Recibí muy temprano la noticia de que Jorge Cela partió hacia el otro plano. No podía creer que fuera verdad, pensar que no vería más a Jorge me parecía imposible. Un fuerte dolor y una profunda tristeza me embargaron. Inmediatamente he estado repasando las huellas que Jorge dejó en mi vida que han sido de una gran trascendencia.

Jorge Cela fue mi mentor, amigo y asesor. El me conectó con la realidad de los barrios urbano-marginales de Santo Domingo cuando apenas iniciaba mis estudios en la carrera de Antropología. Él le dio el sentido y contenido a la razón de ser de mis estudios como antropóloga social. Con él me di cuenta de que la lectura antropológica de la realidad social inicia con la convivencia directa con esta, la perspectiva etnográfica en toda su extensión. A través de Jorge me conecté con COPADEBA y con los barrios urbano-marginales desde la vivencia cotidiana con sus moradores y sus luchas. Me abrió las puertas a ver una realidad invisible, la cultura de la pobreza y la marginalidad desde las orillas de los ríos y las periferias de la ciudad de Santo Domingo.

Jorge Cela representa un modelo único de líder espiritual combinado con el ejercicio antropológico y la gestión urbana y social. Su legado en nuestro país abarca muchas áreas y sectores de la vida social y cultural. Fue pionero en el análisis antropológico de la marginalidad urbana con perspectiva etnográfica. Su vinculación con los barrios y sus moradores combinaba el sacerdocio con el ejercicio antropológico y la educación popular. Una combinación que favorece significativamente al cambio social y al empoderamiento de los sujetos sociales, que era uno de sus objetivos.

Aportó significativamente en la aplicación de un modelo de educación popular basada en los principios de educación liberadora de Paulo Freire desde el trabajo con las comunidades eclesiales de base en los barrios urbano-marginales de Santo Domingo conectado con organizaciones de base. Fue una figura clave en la conformación de Ciudad Alternativa junto a COPADEBA y CEDAIL a finales de los 80 para darle contenido y propuestas de mejoramiento urbano integral a la lucha contra los desalojos ejecutados por el gobierno de Balaguer a finales de los 80.

Jorge Cela siempre lograba identificar los aspectos neurálgicos de las estrategias de poder en la manipulación y sostenimiento de la desigualdad social en el país y las develaba magistralmente en un lenguaje sencillo accesible a los sectores populares para favorecer su empoderamiento. Ponía especial énfasis a las desigualdades sociales develando la vulnerabilidad, la pobreza y la riqueza cultural presente en el caminar de la gente del barrio. No sumergía a la gente en la sumisión ni en la victimización, sino que por el contrario le hacía ver su sabiduría y su inversión en la configuración urbana de la ciudad de Santo Domingo en medio del despojo y la violencia estructural que viven.

El sigue presente en la piel de mucha gente que recibimos sus enseñanzas y en cada persona que desde los barrios compartió su compromiso espiritual y social. Sus reflexiones y su obra están en muchas vidas, artículos y en un libro que deja una clara lectura de la marginalidad, “La Otra Cara de la Pobreza”.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY