El paso de una sociedad análoga a una sociedad digital, o el proceso de transformación del mundo de la información al mundo del conocimiento, obliga a que el sujeto procure adecuarse a su tiempo y responder a las necesidades de transformación y/o de readecuación de la época.
En lo referente a la educación superior en nuestro país, hoy tenemos la posibilidad de elegir la u universidad y el espacio o lugar dónde concluir su carrera profesional. Una vez terminada la carrera, ya la licenciatura no es suficiente para seguir avanzando dentro de su ámbito de estudios, viéndose en la obligación de realizar los estudios de postgrado pertinentes y que le posibiliten renovar los conocimientos adquiridos. Descubriendo que la formación es y debe ser permanente, en un mundo que, de acuerdo al sociólogo y filósofo Zygmund Bauman, estamos viviendo en el tiempo del saber líquido…un saber cambiante, desechable y volátil.
Por qué hacer una maestría?
Hay diferentes motivos que impulsan a un profesional a realizar una maestría. Lo aconsejable es que se haga porque se siente la necesidad de actualizarse en su área de estudios o porque se quiere seguir profundizando en determinada disciplina del saber de manera puntual, es decir, en un área específica del saber. Otras veces, se hace una maestría por motivos muy personales de cumplir con ese requisito, tan exigido hoy en día, o porque se quiere tener el derecho a la asignación de determinada compensación, como suele ocurrir en determinadas áreas laborales, como en el Ministerio de Educación y en algunas universidades.
En la actualidad, hay quienes realizan una maestría sin tener una meta precisa, aunque, al final, se disponga a colgar el diploma en una pared, porque su fin era servir de ejemplo a sus hijos y a sus allegados.
Para qué hacer una maestría en lingüística aplicada en un país subdesarrollado y dependiente, como el nuestro?
Lo primero que debemos suponer es que usted ha obtenido el debido diploma de licenciatura en un área compatible con el estudio de la lengua, ya que ha elegido especializarse en torno a un saber que está intrínsecamente vinculado al desarrollo del sujeto, como ente pensante. Y el hecho de sostener una relación de complicidad con el sujeto, nos induce a estar comprometidos con el desarrollo del Estado, con el desarrollo sostenible y sustentable de nuestra nación. Somos lo que ha sido nuestra lengua y nuestra cultura., porque es desde la lengua que el sujeto se empodera de sí mismo y de su entorno vivencias.
La lengua es el fundamento para el dominio y la transformación del sujeto y de su realidad. Todo problema de lengua es un problema de pensamiento. Un problema de lengua es un problema de Estado.
Vuelvo a repetir una vez más: La lengua es el único saber que se aprende, para aprender y dominar otros saberes. De ahí que el sujeto que no domina la simbología de su lengua, no puede dominar nunca otras simbologías. No podrá dominar la simbologia de la física, ni de la química, ni de las matemáticas. De ahí la importancia de tener conocimiento y dominio del saber lingüístico.
Nosotros somos los que estamos en facultad o habilitados para el dominio, la construcción y el análisis o el desnudar de la discursividad de los sujetos. Somos el pensamiento hacia el poder, porque es a partir de la lengua que construimos la emancipación o la enajenación del sujeto.
Siendo esto así, entonces, no hay que conceptualizar más para que se tenga una visión clara y precisa del valor cultural, educativo, político e ideológico de la importancia de tener dominio de la lengua, de nuestra lengua.
Somos los llamados a orientar o asesorar al sistema educativo nacional en torno al funcionamiento de la lengua materna y su funcionamiento transformador, como basamento de producción y proyección del pensar en nuestra sociedad.
Detrás de todo poder, hay hombres y mujeres con dominio de su lengua organizando el pensar, desde los discursos y las políticas de los dirigentes. Somos humanismo, criticidad, creatividad y transformación de la realidad. Somos la proactividad del Ser ante el mundo. Somos hacedores de otros mundos en esta era que ya trasciende lo global, porque es el tiempo de la enunciación planetaria de la ciberrealidad.