No tiene nada de raro que el Dr. Euclides Gutiérrez Félix se refiera a Junot Díaz, escritor domínico estadounidense ganador del premio Pulitzer, profesor de Escritura Creativa en el Instituto Tecnológico de Massachusetts –MIT, por sus siglas en inglés- y editor de la revista Boston Review, como «un pájaro que lo que viene aquí (República Dominicana) es a eso (‘pajarear’, tener sexo con otros hombres; es lo que quiere decir quien debería estar hablando como intelectual, no como “Pancho, el que despluma pollos”)». ¿Por qué no tiene nada de raro? Por precisiones históricas, desde el punto de vista sociopolítico, acerca de la bravura del pueblo dominicano que él mismo se ha encargado de enarbolar. (Paréntesis míos, nh).
De acuerdo a sus conclusiones, “el dominicano no ha conocido nunca la palabra amo”, en alusión directa a la esclavitud con la que vivió la mayoría de los países del mundo, lo cual es muy cierto. Lo que permanece oculto como resultado de su extraordinario esfuerzo por desentrañar la historia, y que bien debería conocer el Sr. Gutiérrez Félix, es que esa “bravura” que exhibe como un triunfo étnico no es más que el producto final de la deformación social dominicana.
Mientras todos los países con cierto grado de civilización se vieron influenciados por la oligarquía esclavista (etapa previa al desarrollo de la burguesía), el nuestro -República Dominicana- terminó siendo moldeado por la conformación social más atrasada que registra la historia en los últimos 500 años: la sociedad hatera. La oligarquía, con el aparato represivo del Estado en sus manos, por ser a la misma vez clase gobernante y dominante, propició el establecimiento de colectividades humanas de respeto y orden mientras, en el otro lado, en el que con muy poca compañía estamos ubicados, el hatero, un producto natural de la tergiversación social y la insuficiencia de desarrollo en el estadio cultural propio de las sociedades avanzadas, se encargó de sembrar la anarquía y el caos, llevándonos a vivir como “chivos sin ley” en un medio en el que cada quien actúa bajo el impulso que le dictan las condiciones propias de su ser.
Esa bravura que Euclides Gutiérrez Félix quiere convertir en un ícono no es más que el tigueraje aludido por Minou Tavárez Mirabal mientras enjuiciaba la perversa modificación que se hizo a la Constitución para mantener en el poder el menosprecio por los valores y las leyes y la impunidad que sustenta el saqueo al erario.
La diputada fue calificada como “una persona que vive de un apellido, que no trabaja y que se ha convertido en critica de todo y hacedora de nada” por el jefe de la CDEEE, Rubén Bichara, ante la denuncia que realizara sobre la sobrevaloración en la construcción de dos plantas carboeléctricas en Punta Catalina, Baní, que por cierto, partiendo de un estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) para la determinación del costo promedio de construcción ("overnight" – sin los intereses) en USD/KWe (dólares americanos/KW eléctrico), se puede concluir que oscila entre 336 y 480 millones de dólares (entre 15 y 21 mil millones de pesos dominicanos, sumas exorbitantes que, con toda seguridad, sirvieron para pagar la modificación a la Constitución, cubrirán la campaña reeleccionista y harán millonarios, por medio de la acumulación originaria, a los nuevos miembros que ingresarán, gracias a la perversidad con la que se ejerce el poder, al Comité Político de esa Compañía por Acciones que se hace llamar Partido de la Liberación Dominicana).
De igual forma se comportó el presidente Danilo Medina cuando le dijo a la prensa, con arrogancia pasmosa, para posteriormente tener que tragarse sus palabras, "yo hablé de ese tema en febrero y lo cerré”, aludiendo el resultado de la regularización de inmigrantes (o, con más propiedad, de haitianos), y cuando expresó, en una cumbre regional que se llevó a cabo en Guatemala, haciendo uso de la misma irracionalidad y de la falta de cordura intrínseca en el poder fáctico que se ejerce al margen de un fiel y recto cumplimiento de las funciones, que “la República Dominicana no va a aceptar chantajes”.
Los insultos y atropellos contra la esencia de la vida institucional y democrática no terminan con los exabruptos del presidente; el Sr. Pedro Corporán, director del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP), ha amenazado a Marino Zapete y a los principales ejecutivos de Noticias SIN expresando, en plena audiencia, que la situación generada por la querella que ha interpuesto por supuesta difamación “se va a resolver de manera civilizada o como sea” (negritas mías, nh); al senador Reinaldo Pared Pérez le faltó poco para comerse vivo a un periodista cuando le preguntó por el barrilito: "Ud. no es más que un irrespetuoso", le dijo, con los ojos fuera de órbita, como si interactuara desde otro plano, por encima de los demás componentes sociales; el director de Ética e Integridad Gubernamental, José Joaquín Bidó Medina, al ser cuestionado por una periodista sobre lo tratado en el Palacio Nacional, en razón del discurso pronunciado por el Dr. Leonel Fernández, reaccionó violentamente, con expresiones privadas del juicio y la razón, gritando “Nada, nada; no me pregunten que no voy a contestar nada. Yo sé la línea de ustedes… no tengo nada que decir…” (la tosquedad y falta de finura llegaron más lejos; ante el ofrecimiento para ayudarle a bajar las escalinatas, la desconsideración fue de tal magnitud que, sin la más mínima cortesía hacia la dama, ignorando olímpicamente el humanitario gesto, expresó: “No me ayude, no me ayude… no le acepto la ayuda”)…
Nada de raro tienen los asaltos repentinos y violentos de Euclides Gutiérrez Félix (quien prácticamente ha barrido el piso con todos los periodistas e intelectuales “que el tigueraje no ha podido comprar”), Danilo Medina, Reinaldo Pared Pérez, Rubén Bichara, Pedro Corporán, José Joaquín Bidó Medina, etc.; es el proceder típico de un gran número de peledeístas y rémoras que el poder ha corrompido. Habiendo estudiado la deformación que nos fue legada por una sociedad hatera, han incrementado exponencialmente las imperfecciones, desviaciones y carencia de valores, llegando a exhibir, con un accionar altamente peligroso que se muestra con más ímpetu cada día, el abuso de poder en el trato con las personas, que no es más que el comportamiento natural de los déspotas, de los tiranos… de los dictadores.
Pasarán siglos para que quienes gobiernan la República Dominicana, sobre todo si proceden de agrupaciones políticas incapaces de honrar sus nombres y a los hombres que las fundaron, aprendan a respetar al pueblo -al que se deben-; a hablarle a los ciudadanos y a la prensa con la verdad y el debido respeto; a participar en foros internacionales con la altura que se espera y sin las bravuconadas a las que nos han acostumbrado cuando, con el debido conocimiento de las debilidades institucionales y desviaciones sociales, se han visto en la necesidad de apelar a un nacionalismo de pacotilla que se ha esmerado en conferir estatura de patriota a Trujillo y a Balaguer… En fin, cuando aprendan a no usar el tigueraje que surge de la arrogancia y la prepotencia que proporciona un medio castrado cuando ambas son utilizadas para aplastar a todo aquel que, con legítimo y pleno derecho, se ve precisado a indagar sobre las acciones, del tipo que sean, que resultaren de un ejercicio cuestionable.
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
28 de junio de 2015