Finalmente se ha ido el año 2020, que será recordado como el año del coronavirus; todos hemos sido impactados con esta terrible enfermedad. Como en una de las novelas del rey del terror Stephen King, lo recordaremos como una crisis sanitaria sin precedentes.
Fue un año en que vimos partir a destiempo figuras internacionales de todos los ámbitos, se impusieron medidas preventivas por casi todos los países para frenar la propagación del virus. Se contrajo la economía, porque las cadenas de suministro se detuvieron; provocando un fuerte impacto a nivel global; por la volatilidad de los mercados en las principales potencias del mundo.
Los sistemas sanitarios fueron llevados al límite por la sobrepoblación de infectados, evidenciando la escasa importancia que desde los gobiernos se suele dar al sector salud; los centros de salud no fueron capaces de dar respuesta y colapsaron. Se mostró en EEUU y otras potencias un escenario de desigualdades y se evidenció que la pobreza no es solo de los países subdesarrollados.
Cambio de mando, hubo elecciones en países como Estados Unidos, Bolivia, República Dominicana, Guyana, Etiopía. Venezuela celebró elecciones parlamentarias cuyos resultados han sido rechazados por 45 naciones, pero validados por otras y por el gobierno venezolano. Perú disolvió su parlamento en el 2019, pero luego esto le costó la destitución al presidente Martín Vizcarra. Chile tuvo un plebiscito para modificar su carta magna. Europa experimenta el resurgimiento del neofascismo. En Bolivia ganó las elecciones presidenciales Luis Arce, pupilo del expresidente Evo Morales. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, inició el proceso de unificación cambiaria dentro de su política de reforma de la economía.
Gracias a la cibercultura, mientras la cantidad de infectados por el virus va en aumento a nivel mundial, se dispararon las ventas por internet; ya que las personas tienen miedo a salir hasta a los supermercados; cosa que no sorprende ni al matemático estadounidense Norbert Wiener creador del concepto cibercultura.
Liderazgo femenino: Se puso a prueba la capacidad resolutiva para la contención del virus en Islandia, Taiwán, Alemania, Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, naciones representadas por mujeres y recibiendo el elogio del mundo.
Confinamiento: Las medidas de distanciamiento afectaron la interacción en la dinámica social, provocando la suspensión de eventos masivos, los juegos Olímpicos de verano, el tour de ciclismo de los Emiratos Árabes, La feria del automóvil de Ginebra en Suiza, los carnavales de Venecia, Brasil, el Mardi Gras, el Salón del Mueble de Milán, El Mundial en pista cubierta de atletismo en Nanjing, el Preolímpico femenino de baloncesto o el Gran Premio de China de Fórmula 1, por solo mencionar algunos de los eventos que se suspendieron.
Desplome y separaciones, la capacidad de tolerancia fue llevada a su máxima expresión, con divorcios y separaciones. En España, datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) indican: “El número de demandas de separación y divorcio se ha incrementado hasta las 25.732 en el tercer trimestre de 2020, un 16,6% más con respecto al mismo periodo”.
A nivel medioambiental, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) esperaba darles seguimiento a los países comprometidos con el medio y checar los avances hechos en esta importante área durante los meses de la pandemia. Es evidente que le hemos dado un respiro a nuestra contaminada tierra.
En cuanto a la justicia social, el mundo fue testigo del asesinato de George Floyd, provocando una avalancha de protestas globales, reconociendo no solo las dificultades que enfrentan los afroamericanos en EE.UU; sino también las minorías de todo el mundo quienes son perseguidas, discriminadas, expulsadas de sus territorios y en peor de los casos, asesinadas.
Juntos hacemos la diferencia, se puso a prueba la ausencia de egos, más si la capacidad de respuesta de empresas que decidieron fabricar ventiladores, equipos de protección para suplir las necesidades de hospitales a nivel mundial unificando recursos, conocimiento y esfuerzos por parte de la comunidad científica del planeta; para desarrollar la vacuna, de manos de Pfizer el laboratorio biotecnología alemán BioNTech.
Finalmente el año 2020 se ha ido, no sin antes recordarnos que todo somos iguales y que más allá del estatus social, el dinero, la fama, los logros académicos, es obvio que la pandemia coarta nuestra exigencia; exhumando la fragilidad del ser humano. Lo he planteado en otros artículos, que lo importante es que hayamos aprendido que el cambio en nosotros debió comenzar desde el anuncio pandemia. Desearía finalizar con la idea de que el 2021 será un año de transformación; pero tal vez no lo será, porque probablemente seguiremos avanzando por el mismo camino de autodestrucción al que estamos acostumbrados. ¡Feliz 2021!