En algún momento del devenir histórico de este país, el gobierno dominicano debe solicitar el cambio de nombre de ese Instituto de Educación Superior Para la Formación Diplomática y Consular, por el de Escuela Diplomática y Consular de la República Dominicana, como estaba desde que se creó. Las naciones con reconocida tradición en la Formación Diplomática y Consular, eso es lo que tienen, no tienen "institutos" y ese cambio no le quita su nivel en la educación superior, ni le invalida para recibir el presupuesto anual que debe entregarle el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT).
Reiteró que en ese espacio académico, el país tiene un gran soporte de proyección y de posibles aportes para su desarrollo sustentable y sostenido. Es por eso que entiendo que se le debe dar el apoyo gubernamental pertinente, de forma tal que se le otorgue la prioridad necesaria que le permita mantener los estándares de publicaciones, de investigación y de extensión necesarios para fijar su prestigio a nivel mundial, ya que poseemos recursos humanos con alto nivel académico, ético y moral, los cuales no puede seguir siendo omitidos u olvidados por razones propias de la politiquería y de la ingratitud, cuando están en condiciones óptimas para aportar a nuestra nación y al mundo.
El referido Instituto de Formación Diplomática y Consular, presentará un Programa Operativo Anual (POA), el cual tendrá un capítulo destinado a la investigación, la publicación dentro de las áreas de la política exterior del Estado y de las Relaciones internacionales. Con eso satisface mi inquietud de validar su eficiencia académica, de acuerdo al artículo 45 de la referida Ley Orgánica 630-16 del Ministerio de Relaciones Exteriores.
De acuerdo al Artículo 46 de la referida Ley, ese Instituto contará con un presupuesto propio, conforme a la normativa vigente en materia de educación superior, dentro del Presupuesto General del Ministerio de Relaciones Exteriores. El Rector o la Rectora deberá rendir anualmente ante el Consejo Superior un informe académico y financiero de las actividades del Instituto al final de cada año fiscal. Es decir, debe rendir su memoria anual, lo que los obliga a actuar con transparencia en todos los movimientos académicos, económicos, de investigación y de extensión diplomática y consular que desde allí se ejecuten.
Se trata, entonces, de un espacio de educación superior que estará regido por los cánones y/o principios reglamentarios del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT). Quienes allí laboren como docentes y como dirigentes, como mínimo, deben poseer una maestría en el área o un doctorado en el área o disciplinas afines. De ahí mi insistencia en que, para asegurarnos un poco de que la politiquería no invada ese instituto, hay que aplicar fundamentos académicos, sin importar el color de quienes llenen los requisitos establecidos. De otra manera, estaríamos brindando al país, otro "huacalito" más para ser llenado por "botellas" y compromisos de nuestra viciada partidocracia dominicana.
Sería algo vergonzoso que ocurra eso en el Ministerio de Relaciones Exteriores, cuando tenemos la gran oportunidad de profesionalizar nuestra Carrera Diplomático y Consular.
El señor presidente de la República y el señor Canciller, deben entender esa situación y actuar en consecuencia, sobreponiendo el interés estatal nacional, por encima de los intereses personales. De ser así, la República Dominicana tendrá voces con fundamentos éticos defendiéndola en todos los foros, seminarios y congresos internacionales, evitando que nos sigan sancionando a nivel internacional, porque carecemos, en algunos casos, de representantes especialistas en el área de las relaciones internacionales, ya que son "activistas" de la politiquería. Por suerte, ese lamentable cuadro, nada más se ve en algunos embajadas y consulados que son cuotas de "acuerdos" realizados con "ventorrillos" de nuestro escabroso patio político.
El señor presidente de la República, el compañero Danilo Medina, en esta ocasión, debe actuar en consecuencia, para que esta gran oportunidad sea aprovechada para darle sentido, pertinencia y rigor académico a la Carrera Diplomática y Consular, apoyando al Instituto de Educación Superior de Formación Diplomática y Consular, por el bien de la República Dominicana, desde una diplomacia más proactiva y menos politiquera. Así se casará con la gloria. Y haréis justicia.