Todos los niños en edad preescolar sienten curiosidad y fascinación por investigar y aprender todo sobre el mundo que les rodea, lo que se logra de manera efectiva y significativa a través de las experiencias educativas a las que son expuestos desde muy temprana edad.

El modelo de enseñanza denominado Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), enriquece de manera extraordinaria, el currículo educativo implementado en las escuelas, puesto que resulta en un eficaz complemento para lograr el desarrollo de competencias y las destrezas necesarias para el siglo XXI en los alumnos.

Un proyecto es una investigación profunda y extendida acerca de un tema, el cual se basa en preguntas generadas por los mismos niños y que se van respondiendo a lo largo del mismo.  Lo más importante de trabajar a través de proyectos es que la educadora tiene la oportunidad de sembrar en los niños y niñas un deseo de aprender y habilidades de investigación que prevalecen en ellos por siempre.  En adición, el niño logra aprender de una manera auténtica, se divierte y es protagonista de todo el proceso, ya que participa en la selección de un tema, la planeación de las actividades de aprendizaje y construye su conocimiento de forma significativa al partir de sus propias experiencias y saberes previos.

A través de este modelo de enseñanza se genera la oportunidad de dar respuesta a los intereses y diversos estilos de aprendizaje de los alumnos, así como a los posibles niveles de habilidades que puedan estar presentes en un salón de clases. Al ser un enfoque educativo centrado en el alumno y no en el educador, el niño participa activamente, exponiéndose a experiencias de aprendizaje interdisciplinarias, planificando y conduciendo su propia investigación, y desarrollando numerosas habilidades sociales.

Es importante agregar, que a través de las distintas etapas y procesos que conlleva la realización de un proyecto, los niños son expuestos a problemas a los cuales ellos mismos proponen soluciones, logran anticipar lo que sucederá, formular y descartar hipótesis, aprenden a trabajar en equipo y fortalecen su autoestima, ya que lo que proponen tiene un valor para el adulto.

Las preguntas abiertas son una parte fundamental en el proceso de aprendizaje por proyectos; a través de éstas, el educador, con astucia y creatividad, guía al niño en su proceso de desarrollar habilidades de reflexión, análisis e indagación que los convierte, luego de varias experiencias y participación en proyectos, en “pequeños científicos”; ellos son protagonistas en todo el proceso y las habilidades desarrolladas e instauradas en ellos les serán útiles para el resto de sus vidas y en su desenvolvimiento como adultos en el futuro.

Al implementar el ABP, los educadores tienen la posibilidad de integrar todas las dimensiones del desarrollo y áreas del conocimiento en la experiencia educativa de sus alumnos y a su vez, los niños involucrados tienen la oportunidad de aplicar sus habilidades y conocimientos previos y hacer conexiones con los nuevos conocimientos, logrando descubrir las respuestas a sus dudas sobre temas de interés y desarrollar así, su razonamiento lógico y pensamiento reflexivo.

Entre las distintas competencias, cualidades, valores y actitudes que son desarrolladas y reforzadas en los niños y niñas a través de los proyectos, se pueden citar:

  • Cooperación
  • Trabajo en equipo
  • Planificación
  • Solución de problemas
  • Llegar a consensos
  • Tolerancia
  • Autoestima
  • Iniciativa
  • Creatividad
  • Actitud científica e investigativa
  • Mayor profundidad del conocimiento
  • Reflexión y análisis crítico
  • Habilidades de comunicación

 

En definitiva, la especialista en Educación Inicial y Directora de Nivel Inicial del Colegio New Horizons, Julie Ann Rojas, nos explica que cada vez más se puede evidenciar que lograr mantener a los alumnos motivados e involucrados en un salón de clases hoy en día es todo un reto. Sin embargo, al implementar el modelo de Aprendizaje Basado en Proyectos y dejando de lado la enseñanza mecánica y memorística, para enfocarse en una práctica educativa más participativa, centrada en los intereses de los alumnos y que favorezca el desarrollo de sus habilidades en las distintas áreas, se puede lograr motivarlos.

Al brindarles a los alumnos la oportunidad de que vivencien experiencias de aprendizaje significativas, que contribuyan a que desde muy temprana edad prevalezca su curiosidad natural de aprender y a través de las que puedan hacer descubrimientos a partir de procesos como, la observación, formulación de hipótesis, planteamiento de problemas y sus posibles soluciones, estudios de campo, análisis de informaciones y la reconstrucción de sus propios puntos de vista y teorías, tal y como resulta al trabajar por proyectos, se logra que se diviertan mientras aprenden, despertando en ellos un interés genuino por aprender y entender su mundo, así como también, logran desarrollar niveles de pensamiento más complejos y competencias para la vida.