Aunque diste de ser ideal, se entiende que abocados a un próximo torneo electoral del cual depende la conservación de sus curules, los miembros del Congreso dediquen parte de su tiempo a tratar de convencer a sus electores de que merecen ser reelegidos. No así, en cambio, cuando hacen abandono total de sus deberes legislativos que figura como su principal aunque no único compromiso con sus respectivas circunscripciones y el país.
De ahí que resulte sobradamente justificada la queja hecha pública por el senador José Rafael Vargas, quien preside la comisión bicameral que tiene a su cargo el estudio de las modificaciones de la ley de Seguridad Social, de que sus trabajos se encuentran detenidos por la pertinaz ausencia algunos de los senadores que integran la misma los cuales han sido convocados en ocho oportunidades diferentes sin haber dado señales de vida. Su incumplimiento ha impedido integrar el quórum requerido para poder sesionar.
No ha sido, sin embargo, el comportamiento de los diputados que integran la sesión quienes por el contrario, según reconoce y resalta el senador Vargas, han asistido puntualmente a todas las convocatorias evidenciando un mayor sentido de responsabilidad y de interés que sus colegas de la Cámara Alta.
La modificación de aspectos esenciales de la Ley de Seguridad Social que en la práctica ha evidenciado fallos, presentado lagunas y demandado actualizaciones al cabo de casi diecisiete años de haber entrado en vigencia, es de una importancia capital.
De esos cambios dependen vitales servicios de salud de que todavía carece un segmento importante de la población; la incorporación al sistema de más de dos millones de trabajadores informales y sus familias; el indispensable reajuste de la edad de retiro y el monto de las cotizaciones para los nuevos afiliados a la Seguridad Social a fin de hacer sustentable el aumento y el pago de las pensiones evitando el colapso financiero de la misma; el mantenimiento de la cobertura de salud de los trabajadores pensionados en una etapa de su vida en que resulta más necesaria; el reajuste de las elevadas comisiones que perciben la Aseguradoras de Riesgos de Pensiones, entre otros tantos aspectos.
Los senadores ausentistas no pueden alegar ignorancia sobre la importancia de introducir cambios a la ley. Se trata de un tema conocido, aireado y debatido públicamente en numerosas oportunidades contando con la opinión calificada de expertos en esta importante materia y con amplia experiencia en los estudios actuariales en que se basan todos los sistemas de Seguridad Social, sometidos a un obligado y continuo monitoreo y a periódicas modificaciones en la medida en que cambian las circunstancias que les sirvieron de base en sus orígenes.
De ahí que resulta penoso que el senador José Rafael Vargas haya tenido que hacer pública su queja que deja en evidencia a sus colegas de hemiciclo que forman parte de la comisión. Pero ocho ausencias consecutivas que impiden a la misma terminar tan importante y urgente trabajo legislativo son razones más que sobradas para reclamarles que cumplan con sus obligaciones. Y más en un tema de tanta importancia que involucra el sistema de salud y de pensiones de más de siete millones de asegurados y la oportunidad de incorporar a los tres millones faltantes.