Mi hijo pertenece a uno de los equipos de robótica que existen en el país. Escribí sobre esta maravillosa experiencia de FRC (First Robotic Competition) en un artículo anterior explicando como la misma promueve el desarrollo de competencias y la participación de los jóvenes en proyectos comunitarios. Este verano su equipo tuvo la idea de organizar un campamento de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM) para un grupo de niños de Los Montones, San Cristóbal.
El que mi hijo tuviera la idea y el deseo de organizar un campamento para estos niños no fue una sorpresa debido a que el ya había participado antes por varios años en un campamento de verano que realiza nuestra familia para niños de esta zona desde el año 2013. Y este proyecto a su vez fue ideado y organizado por mi hija mayor que en ese momento tenía 16 años. Definitivamente el ejemplo puede más que mil palabras y cosechamos los frutos de lo sembrado a lo largo de la infancia. Entre jóvenes se motivan unos a otros.
La idea se convirtió en realidad con muy poca ayuda de adultos. Candy, nuestra colaboradora de San Cristóbal, consiguió el listado de un grupo de niños de una de las escuelas públicas de Los Montones con buenas calificaciones e interés en ciencias y matemática. El equipo se reunió para diseñar las experiencias, conseguir donaciones de merienda y los recursos necesarios. Presentaron al grupo de padres de los niños el programa antes de iniciar el campamento. Fueron al lugar para inscribir, preparar todo, organizar los grupos y horarios de actividades.
Todo lo anterior lo hicieron sin ayuda, demostrando que, contrario a lo que muchos padres y educadores piensan, los adolescentes si pueden asumir liderazgo y responsabilidad cuando tienen la oportunidad. En este caso el rol de los padres y educadores fue el de apoyar, pero dejando a los miembros del equipo trabajar por si solos, confiando en su capacidad.
El campamento fue todo un éxito. Las experiencias diseñadas e implementadas con estos niños fueron de gran aprendizaje. El nivel de responsabilidad y entusiasmo del grupo superó las expectativas.
¿Por qué comparto esto?
Escucho a muchos padres y educadores quejarse de los jóvenes de hoy por su falta de interés, de motivación, por su actitud ante la vida, por el uso excesivo de las redes sociales o de los videojuegos. Estas quejas no llevan a ninguna solución, por lo que es mejor preguntarnos qué podemos hacer para lograr que se involucren y participen en actividades y proyectos como estos, en vez de culparlos.
Estoy convencida de que cuando le ofrecemos la oportunidad a nuestros jóvenes, ellos responden y superan nuestras expectativas, sobre todo si han tenido nuestro ejemplo. Lo he confirmado una y otra vez a través de diversas experiencias en las que los invitamos y apoyamos para realizar proyectos y actividades reales y significativos que impactan a otros. En otras ocasiones son ellos mismos los que hacen propuestas o tienen buenas ideas que deben ser acogidas por nosotros para hacerlas realidad.
En la mayoría de los casos, los jóvenes no son un problema, sino que se acomodan ante la falta de buenas oportunidades y de adultos comprometidos. Recomiendo dedicar tiempo a escuchar sus preocupaciones, sus ideas, propuestas y apoyarlos en su ejecución, aunque estemos muy ocupados o demasiado cansados. Nos sorprenderemos con los resultados.