El otro día leyendo un artículo sobre la integración europea, vi que lo firmaba un profesor de la Universidad de Atenas, Lukas Tsoukalis, quien, además, es el director del principal Laboratorio de Ideas de Grecia, y miren por dónde, se nos ocurrió que podía ser un excelente ejemplo para implementar este tipo de institución en nuestro país, donde las ideas modernas, útiles y productivas, son más escasa que las muelas de gallo. No sabemos muy bien cómo funciona ese laboratorio, seguro que deber ser algo bien sofisticado, con un grupo de sabios analizando a fondo y de mil maneras, cómo solucionar muchas cosas importantes para su nación.
Aquí, podríamos aplatanarlo y hacer algo así como los “brainstormigns” o tormentas de ideas que se hacen en publicidad, y en otros tipos de empresas que precisan de soluciones originales a proyectos por realizar. Estos “bainstorming”consisten en que un grupo de personas, creativos profesionales, ejecutivos, empleados, mensajeros y hasta la mujer que sirve el café, que de sobrevivir la vida diaria sabe muchísimo, pueden participar con la única regla de despojarse de miedos y prejuicios del qué dirán los demás, y comenzar a soltar chorros de ideas sobre un tópico determinado, y no importa que lo que se diga pueda ser medio acertado, nada acertado, o disparatado, lo importante es plantear opciones, unas detrás de otras, todas las más posibles, por raras o inverosímiles que puedan parecer. Los resultados suelen ser muy buenos, y hasta sorprendentes. A veces, lo que parecía una tontería, tratada a fondo, maquillada, o desarrollada con talento, puede resultar al final una idea excelente.
Así pues, podríamos tener nuestro Laboratorio Dominicano de Ideas, tal vez a alguien se le pueda ocurrir cómo eliminar de una vez por todas los vergonzosos barrilitos de los legisladores que nos cuestan tanto a los contribuyentes. O plantear alguna solución digna para los envejecientes que deambulan por ahí sobreviviendo milagrosamente con pensiones misérrimas, o lo que aún es peor, sin ellas. O dar soluciones para mejorar un tráfico que en estas calles nuestras,es una verdadera antesala del infierno. O cómo poner un precio más justo a los combustibles, que ya están cogiendo de nuevo el rápido ascensor de las subidas, tan agradables y engordadoras para las arcas de los gobiernos. O plantear un nuevo sistema de producción que permita una mejor y más justa distribución de la riqueza, y así eliminar las sardinas -sardinitas-de dependencia política y social bautizadas con el eufemismo de “ tarjetas de solidaridad”. O plantear sistemas políticos realmente avanzados, con mayor participación ciudadana y ampliación de la corta y coja democracia que padecemos.
Claro que, tendríamos que poner un buen moderador, por si acaso a alguien se le ocurren ideas tan tradicionales y perniciosas de doblarse el sueldo de un fuetazo en caso de ser regidores o síndicos en Santiago o en cualquier otro lugar del país. O poner costosos scanner de una rápida lentitud para acabar contando votos semanas después de finalizadas las elecciones. Como sea, el LDI, Laboratorio Dominicano de Ideas, es algo bien interesante, es cuestión de implementarlo debidamente para obtener resultados que puedan ser aplicados con éxito y de manera rápida.
Un servidor de ustedes, experto como pocos en soltar disparates -recuerden que soy candidato al Premio Nobel en esta competida categoría- me propongo como participante activo, sin aspiraciones a cargos directivos y sin cobrar un chele. Si alguien más se anima, será bienvenido a tan innovador como necesario proyecto.