Cada día durante la pandemia pasan mis hijos por mi casa. Ellos saben que deben cuidarse, porque cualquier descuido es un peligro para mí.

Por la mañana pasa mi hijo mayor con mi nieto menor. Por la tarde mi hijo menor, mi nuera y mi nieto mayor. Cada nieto tiene sus preferencias cuando vienen a visitarme.

Luis Arturo, el pequeño, cuando llega, enseguida entra a una habitación y saca una pequeña guitarra y un violincito que pertenecieron a Luis Alejandro. Cuando se cansa, le toca el turno a los camiones también  heredados de su hermano, ya que ellos no son primos, son hermanos y tienen dos padres que son los mismos. El pasado miércoles cuando Luis Arturo sacó la pequeña guitarra, mi hijo me dijo que él se recordaba cuando por las noches, en que  no había luz, yo les cantaba acompañada de la guitarra. Eso trajo recuerdos de mi niñez y pre adolescencia.

La Escuela de Bellas Artes de La Vega se encontraba en el “Palacio de Don Zoilo”, en la Calle José Horacio Rodríguez, esquina Duvergé, frente al Parque de las Flores. Allí yo asistía a tomar clases de piano y de pintura. Tuve la gran dicha de recibir clases de pintura nada más y nada menos que de los Maestros Guillo Pérez y Elías Delgado. De piano me daba clases Doña Pilar Aude y de solfeo, Doña Armida Estela  García Godoy de Montesano.

Recuerdo por las tardes ver de lejos a mi gran amigo Danilito Monción tomando clases de violín. También a un muchachito llamado Luis Ruiz, quien llegó a ser violinista y primera flauta de la Orquesta Sinfónica Nacional, pero que según me dice mi hijo es el mejor músico y el más completo. Además de la flauta y el violín, toca el clarinete, el saxofón y no sé cuáles instrumentos más.

Para la guitarra, en un principio fui autodidacta, claro en cierta forma, porque a mi casa iba un profesor a darle clases a mi hermana Cristobalina y yo me sentaba a mirar, aunque al profesor no le gustaba pues sabía que lo que yo estaba era aprendiendo sin pagarle. Creo que mi hermana ha sobrevivido a la soledad y la distancia gracias a la guitarra, su canto y su tejido. Luego aquí en la capital recibí clases de guitarra en la Escuela Salvador Sturla. Mi profesora era Glorín Carrasco. Llegamos a tener una hermosa presentación en el Palacio de Bellas Artes, eso en 1972, si mal no recuerdo.

Pero lo que con más nostalgia y cariño recuerdo es cuando nos juntábamos todos los primos a solfear cantando en la casa de mis abuelos maternos en Cotuí. Casi todos mis primos tocan guitarra. Nicolás además toca piano. Mis primos mayores Antonio y Manuel tocaban clarinete, (estos dos, no participaban de nuestras tertulias). Mi hermana Araceli perteneció al coro de la UASD.

En la familia Rincón Santos, Quisqueya canta como los ángeles, incluso, lleva veinte años preparando un coro de niños en la iglesia. Prepara las veladas, el carnaval y todo lo que tenga que ver con arte, también pinta. Miguel Cecilio canta y pita imitando el trino de los jilgueros, muchas veces en la actualidad canta en el piano bar del Club Naco.  José Alberto percusionista, Francia y Fátima cantan. Francisco es el historiador de la Provincia Sánchez Ramírez. De la siguiente generación de éstos, Guery y Carla cantan. Los hijos de Cecilia tocan piano y pintan. Misael el de Francisco es cineasta.

Andrilo le gustaba tocar las maracas o todo lo que fuera percusión. Zoilita, César Ramón y Ana Imelda, cantaban, Luis pitaba. En una palabra, formábamos lo que se dice un can con la tocadera y la cantadera.

Por el lado de mi tío Chiro, el Profesor Augusto Rincón, quien era violinista, están sus hijos, los violinistas Pedro, Alberto y Antonito, (Los Rincón, como les dicen).

En la siguiente generación están: mis hijos, uno violinista y el menor tocaba piano y violín. Mis cuatro sobrinos, Tito y Elo pianistas y guitarristas, Nanén percusionista, además de cineasta y Nina canta precioso. Mis sobrinas MaryAnne el clarinete y mi sobrina Kiki, graduada en una universidad norteamericana en Arte, pinta que deleita el gusto de los más exigentes. Mis sobrinos y sobrinas nietas: Ayana, muy destacada en ballet. María Lourdes, mi Nenecita, canta con voz de cielo. Marcus, estudia arte y es un gran retratista. Leah está muy avanzada tanto en piano como en saxofón y Adriana, quien ya llamó a su Papáchicho, (Luis Augusto), porque quiere tocar violín.

Los hijos de Alberto y Antonito tocan violín y violoncelo y uno de ellos canta. También en los Reyes-Rincón Peguero hay un joven, hijo de Gloria Rhina que toca clarinete y saxo. Ese vive en Puerto Rico y tiene una destacada carrera musical.

Creo que esa vena artística nos viene por la parte de los Rincón. Donde mis tíos abuelos Fello y Papá Arturo tenían  piano en sus casas. Mi abuelo tocaba violín y clarinete. Todas mis tías, incluyendo a mi mamá, gozaron de una voz privilegiada.

En una palabra, orgullosa de todos mis primos y la descendencia. Los quiero y los recuerdo con mucho cariño. Cuando nos encontramos ya sea en algo triste, pero sobre todo en un acontecimiento de alegría, nos abrazamos y nos demostramos el mismo amor como si hubiéramos estado juntos el día anterior.