Esta es la imagen mostrada a los medios de comunicación por la adolorida familia de la niña de 12 años que se quitó la vida por el “racismo estructural” imperante en República Dominicana. Es la foto de recuerdo escolar que le tomaron en la Escuela Básica Mirador Norte a la estudiante Ana Esther. A mí la foto me habla de racismo, podría ser una muestra del que impera en esta escuela ubicada en Los Guaricanos, Villa Mella, el mismo que subyace en todas las escuelas del sistema escolar dominicano, porque no es la escuela en sí, sino el propio sistema educativo y el propio Estado que ya han demostrado ser reproductores de racismo.
En la foto una niña afro, con su pelo en trenzas cortas, con tímida sonrisa, y como para validar su humanidad, con la magia de Photoshop le colocan en un extremo a una blanca exitosamente famosa, la mexicana Karol Sevilla en su papel de Luna Valente en la serie “Soy Luna”, de producción argentina y de Disney Chanel Latinoamérica.
Con el manejo de la foto, pienso y espero que no conscientemente, contribuyen a lo que se enseña y respira en RD: los negros y negras no somos hermosos ni hermosas, no somos exitosos, no somos ricos, ni educados….
Como ícono de la belleza, del éxito, del vivir “cool”, la foto escolar envía un directo mensaje a los niños y niñas, ellos deben parecerse a Luna, ella es blanca, con profusa cabellera lacia, libre y feliz, como el papel de Luna en la serie, una chica sin nada de sufrimiento de la dictadura del adultocentrismo, ni de rígidas leyes escolares, no hay adulto que imponga reglas, tienen acceso a instrumentos musicales, son artistas. Su momentánea infelicidad es por el desamor común de la edad relacionada con el chico blanco-flaco-hermoso ideal…
No hay hambre, son ricos, o clase media más que acomodada, tienen escuelas con espacios dignos, con pista de patinajes, con cafeterías en donde piden la batida que les apetezca, no se le ve con problemas de pagarlas, ni de tomar la más baratas, no muestran si quiera que se paga, todos visten muy bien. Luna muestra una colección de pantalones cortos en su delgada y frágil figura, el macho aparece como protector de ella, y plantea como siempre las rivalidades entre hombre y la mujer y entre mujer y mujer por poseer el amor del macho. Aún siendo menores de edad pueden ir a donde quieran, incluso de México a Argentina y viceversa.
Me llegan muchas preguntas que no podré responderme. Ana Esther es Luna, pero no puede llevar trenzas largas como el cabello de Luna. Nunca sabremos cuánto han influenciado los estereotipos racistas y clasistas sembrados en el inconsciente de ésta festinada niña, incluso desde la propia escuela.
El colonialismo como doctrina ideológica racista que le desconoce la cultura y hasta la propia humanidad de la mayoría de l@s afro-dominicanos está muy presente en el sistema escolar y en todo el quehacer social dominicano.
No sé cuándo el Estado publicará en cantidades masivas las obras del martiniqueño, Frantz Fanon, motivar a que se estudie la sicología del colonizad@ para tomar correctivos hacia una educación no colonialista, me pregunto cuando invitarán exclusivamente para los profesores tanto de básica, intermedia y universitaria a talleres con intelectuales con amplias teorías no colonialistas como el filósofo Enrique Dussel para provocar cambios y no más “piel negras ni máscaras blancas”.
Las negras no somos estereotipos de belleza, por eso en las escuelas encontramos violatorias directoras, en franca discriminación racista que exigen que las niñas vayan desrizadas. Y como dice la propia directora de la Escuela a donde iba Ana Esther: prohibir que vayan con trencitas “está dentro de la norma del centro, porque a las niñas que vienen con trenzas muy largas, un niño que les quede atrás les da un “jalón” a la trenzas, pueden coger piojos, y si les dan un “jalón” a las trenzas y la niña se cae, se puede hasta desnucar, entonces nosotros tenemos eso dentro de la norma del centro”.
Las cabelleras lacias son las más propensas a caerles piojos, pero para sumar más racismo, la directora piensa que al pelo de las negras es que le caen piojos. Y las blancas al halarles el pelo no se desnucarían.
Desde Facebook la estudiante de derecho, Flor Angel Agustín Federico, nos cuenta su experiencia en el Liceo de Haras Nacionales, hoy Politécnico Manuel Aurelio Tavárez Justo: "luego de que la directora la mandara a su casa por tener trenzas y ella regresar al día siguiente con un 'pajoncito', la mandó la directora directo a la sicóloga que le dijo: 'eres una negra muy fina y hermosa, te verías mejor con el pelo lacio, eres muy inteligente y todo es cuestión de ética y profesionalismo'. Me dio una charla sobre imagen y belleza colonial y lo hermosa que me vería alisada.” La directora de entonces le informó “que una circular emitida por el Ministerio de Educación prohíbe el uso de trenzas en los centros educativos.” Debe haber alguna que prohíba el pelo crespo de las negras y de los varones cuando deciden tener unas pulgadas más de lo obligado-tradicional.
¿Necesita más prueba el racista Estado dominicano para provocar cambios, necesita el Estado de más niñas y niños que se quiten la vida por la intolerancia en las escuela hacia una población de mayoría afro?
La foto final, la tomé durante la “Semana Santa” a una niña que caminaba en la calle junto a su madre, a sabiendas le pregunté si iría a la escuela con las trenzas, la madre respondió "es que no la aceptan".
Hoy recibí un mensaje por Facebook donde un padre me dice que en la Escuela Brasil no aceptaron a su hija porque tenía trenzas. "Y le preguntó a la directora, si hay una ley que diga si una persona negra no puede ir peinada con trenzas, y ella me dijo que es la ley de la escuela, tú no puede llevar la niña con trenzas a la escuela. Bueno, eso le pasó a mi niña el lunes en la escuela de Brasil, es vergüenza”.
Las trenzas en esta negada afro sociedad es un paso de aceptación por parte de una población a la cual el colonialismo le ha negado el “ser”. Usarla es un reconocimiento a la propia etnicidad afro-caribeña. Desde el Estado no se puede seguir obligando a la población a encajar en el marco del colonialismo y del fenotipo del blanco colonial.
En Panamá luego de la denuncia de una madre que le negaban acceso a la escuela a su hija, se gestó todo un movimiento para que se respete al afro-descendiente en toda su dignidad y las trencitas sean respetadas en las escuelas. En Dominicana tenemos que hacer lo mismo. Ellas celebran en mayo el segundo lunes, el día de las Trenzas.
No puedo terminar si decir que:
Yo acuso al Ministerio de Educación, al gobierno de Danilo Medina, porque éstas denuncias se hacen y no han realizado la primera campaña de educación entre maestros y maestras para enseñar que el genoma humano nos muestra iguales y que su racismo viola los Derechos Humanos -DDHH- de sus alumnas y alumnos. No han hecho el primer pronunciamiento público para exigir respeto a la Constitución de la República, a los DDHH y a la diversidad, reconocer que somos un pueblo pluricultural.
Esperemos que las autoridades actúen y evitar que otras Ana Esther sigan sufriendo menosprecio en el lugar que deberían de hacerlas sentir orgullosamente negras, orgullosamente cimarronas y dignamente afro-descendientes con una historia de lucha para el respeto de su dignidad.
¡Basta! El racismo, además de matar legalmente como la Sentencia 168-13, también lo hace físicamente, como ha sido el caso de la niña de 12 años que se sintió acorralada por un sistema que la menospreciaba, y se quitó la vida. Estemos claros que esto es un tema político, todavía no nos quieren ver con dignidad y derechos.