Iniciar una campaña electoral en medio de una pandemia letal como el coronavirus, con un record por encima de los 38,700 norteamericanos muertos y más de 735 mil contagiados hasta Abril 18, podría ser desastroso para las pretensiones reeleccionistas del presidente de los Estados Unidos Donald Trump.
Las medidas restrictivas establecidas el pasado 14 de marzo para contener el avance del Coronavirus que afecta la economía de la nación fueron levantadas por el jefe de Estado el pasado 16 de Abril.
Esa disposición recomendaba que la apertura se hiciera mediante un plan de forma gradual, bajo la responsabilidad de los gobernadores estatales y no de la Casa Blanca.
Con esa acción, Trump se quitó de encima la gran responsabilidad de tener que planificar las estrategias que muy mal inició para frenar los miles de muertos y contagiados que sigue originando el Coronavirus en toda la Unión.
Si la pandemia no se detiene y continua su curso, como hasta ahora, ya no será responsabilidad del presidente Trump, sino de los gobernadores.
Anthony Fauci, asesor médico de la Casa Blanca, dijo que si hay una recaída, ante la ausencia de medidas de confinamiento en estados donde el Coronavirus aún no se ha expandido, habría que regresar a la posición inicial.
La reapertura, más que recuperar la economía, podría implicar que aumenten los casos en cada estado, por la confianza de la ciudadanía en restablecer los contactos personales en lugares públicos y privados.
Horas después de su anuncio del jueves 16, Trump recibió la mala noticia de que 4,700 personas habían fallecido en Estados Unidos a causa de la pandemia.
La cuarentena de salvamento de vidas trajo como consecuencia en muchos estados el cierre de empresas y negocios no esenciales, ocasionando pérdidas multimillonarias y afectando la economía de la nación.
Para el ejecutivo de la Casa Blanca, el temor era que el confinamiento colectivo desencadenara una crisis económica peor que las de 2008 y 2009, por lo que habría que reabrir lo antes posible.
Antes de la llegada de la pandemia, a principio de enero de este año, Trump tenía en su record haber logrado un repunte de su imagen en más de un 45%, tras el incremento positivo de la economía y la reducción del desempleo que le aseguraba una posible reelección presidencial en noviembre próximo.
Pero sus indecisiones de cómo proteger a los EEUU de la inminente llegada del Covid-19 y su modo de enfrentarlo fueron tan desastrosas que hizo que en pocos días la pandemia llenara los hospitales de muertos y enfermos.
La economía de EU y su imagen como guía y líder de la nación descendían a la misma velocidad que aumentaban los números de muertos y enfermos por la pandemia. Se evaporaban los planes reeleccionistas de Trump.
Ante el fracaso de sus acciones y de las medidas de confinamiento tardío, el mandatario recomendó al Congreso como compensación disponer medidas económicas que resolvieran las necesidades de la población en comida, medicamentos, salud, préstamos y subsidios a empresas y negocios.
Dos billones de dólares fueron aprobados por el Congreso para satisfacer la propuesta del presidente Trump, para distribuir entre familias e individuos, pequeñas empresas, para seguros de desempleo y compañías afectadas por la cuarentena.
Trump había planificado la reapertura de la economía para mediados de abril, pero las muertes y contagio de la enfermedad a nivel nacional aumentaban de forma acelerada por lo que tuvo que posponerla para el 30 del mismo mes.
Se le presentaron dos opciones: enfrentar una crisis de salud a nivel nacional manteniendo las restricciones y cuarentena hasta detener la propagación de la pandemia, o reabrir el país para evitar el colapso total de la economía.
Desesperado, Trump habló a principio de abril de imponer su “autoridad total” como gobernante para decidir cuándo reabrir el comercio. El gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo (D) fue el primero en dar un paso al frente para rechazar su imposición autoritaria.
Horas antes del anuncio de levantamiento de las medidas restrictivas, Cuomo anunció su decisión de extender las medidas de cuarentena en el estado neoyorkino hasta el 15 de mayo.
Nueva York sigue siendo el epicentro de la epidemia en Estados Unidos. El estado tiene cerca de 20 millones de residentes y ha reportado más de 17,600 muertes y cerca de 245 mil contagiados desde el inicio de la enfermedad.
Los demócratas ya tienen a Joe Biden como su candidato oficial tras el retiro de Bernie Sanders y el endoso de apoyo del ex presidente Barack Obama.
Con la apertura, además de “lavarse las manos” como Pilatos ante lo que pudiera suceder, Trump busca poder continuar su campaña reeleccionista opacada por las restricciones y los resultados negativos originados por el Coronavirus.
Pero Donald Trump es un político republicano con suerte. Su oponente demócrata es Joe Biden y no el gobernador demócrata neoyorkino Andrew Cuomo, quien lo ha desafiado a mantener una política de salvamento de los norteamericanos primero, contraria a la de Trump, inclinado más en el salvar la economía.