Todos los partidos que participan en las elecciones son corruptos, reaccionarios, de derecha y pro imperialistas; no hay diferencias entre ellos, son iguales. No nos importa que se vaya o se quede el PLD, son los mismos. La única salida es el cambio radical del sistema, pa’ la calle, Asamblea Constituyente… ¡Oh Dios! Baja rápido, la falta de sabiduría tiene a la gente vuelta loca y sin ideas.
Señores, esto está de manicomio. Se ha perdido el buen juicio para analizar los acontecimientos del presente, con proyecciones a futuro. La intoxicación ideológica y la confusión del momento, le impiden observar la actualidad, que se mueve constantemente, provocando un ligero mareo, con fuerte dolores de cabeza, que le estorba el pensamiento y estudiar los fenómenos objetivamente.
Donde la locura toca fondo y desnuda, en blanco y negro, las verdaderas intenciones, es cuando llaman a no votar en la próximas elecciones, por el peligro de ser contagiado por la pandemia del coronavirus: todos son los mimos. El estar acéfalo en esta coyuntura permite caminar de espalda a la voluntad y deseo de la población. ¡Muy lamentable!
¿A quién beneficia, la abstención, no votar?
No se sorprendan, estamos acostumbrado a ese tipo de accionar, cuando se trata de acompañar al pueblo en su lucha, en el momento que se harta, contra gobernantes malos: corrupto, represivo, asesino, incapaz y, sobre todo, ladrón. No crean, en esta ocasión, aunque se queden fuera, la población unida sacará del Palacio Nacional a Danilo Medina y al PLD, derrotando en las próximas elecciones a su Penco; por las buenas (…).
No se trata de escoger candidatos revolucionarios, comunistas ni nada parecido; en este caso, si se quiere, ahí esta Guillermo Moreno de ALPAÍS. El que puede vencer a Danilo y al PLD, tampoco guarda ningunas de las condiciones antes señaladas, es un hombre que forma parte de la burguesía, Luis Abinader, con un partido, PRM, con fuertes lazos con sectores dominantes. Su programa de gobierno y sus promesas garantizan, con la presión de la población, la institucionalidad de la administración pública, cambio del modelo de gobernar, garantizar una justicia “independiente”, etcétera.
No es un delito capital pactar, llegar a acuerdos políticos y programáticos con un sector de la burguesía para vencer un enemigo común. Siempre y cuando no se pisoteen los propósitos de los revolucionarios. El objetivo es derrotar a Danilo Medina, al PLD y su Penco. Y cambiar el rumbo en la dirección de la administración pública.
Se busca cambiar el escenario institucional que nos permita transitar el camino con nuevos bríos; con expectativas tangibles que pueda ser aprovechada para avanzar. Eso sí, sobre la base de la unidad, un programa y un protocolo, e ir creando una nueva alternativa política de lucha, en cualquier terreno.
Los revolucionarios no pueden ni con su alma, como dice el pueblo. Su condiciones ideológica, política, organizativa, falta de un sólido liderazgo, influencia en la sociedad y poder de convocatoria, son frágiles. No se dan cuenta que continuar por ese derrotero, de divisiones y aislamiento, se convertirán en el hazme reír de la política dominicana, caribeña y latinoamericana. Repitiendo los mismos errores desde la década del 60s hasta ahora.
La izquierda revolucionaria nunca ha trabajado para las coyunturas, en particular los procesos electorales, siempre quedan sorprendidos ante las eventualidades; al final comienza a inventar, se cruzan de brazos o se paran en las esquinas a criticar, descalificar, a todo el que cruce. Condición esta, entre otras cosas, que provoca profundas frustraciones, perdida de expectativas y abandono de la revolución de importantes dirigentes, militantes y simpatizantes. Ante las circunstancias hay que tener a manos un plan que permite hacerle frente a los desafíos y avanzar hacia objetivos alcanzables.
El momento es electoral y como tal debe ser tratado: olvídense de los inventos. Estar preparado; tomar las iniciativas y enfrentar los planes conspirativos y fraudulentos del gobierno de Danilo Medina y el PLD. El uso y abuso, utilizando la presencia de la pandemia del Covid 19, descarado de los recursos públicos con fines electorales y para enriquecer, en forma ilegal, sus patrimonios personales, son inadmisibles. Se van por las buenas, votando el próximo 5 de julio, y serán derrotados ante cualquier eventualidad.