas tradicionales de Balaguer. Lamentablemente en la dirigencia reformista pesa mas el interés de estar en el gobierno que  sacrificarse yéndose a la oposición a recuperar su votación ofertando soluciones contrapuestas a las medidas que toma el gobierno y que afectan a la población.

Mientras el panorama no cambie radicalmente en el reformismo, prefiero ver desde la distancia su desaparición lenta pero inexorable, lamentándolo en el alma.