Cuatro músicos en escena. Dos de ellos relacionados con el arte de la medicina. Una noche mágica.
Arte, magia y medicina han estado ligadas a través del tiempo. La humanidad ha participado de la constante evolución y transformación de cada una de ellas.
Michel Camilo estrena su "Mano a mano". El afamado pianista de categoría mundial, estudió medicina en sus años mozos y se decantó por la música. No sabemos si perdimos a un gran médico, pero ganamos un prodigio del jazz.
El concierto, una verdadera joya musical, deleita y transporta. Las piezas nuevas irradian una sensibilidad sin límites. El artista conecta con su público. Se siente su orgullo de ser dominicano y lo expresa sin ambages.
Lo acompañan dos puertorriqueños de la más alta calidad interpretativa. Uno destaca por su virtuosismo en la percusión. Tiene una trayectoria reconocida mundialmente. Sus matices reflejan una gran influencia afroantillana. Las congas y tambores parecen hablar y se emociona al extremo (se "monta") cantando a dúo con los cueros. Giovanni Hidalgo, es coprotagonista de la noche.
El otro, John Benítez, gigante en dimensiones, como el contrabajo que lo acompaña, se enamora de su instrumento y "copula" con él, sacándole notas singulares.
Para completar el cuarteto, el invitado especial. Otro que se escapó de la cátedra médica, para encumbrar el nombre de nuestro país en todo el orbe. Guarionex Aquino, el primo "Né", superbo como siempre en las improvisaciones de la percusión ecléctica.
El jazz, la verdadera música, según los entendidos, buscó su nivel y hechizó a la audiencia presente en el Teatro Nacional, cuando la bachata "se puso frac" convirtiéndose en bolero y las notas musicales resultaron medicina para el alma, brindándonos la magia de una noche inolvidable.