El pasado sábado concluyo la primera versión de la Semana de la Movilidad Sostenible en el país, con una serie de iniciativas coordinadas por el Instituto Nacional de Transito y Transporte Terrestre (INTRANT) que buscaban estimular a la gente hacia el uso de modos de transporte menos contaminantes. Estas iniciativas son importantes para transformar el imaginario de los que habitamos en el Gran Santo Domingo, con el fin de incidir en los patrones históricos de conducta que han dominado la forma en como nos movemos por la ciudad.
Durante las últimas cinco décadas hemos sido testigos de un modelo de movilidad destructivo que ha carcomido todas las iniciativas implementadas en el centro económico, político y administrativo de la República Dominicana; caracterizado por el predominio de inversiones orientadas al uso del transporte individual y la falta de regulaciones en el sector.
Este modelo de dependencia del vehículo privado ha sido uno de los factores principales en la consolidación de la patología que hoy en día afecta el sistema de tránsito y transporte de la capital y sus alrededores; incidiendo en la concentración del parque vehicular, el aumento en los tiempos de congestión, estadísticas de muertes por accidentes de tránsito elevadas, mayores niveles de contaminación, incremento en el consumo de combustibles y deterioro de la economía familiar, como resultado de los elevados gastos para transportarnos de un lugar a otro de la ciudad.
El escenario descrito muestra la necesidad urgente de cambiar la forma en como nos movemos; la cual se alcanza a través de un menor uso del transporte privado, la mejora del sistema de transporte colectivo y el acondicionamiento de la ciudad a las necesidades del peatón.
Ante los datos señalados por el Estudio para el Plan de Movilidad del Gran Santo Domingo UE-AFD-INTRANT (2018), donde existe un reparto modal dominado por el transporte privado (42%) en la zona central del Gran Santo Domingo[1], se evidencia una importante cuota de los desplazamientos que contribuyen en la congestión de las principales vías de la ciudad. Esta situación unida a 16,400 vehículos de concho registrados en este territorio y una concentración de automóviles en el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, ascendente a un 60.2%[2] del total nacional, muestran con claridad los principales elementos que contribuyen en saturar las principales avenidas y nuestras angostas vías. Razón por la cual se requieren iniciativas para disminuir la cantidad de unidades en las calles y fomentar la migración de estos usuarios hacia otros modos de transporte.
La construcción de un sistema integrado de transporte colectivo es una de las principales iniciativas para que los usuarios y propietarios de vehículos privados, se motiven en transportarse de otra forma por la ciudad. A pesar de que un 36% de los desplazamientos de la zona central del Gran Santo Domingo se realiza en transporte público y un 21% se realiza a pie, la conformación de un sistema que vincule los principales modos de transporte colectivo, integrándolos desde el punto de vista tarifario, contribuirá en aumentar el numero de usuarios y una mejora en la efectividad de sus operaciones, permitirá que una porcentaje de los desplazamientos a pie se puedan combinar con los modos de transporte colectivo integrados.
Finalmente, es necesario que las mejoras al sector se complementen con el acondicionamiento de la ciudad a las necesidades de los peatones que utilizarán estos modos de transporte colectivo, lo cual permitirá que las mejoras al espacio por donde nos desplazamos motiven a un mayor número de personas a caminar por la ciudad y dejar el vehículo privado en su casa.
[1] Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte, Santo Domingo Oeste y Los Alcarrizos.
[2] Parque Vehicular (2018). Dirección General de Impuestos Internos.
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