La palabra vaina, la original, la que proviene del latín, todos sabemos lo que significa, una cobertura vegetal que en su interior hay frutos o semillas. Los guandules y las habichuelas vienen en vainas. Pero la vaina ha traspasado su ámbito vegetal y se ha convertido en algo más con un significado muy diferente al denominar conceptos mucho más abstractos, es ya una muletilla verbal que ayuda en muchos casos ¨a salir del paso¨, pero que a su vez empobrece la abundancia del léxico.

Una vaina puede significar cualquier cosa, pero también su contraria, una mujer muy fea puede ser una vaina, pero una muy bonita también. Vaina es una mala mano de dominó (qué vaina de fichas malas) o una cosa molesta (qué vaina con estas moscas), un olvido (qué vaina, me olvidé comprar la leche) o para designar un simple objeto. (pásame la vaina esa que está al lado de la lata) o algo muy bueno (nos dieron de comer una vaina sabrosa). La vaina es una palabra muy utilizada en Latinoamérica, muchísimo más que en España que es de donde proviene, por lo que podemos calificarla de americana con pasaporte tanto del norte -México- del centro, o del sur.

También hay vainas de Venezuela, de  México, de Cuba, Uruguay, Argentina y de otros países con significados bastante parecidos y hasta diferentes. En nuestra querido patio la acepción vaina junto con las palabras de carajo, la cosa y la pendejá, son tan utilizadas que, como decían con su gracejo inigualable Boruga y Freddy Beras Goico, bastan para entenderse en cualquier momento y ocasión tal como lo demostraron en uno de sus famosos shows comprando unos artículos en un colmado. Decían algo así como ¨Pásame la vaina esa, esa no carajo que es una pendejá, esa sí, e´la cosa¨.

Hay otras vainas como las que se usan para guardar espadas o puñales como se ven siempre en las películas de mosqueteros y espadachines de la Edad Media, vainas peligrosas esas y afiladas, hay que tener cuidado que no nos las envainen en el estómago, en el corazón o en los riñones. También vainas están las de municiones las de los cartuchos y que contienen la pólvora de las balas, aún más peligrosas que las anteriores ¿Han visto de cerca una vaina de bala de tanque de guerra? Es metálica y puede tener fácil un metro de longitud ¡aterradora!

Pero volviendo a las vainas nuestras, las caribeñas, las de calor, ron, y merengue, podemos decir que hay categorías según su tamaño: la vainita, una molestia que no representa apenas problemas. La vaina normal, la de casa, la de todos los días, que como hemos visto sirve para todo, desde maldecir o bendecir, para usarla como jabón de cuaba, o de condimento para un sancocho de siete carnes, y el vainón -aportación venezolana reciente- que se reserva para cosas y casos mayores. Se nos pinchó la rueda en medio del campo y no tenemos repuesto, ¡Qué Vainón! Su mujer o su marido se fugó con su amante, ese es otro Vainón tan grande y retorcido como el asta de un toro bravo. Bueno, dejémonos de vainas que ya va siendo hora de almorzar ¡Buen provecho!