Un día como hoy, 06 de marzo y en el año 1937, nació el más grande líder de masas que ha parido la República Dominicana: José Francisco Peña Gómez, cuyos orígenes huelen a tierra y sol, allá en la Loma del Flaco, Santa Cruz de Mao, provincia de Valverde, la de los bellos atardeceres.

Sobrevivió a dolororos acontecimientos, tan crueles como el genocidio ordenado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo contra los haitianos y tan personales como la desaparición física de sus padres.

José Francisco, como le llamaban sus amigos, creció con la firme conviccion de basar su vida en valores cívicos y educación, por lo que se centró en ese aspecto y el trabajo. Estudió locución, laboró en la Voz Dominicana y ejerció la digna profesión del magisterio en algunas escuelas de la provincia de San Cristóbal.

Hoy Peña Gómez cumpliría 84 años y quiero recordarlo a ritmo de ranchera, como le gustaba terminar sus cumpleaños, con un buen mariachi y dedicarle una de sus canciones preferidas YO SIGO SIENDO EL REY. Porque hay muertos que mientras más bajan sus huesos en la tierra, más se eleva su figura y recuerdo en los que aun viven.

Hay momentos en mi vida en los que me he puesto a pensar en cómo Peña Gómez articuló tan extraordinarias relaciones internacionales sin el uso del internet ni de los celulares inteligentes. Lo imagino a veces sentado comiendo frutas y hablando con sus amigos de la Internacional Socialista por WhatsApp.

Su dinamismo, solidaridad e inteligencia fueron las claves con las que logró tener y sostener estrecha amistad con líderes del pasado siglo XX de la valía y renombre de François Mitterrand, de Francia, Willy Brandt, canciller de Alemania, Mario Soarez, presidente de Portugal, Felipe González, presidente de España, o el primer ministro de Suecia, Olof Palme.

Sostuve una buena amistad con don Gustavo Carvajal, dirigente político del PRI de México y de la COPPPAL, quien fue un sercano amigo de Peña Gómez y en inumerables conversaciones siempre hacía hincapié en su fuerte liderazgo, describiéndole como un hombre solidario, poseedor de un gran carisma, excelente orador y de gran corazón, humano, cercano a la gente.

Mi amigo Peña Gómez fue un gran visionario, aun sus programas de gobierno, municipal o presidencial, tienen vigencia. Es increible como veía más allá de la curva, como deponía actitudes personales a favor de las grandes mayorías y era un constructor de alianzas, creía en la concertacion y en la fortaleza basada en la unidad.

Con un gran amor a la lectura, cultivó una basta cultura, logrando hablar varios idiomas y relacionarse en todos los circulos sociales de la Europa de su época, donde se le admiró, respetó y distinguió siempre.

Yo ingresé al Partido Revolucionario Dominicano inspirada por sus ideas, discurso y compromiso. En aquella época me recordó la labor de los Jesuitas con la gente y para la gente, el poderoso eslogan de sus campañas que fue utilizado en el proselitismo reciente por varios partidos políticos dominicanos.

Peña, el de noble corazón, nunca guardó rencor, aun cuando fue social y políticamente discriminado y golpeado por sus origenes. Antes de marchar a la morada final, grabó un video que se ha vuelto antológico: YO LOS PERDONO, en el que les dijo a sus adversarios que los perdonaba, que podían contar con él y con su perdón.

Tuve el privilegio histórico de conocer y tratar a José Francisco, ese extraordinario ser humano, poseedor de una inteligencia privilegiada y también a Peña Gómez, quien actuó como un verdadero socialdemócrata al luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer en la vida política y partidaria, visión que convirtió al PRD en el primer partido dominicano que incluyó a las mujeres en la vida orgánica partidaria y en el tren gubernamental, promocionando la equidad de género, enseñando el uso de las cuotas afirmativas como un mecanismo para transformar la cultura de poder político.

 

Peña Gómez amó a su partido, al PRD, por encima de todo. Aun en los momentos más dificiles donde la división partidaria se hizo realidad, siempre orquestó estrategias que le permitieron mantener vivo al partido del pueblo y de la democracia. Nunca permitió que su partido desapareciera del escenario político, nos enseñó que el PRD es sus emblemas, jacho y siglas, pero que también el PRD es su gente.

 

Celebrar el nacimiento es celebrar la vida, por eso escribo hoy sobre su vida, sobre ese joven dinámico que salvó las barreras sociales, que cruzó mares para hacer política internacional. El que orientaba a través de Tribuna Democrática cada día, usando su voz como instrumento de lucha por una sociedad democrática y en paz.

 

Ese joven que don Juan Bosch asumió y encaminó, ese que se convirtió en líder y guía de millones de dominicanas y dominicanos.

 

El Peña Gomez amigo, maestro, lider, hijo, esposo, padre, se unen en el extraordinario hombre que vivió siempre al servicio de la gente y vivirá por siempre en el corazón de la gente.