Así como las Naciones Unidas decidieron establecer el “Día de No Violencia contra la Mujer”, para lo cual, en su homenaje imperecedero, escogieron el del brutal asesinato de las hermanas Mirabal y de su acompañante, el chofer Rufino de la Cruz, ha sido necesario establecer el ,2 de noviembre, como Día Internacional para poner término a la impunidad de los delitos contra los periodistas.
La escogencia está sobradamente justificada. En varias ocasiones hemos señalado que el periodismo es si no la mas, resulta una de las profesiones mas peligrosas del mundo. Los hechos lo avalan. Tan solo el pasado año, tal como se puso de relieve en la reciente asamblea general de la SIP donde se analizó la situación de la prensa en el continente, cientos de periodistas perdieron la vida en la región en forma violenta mientras realizaban su labor de información e investigación, o a consecuencia de esta. En su casi totalidad estos crímenes han quedado arropados por la mas vergonzosa impunidad.
Muchos fueron víctimas de sicarios al servicio del narcotráfico y el crimen organizado al sacar al desnudo sus estructuras delictivas y operaciones turbias. En no pocos casos, fueron sometidos previamente a crueles torturas por parte de sus desalmados asesinos.
Otros pagaron la osadía de poner al descubierto transacciones fraudulentas, saqueo de fondos estatales, contratos públicos onerosos a cambio de sobornos, prácticas ilegales y enriquecimiento ilícito por parte de gobiernos y funcionarios corruptos.
Y aún otros mas cayeron poniendo al desnudo los desafueros de regímenes dictatoriales y luchando a favor los derechos humanos, informando sobre el criminal negocio del tráfico de personas, el trabajo esclavo o la abusiva depredación de los recursos naturales por parte de elementos inescrupulosos.
Casi siempre mal retribuida, y en no pocos casos, incomprendida y hasta vilipendiada, la profesión periodística cuando se practica con honestidad y apego al código de valores que debe regirla, es fundamentalmente un ejercicio de vocación y de servicio social tanto como de alto riesgo. Son muchas las cruces en los cementerios que señalan la muerte, casi siempre prematura de los periodistas que han dejado la piel en el desempeño de su misión.
Quizás el mejor homenaje para rendir culto a su memoria y reconocer el esfuerzo y riesgo de los que siguen sus huellas en el ejercicio de un periodismo sin máculas, figure contenido en esta declaración que con motivo de la fecha divulgaron algunos diarios y medios de la prensa nacional suscrita por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Cada año, un periodista recibe el Premio Pulitzer y cien reciben un disparo. Cada cuatro días un periodista es asesinado, normalmente por denunciar caso de corrupción, tráfico ilegal, delitos políticos o violación de los derechos humanos. Los responsables de estos asesinatos casi nunca rinden cuentas ante la justicia. La iniciativa “Truth never Dies”(“La verdad nunca muere”) creada por iniciativa de la UNESCO, marca el 2 de noviembre como Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, e insta a difundir el trabajo de los periodistas asesinados para mantener viva su memoria. Juntos demostraremos a los asesinos que, por cada periodista caído habrá cientos que tomarán el relevo. Colabora compartiendo sus experiencias en las redes sociales y exige que se haga justicia. El 2 de noviembre actúa con nosotros. Comparte, participa, colabora. El mejor reconocimiento a los periodistas asesinados, es hacer que su trabajo perdure y que se haga justicia. Aunque ya no estén, ayúdanos a difundir la verdad”.
Con cada periodista que es asesinado en busca de la verdad es la verdad misma a la que se está asesinando.