Lamento toda muerte humana. Por ello declaro mi consternación cuando la mañana del viernes 29 pasado me llegó la noticia del fallecimiento de un “hombre público”, el secretario general de un partido fundado por Juan Bosch.

Nada bueno deben traer de estos temas “capicúos”, pero quiero reaccionar a un análisis que ofende mi inteligencia hecho por un youtuber de los que abunda autoproclamándose analista. El sábado en la mañana enciendo la TV y me encuentro a este analista tratando de hablar de psicología, pero con mucho desparpajo, hablando del proceso mental de un sujeto moribundo y repasando “las penas de su alma” luego de haber disfrutado del poder y encontrarse en el infierno de su enfermedad oncológica. “Solo Dios lee en el alma humana, y nadie puede usurpar este poder de Dios”, debió sentenciar algún místico en el pasado.
A los mortales solo nos queda el recuerdo y de éste, ni el mismo fenecido adquiere la visión completa que, según los grados de fe, nos serán revelados el día del Juicio Final, en la versión apocalíptica de San Juan.
Pero hemos avanzado en la comprensión de por qué, luego de experiencias intensas, se somatiza en enfermedades. Es el resultado del avance de «las neurociencias» y un concepto que sirve de puente entre el mundo biológico (soma) y la psiquis: «la epigenética».
¿Qué es la epigenética? Estudia los procesos bioquímicos que regulan la actividad de los genes y que responden a la influencia del ambiente. Según la Fundación Salud por INTERNET, “el ser humano es una mezcla de genes y ambiente. A la hora de construir cada organismo , factores como la dieta, los sentimientos, las emociones y vivencias, el tabaco, los estímulos intelectuales o la higiene acaban pasando factura tanto o más que la estructura genética con la que se nace. Nuestro estilo y calidad de vida pueden propiciar cambios epigenéticos.” Yo añadiría: en cualquier dirección, destructivos o constructivos.
El mundo de la conciencia es tan irreductible que vale el refrán dominicano que sostiene: “Una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja.” En ese terreno la humanidad ha estado hurgando toda pista por conocer lo insondable, hasta recurrir, como nuestros primos los Neandertales que hicieron las ceremonias funerales vistiendo a sus difuntos con sus mejores galas para ir al más allá: con brea, le cubrían el cuerpo para fijar plumas coloridas de aves exóticas. Así insistimos en muchas leyendas que convertimos en verdades sobre el “más allá”.
Mientras estamos sujetos a la espacio-temporalidad de este universo. Luego de iniciarse con el “Big Bang”, solo nos queda esperar el “Big Crunch” que se postula que sería el fin de esta creación. Por lo tanto, solo podemos recordar el dicho que el súbdito que acompañaba al poderoso César en los desfiles triunfales en Roma insistiéndole al oído: “recuerda que eres mortal” o algo así.
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Nobleza obliga. Corresponde por caridad cristiana, solidaridad budista o simple cortesía mundana, hacer llegar a los deudos de las personas que hemos tratado en vida. A Carlos Pared, mi compañero de promoción en el Instituto de Altos Estudios en Defensa y Seguridad Nacional, hoy Escuela de Graduados de Altos Estudios Estratégicos, y al Almirante ® Sigfrido Pared Pérez. ARD, mi Director en el EGAEE. Paz a su alma y conformidad a los deudos, amén.