La joven Gleidy María Muñoz Gómez en modo alguno sabía que el pasado jueves que contáramos dieciséis (16) del presente mes, se convertiría en el última día de su vida en esta tierra en razón de que su ex compañero sentimental tenía previsto asesinarla, acudiendo para ello a un motel. Lo lamentable ocurrió: Pedro Luis Báez dio muerte a Gleidy en una habitación contigua a la que se encontraban sus hijos, en una acción que pudiera llenar de indignación al peor de los insensibles.
Ocurrido el hecho, la Procuraduría Fiscal de la Provincia de Santiago solicita la imposición de medidas de coerción en contra del imputado consistente en prisión preventiva, y para sorpresa de la sociedad, el juez de la instrucción que tuvo a bien conocer la audiencia, salta como "ágil canguro la barrera de la objetividad", y en una decisión con sobrados precedentes de otros casos de igual gravedad, dispone la imposición de una garantía económica que tendría como consecuencia la puesta en libertad de "una bestia más", y la Fiscal de Santiago, Jenny Berenice, acude a la medida del desacato en razón del carácter de su indignación, y yo en la misma situación emocional me pregunto:¿Qué transcurríapor los hemisferios cerebrales de ese juez al momento de tomar dicha decisión?. Luego afirmo: Qué timbales mi hermano!
La solicitud de imposición de medidas de coerción en contra de un imputado se realiza con el objetivo de "asegurar la presencia de este" durante el procedimiento de investigación que realiza el ministerio público, de conformidad con el Artículo 222 y siguientes del Código Procesal Penal, y la gravedad de las medidas a imponer la determinará si existe o no peligro de fuga partiendo de la vinculación del imputado con el hecho acontecido.
El juez que conoce de la solicitud de imposición de medidas, para construir su valoración acerca del peligro de fuga del imputado, debe tomar en cuenta varias circunstancias como son el arraigo en el país, es decir, si dicho imputado posee residencia habitual, asiento de familia o negocios, la pena a imponer atendiendo la gravedad del hecho, la importancia del daño que debe ser resarcido, y porque no, si el imputado constituye un peligro para el buen desarrollo de la investigación, esto último adoptado de varias de decisiones judiciales de otros países y de doctrinarios y maestros penalistas como es el caso de Marcelo Solimine, el cual lo resalta en su obra "Tratado sobre las causales de Excarcelación y Prisión Preventiva en el Código Procesal de la Nación".
Habiendo establecido a modo de resumen las causales o circunstancias que debe tener en cuenta un juez para imponer las medidas de coerción, nos damos cuenta de que el magistrado de Santiago en forma alguna "se detuvo" a analizar las mismas sobre la base específica de lo gravoso del hecho y de la posible pena a imponer, revestido estocon la falta de sensibilidad social que exhiben algunos actores del sistema de justicia penal del país, entre los que se encuentra el citado honorable.
La decisión judicial "a todas luces grosera" del magistrado y la determinación de la Fiscal de Santiago de no ejecutar la libertad a favor del asesino, nos lleva nuevamente a reflexionar sobre elcompromiso social que están llamados a asumir todos los actores del sistema, ya que una disposición irresponsable de un juez puede llevar a un miembro del ministerio público de estricta sensibilidada desacatarla, que es lo mismo que hacer justicia con sus propias manos, lo que para muchos entendidos en la materia pone en "entredicho" la seguridad jurídica y la consolidación de un verdadero Estado de Derecho, sin embargo, para la sociedad en sentido general la posición asumidapor la Fiscal ha sido aplaudida, aunque ya el asesino "con supuestos deseos de morirse" se encuentra en libertad.
Aunque tenemos en extensa mayoría muchos jueces de calidad y seriedad sobradas, queda una vez más el compromiso, ahora del Consejo del Poder Judicial, de continuar profundizando en la calidad del proceso de selección, evaluación, supervisión y especializaciónde quienes imparten justicia, ya que con ello se hace Patria, sin olvidar que este pueblo reclama implícitamente la necesidad de tener "autoridades más humanas y emocionalmente alfabetizadas".