Indudablemente, hoy en día en nuestro país, vivimos tiempos muy difíciles. Nos aquejan males de diversa índole: corrupción, delincuencia, saqueos del erario público, clientelismo, descontrol del gasto del estado, nepotismo en instancias del estado, secuestro de los poderes del estado en manos de un grupo, un sistema judicial inoperante y manipulado, carencias y necesidades básicas insatisfechas para la gran mayoría que se refleja también en un sistema de salud precario, un sistema educativo mediocre y otras tantas instituciones fallidas.
Tenemos además, un deficiente sistema energético, precariedad en el suministro de agua y servicios de por más que no se corresponden con lo que el estado está llamado a proveer a la ciudadanía. Se podría definir este sistema como una guerra civil silenciosa que busca que la clase política junto a su flamante y recién creada plutocracia controle de manera absoluta el discurrir de la vida nacional bajo la cuasi complicidad de los sectores que controlan la economía nacional.
Hoy en día, nos encontramos frente a un autoritarismo que embarga el futuro de nuestra nación, reduciendo el enfoque de las prioridades nacionales a cuestiones sobre la ley de partido y otras pugnas internas de los partidos que durante años se han repartido el país cual pastel y prácticamente poniéndose de acuerdo en cuanto a los turnos que toma cada uno. La agenda nacional es de por mas trivial y populista en este momento.
La gran mayoría ve las elecciones como un simple espectáculo mediático, una gran chercha nacional de promesas. Pan y circo, nada más
Uno de los efectos que más nos afectan de esta guerra es el del Control de la Población por parte de la Población a través de la delincuencia común y la corrupción de las autoridades que están llamadas y deben a cuidar a la ciudadanía. El toque de queda es inminente y no requiere comunicado ni silbato. En nuestro país tenemos retenes policiales en las entradas y salidas de los barrios que sin mediar palabras apresan jóvenes que vienen o van para su trabajo de manera arbitraria. Hace apenas unos días un joven se salvó de ser conducido aun estando en orden debido a que estaba grabando el suceso.
Tenemos casos de jóvenes a los cuales -ha sido evidente en vídeos- las autoridades antinarcóticos les han plantado drogas para hacerles un expediente. En estos días un legislador del partido de gobierno denuncio que existía una estructura que revendía la droga que era decomisada en operativos. Y si analizamos a fondo estos elementos, cuando tenemos jóvenes fichados que no pueden acceder a un trabajo decente y cuyo pasado fue manchado de manera injusta, que es lo que tenemos: una incubadora de microtraficantes que luego se convertirá en la próxima generación de delincuentes pues una vez le han tronchado el futuro, ya no les importa nada. Salen a atracar, a delinquir y matar. No les queda otro camino ya que no hay una real intención de regenerarlos o enmendar el abuso.
Esta masa delincuencial producto de la indiferencia y la desigualdad ejerce presión sobre la clase media mediante robos y atracos. Es sabido que con las esferas más altas no inventan mucho, puesto que saben que podría costarle mucho. De hecho, en esta guerra civil silente, la clase más golpeada es la clase media, no solo porque es abusada con impuestos de toda índole sino por la presión que le ejerce la delincuencia para que se proteja contratando servicios de vigilancia, cámaras, alarmas y hasta escoltas.
El propósito de esta guerra es que el nivel de protesta quede entumecido. Existen razones de más para que el pueblo este tirado a la calle, pero el control mediático, una de las armas silentes más poderosas, mantiene al pueblo entretenido y narigoneado infundiéndole un sentido de conformismo que anula su voluntad. El control mediático es la burundanga audiovisual que consumismo con televisión y radio chatarra que no aportan al intelecto y que contienen entretenimiento vacío.
Podríamos decir que desde los apagones programados hasta los tapones programados son parte de engranaje que necesita que seamos parte del sistema y que aportemos con impuestos artificiales como lo es la inflación galopante que nos golpea, el alto precio de los combustibles y demás productos de primera necesidad para que siga el despilfarro del gasto público al antojo de aspiraciones continuistas y demás yerbas.
El sistema esta creado para crear mano de obra barata a través de la desigualdad y de un precario sistema educativo. Crear pacientes cautivos a través de un precario sistema de salud. Crear delincuentes que ejerzan presión en la sociedad a través de un sistema policial y de justicia deficiente. Las precariedades nos mantienen ocupados.
No ha servido de nada marchar, no funcionó o no ha sido efectivo el incremento en 4% al presupuesto de educación, no ha servido de nada el reclamo ya que la mayoría no entiende que el único poder que tiene ante los corruptos y depredadores del estado es su voto. Su simple voto electoral. Y la razón por la cual no lo ha entendido es que prefieren un pica pollo, ron o unos cuantos pesos para votar por quien les proporcione eso el día de las elecciones. La gran mayoría ve las elecciones como un simple espectáculo mediático, una gran chercha nacional de promesas. Pan y circo, nada más. Pan y circo.