Pesar siente mi alma por la ruta catastrófica a que se encamina la vida en nuestro planeta, solo recuerdos me atrapan en sus encantos de sencillez y mágica aventura que caracterizaron episodios de nuestras benditas vidas que estaban cargados de la ternura de los amaneceres que se dibujaban en las pupilas de nuestros inocentes ojos para solo festejar las alegres fantasías.
Estoy en la terrible encrucijada de no saber de dónde vengo, y hacia dónde voy, nos han hurtado la voluntad de crear, porque desde que tengo uso de razón infantil y de niño genio, hasta con las plantas me comunicaba, sabia reconocer la voz de la tierra cuando sudaba caricias hechizantes y nos abrazaba hasta bendecirnos con el lodo ritual que nos hacía parte de ella.
Cuantas señales recibimos del desierto, o de la cascada, o el firmamento, en todos un solo misterio se desvela, corren apresurados y ansiosas nuestras almas lejos de las campanas que nos quieren despertar del perfecto sueño, quisiéramos morir soñando, cuanto más vivir soñando y pintar el desierto de manantiales, y abrevar de sus aguas cristalinas para jamás sentirnos perdidos en el firmamento, aunque gocemos de constelaciones de estrellas haciéndonos compañía.
¿Por qué son tan fuertes los barrotes de la vida? ¿De qué material están hechas sus cerraduras? Nos hemos dejado enjaular por lo fatuo, hemos perdido la batalla de las ideas, ellas nos han conducido inevitablemente a la derrota. En vez de pensar mejor, sentir, en lugar de hablar, hacer; preferible perderse en la nada que vivir atormentado en el todo, en una encuentro la paz, en otra la perturbación y la hostilidad.
Saben las aves lo infelices que somos, las hormigas no logran entender porque hemos permanecidos tan empequeñecidos, en las diminutas partículas de la materia, se haya mas energía de vida en sus espacios vacíos que en la inmensidad de un mundo de pesares. Como duele vivir, hoy es la vida una autentica agonía, un dolor intenso en el alma que no desaparece hasta que expiras.
¿Cuándo perdimos el camino? ¿Qué camino? Tontos es lo que hemos sido, cavaron sepultura y en ella estamos, con su tiempo y sus medidas, con su disciplina y su doctrina, con sus ideales y sus batallas, nuestras luchas todas han sido inútiles, si tan solo hubiésemos dedicado todo ese maravilloso esfuerzo desperdiciado a la contemplación y el disfrute, a maravillarnos por lo aparentemente insignificante, de pequeñas dosis de vida bien vividas hubiésemos construido un gran sueño de esperanza.
Pero se nos perdió el camino, todo comenzó a ser distinto, mientras la belleza se ocultaba con el sol, surgían las tinieblas del pensamiento, quiso este interponerse, nos narraba la vida, nos decía como eran las cosas, hasta con detalles, mientras como mansas ovejas nos encarrilaban hasta llevarnos al matadero de los caníbales irredentos, que se hicieron adicto al tiempo, murieron sus encantos originales, no lo resistieron, en bestias se convirtieron.
Por un parque de la ciudad veo un ave sobre otra ave, una escultura viva sobre otra muerta, un cielo bello sobre uno muerto, cargado de traumas, incesante de pasiones bajas, solo conduciéndonos a la deriva, al cuarto frio, al encierro, a la muerte, a la oscuridad de nuestras mentes. Se nos fue la vida, se nos perdió o se nos ocultó, ya ni sabemos que es, ni donde está, solo pensamos o soñamos como pudiera ser.
Nubes negras se posaron en nuestras mentes frágiles e inocentes, nos atemorizaban, eran las ideas, nos llegaban para ocultar las verdades, sustituían la autoridad de un evangelio por la tiranía de una doctrina, la una nos liberaba y nos mostraba la vida, la otra nos encadenaba y nos llevaba a la misma muerte. Los que no poseían los conocimientos eran tomados como sabios para los evangelios, los que poseían el conocimiento eran tomados como intelectuales para los adoctrinadores.
-¡Conquista! –Les decían a los tiranos.
-¡Ríndete! – Decía la voz del evangelista.
Mientras esas pesadas nubes cargadas de frustraciones prenatales hasta pre existenciales, moldeaban conductas explosivas, rayos y truenos eran lanzados desde oriente a occidente, desde el Cáucaso hasta las islas, llevando la fuerza de su impotencia, nos quisieron transformar, nos quisieron deformar, la historia jamás se repite sin antes transmutarse, no lo tomaron en cuenta, la vida se abre paso, si, por el espeso bosque o por las estepas de las montañas, se escribe la nueva historia.