En un artículo publicado anteriormente había planteado que la Regla de Oro ha devenido en alterar las funciones de regidores y regidoras, que se resumen en tres: representar, controlar y legislar. También, señalaba que el Pacto por la Gobernabilidad y la Democracia, que le llaman Regla de Oro, ha producido un conjunto de rupturas a la institucionalidad municipal, las cuales contravenían principios de autonomía política, de descentralización, concertación local, representación, independencia  de los órganos del gobierno local y de inclusión democrática de las minorías.

Ahora digo, que la Regla de Oro obtendría una medalla de diamante, metal, este último, más valioso que el oro, en la medida que las élites de los partidos políticos, que monopolizan todos los poderes públicos desde el Distrito Nacional, asuman la gobernabilidad democrática como un proceso permanente de relación entre gobernantes y gobernados, con el propósito de generar satisfacción ciudadana con los servicios que están prestos a ofertar los ayuntamientos dominicanos.

La medalla de diamante para la Regla de Oro, se ganaría cuando los partidos políticos fomenten pactos que ayuden a alcanzar gobernabilidad democrática enlazados con estos cuatro pilares: transparencia, eficiencia, eficacia y democracia.

Transparencia: la Regla de Oro haría muy bien con fomentar el cumpliendo con el libre acceso a la información pública; la declaración jurada de patrimonio de los funcionarios municipales; la rendición de cuentas a tiempo a los órganos de control y a la ciudadanía; contrataciones de obras y servicios mediante métodos abiertos de participación de los diferentes sectores productivos y comerciales que operan en el territorio; servicios de información en portal web de transparencia de recursos humanos, trámites, normativas, beneficiarios de subsidios o asistencia social, convocatorias a licitaciones; presentación periódica de los informes de los asesores que reciben incentivos; Etc.

Eficiencia: apuntando a que el gobierno municipal abarate los costos de la inversión. El modelo de ayuntamientos que prevalece resulta costoso, al igual que el Gobierno Central.  Neutralizar el  derroche de recursos financieros a través de la compra de insumos de calidad y entrega oportuna de los servicios. La promoción y cumplimiento de las competencias y atribuciones establecidas en la Ley 176-07 del Distrito Nacional y de los Municipios, lo cual deberá hacerse  de modo racional, a tiempo y al menos costo. La medalla de diamante se justificaría en la medida que los gobiernos locales respondan de modo rápido a los reclamos, quejas e inquietudes ciudadanos. También, en la medida que el personal contratado cumpla con sus funciones y que reciba los incentivos económicos en función de su perfil técnico, laboral o profesional. La contratación e incorporación de personal por mérito y capacidad de desempeño sería una oportunidad política para superar la contratación de modo clientelista. Aunque sean pocos los recursos, hay que administrarlos  bien.

Eficacia: los servicios públicos municipales, especialmente cementerios, mercados, mataderos recolección de residuos sólidos, alumbrados, construcción de aceras-contenes, cuerpos de bomberos, protección del verde de las ciudades y municipios, bibliotecas, infraestructuras deportivas, tienen que gestionarse de modo que generen satisfacción en los contribuyentes o pagadores del presupuesto municipal. La imagen del un ayuntamiento, su credibilidad y su legitimidad pública están muy determinada por el nivel de desarrollo de la variable eficacia. La medalla de diamante de la Regla de Oro adquiere valor cuando el sistema político asuma la planificación estratégica para alcanzar equidad e igualdad de oportunidades en lo social y lo territorial. Conviertan al gobierno local en una maquinaria de promoción del desarrollo económico local, para ampliar el grado de felicidad mediante la generación de empleo útil.

Democracia: el compromiso debe ser una Regla de Oro para una gobernabilidad democrática capaz de fortalecer la institucionalidad de los gobiernos locales y la satisfacción  ciudadana. Cuando este compromiso se haga posible la llamada Regla de Oro recibiría la medalla de diamante. Los partidos políticos proponentes de la Regla de Oro han dejado al descubierto su incapacidad política para ejercer el poder que ha sido delegado por los ciudadanos.

Hagan una nueva Regla de Oro. No obstante, proporcionen posibilidades para ampliar la representación femenina en los gabinetes municipales; para que las personas no sean víctimas de la violencia urbana, de modo que se garantice la libre circulación; que las acciones de los alcaldes, regidores, directores de juntas municipales, vocales y funcionarios municipales de diferentes niveles actúan bajo los mandatos de las leyes y la Constitución; fomenten la participación de las organizaciones de la sociedad civil, no para administrar sino para que se administre bien, no para tomar decisiones sino para que se tomen las mejores decisiones

Los proponentes de la Regla de Oro están en el deber de dejar que la democracia municipal corra. Dejen que madure. Los conflictos siempre serán bienvenidos cuando su base de sustentación es la confrontación por el bien colectivo y no personal. Los conflictos después del 2007 no han alcanzado magnitud nacional. Incluso, no alcanzan el 3% del territorio dominicano.  Respeten el derecho de iniciativas de las minorías. La exclusión de la minoría es producto del autoritarismo, centralismo y la más abyecta o despreciable de la exclusión política. La suma de minorías puede conducir a una nueva mayoría. También, las minorías tienen que respetar el derecho de la mayoría a decidir, cuando esta supera proporcionalmente a la suma de las minorías opositoras.